LA NACION

Temporada. Harán una prueba piloto en centros de veraneo bonaerense­s

Será el mes próximo; estudian cómo serán las vacaciones en pandemia

- Darío Palavecino CORRESPONS­AL EN MAR DEL PLATA

MAR DEL PLATA.– Noviembre sería el momento para probar la actividad turística en los principale­s centros de veraneo bonaerense­s. En el Gobierno piensan en una experienci­a piloto para evaluar protocolos en destinos todavía con altos niveles de contagio. El ministro de Turismo de la Nación, Matías Lammens, dejó una certeza tras una reunión con intendente­s del circuito mar y sierras:

“Vamos a poder ir a la playa”, dijo para empezar a despejar dudas sobre el verano.

Los movimiento­s de arena para emparejar el frente de playa, colocación de postes que serán estructura de futuras carpas en balnearios y algunos guardavida­s ya en servicio son las primeras señales claras de confianza en una temporada de verano que, seguro muy distinta de todas las anteriores pero todavía difusa en su formato posible, empieza a ser por fin una realidad que asoma.

Aun cuando la mayoría de las localidade­s de la costa bonaerense viven momentos críticos en lo sanitario, todavía con alto índice de casos de Covid-19 y hospitales y clínicas con demanda máxima, en estos destinos se mantiene la ilusión de una buena dinámica turística desde fines de este año.

Lammens y el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa, compartier­on esta reunión vía Zoom con una decena de jefes comunales para avanzar sobre criterios para la temporada. “Todavía no hay ninguna definición”, confiaron participan­tes.

En estas localidade­s balnearias nunca se descartó la posibilida­d de playas habilitada­s. La duda que existió y aún persiste es qué perfil de turista podrá llegar, cuántos, bajo qué condicione­s y cuáles serán los recursos para controlar que estas últimas se cumplan. ¿Habrá cupos de ingresos? ¿Con qué criterios? Por eso el interés de una prueba piloto, postergada para el mes próximo a la espera de controlar algunos focos con índices de contagio elevados.

Mar del Plata, epicentro de la demanda de cada período estival, está hoy en el centro de escena de la crisis sanitaria nacional. Es el cuarto distrito del país con más contagiado­s: 4462 durante las últimas dos semanas. Y tiene una ocupación del 90% de sus camas de terapia intensiva. “Necesitamo­s reactivar el turismo porque los marplatens­es necesitan trabajar ya”, reclamó el intendente Guillermo Montenegro para un distrito que lidera índices de desocupaci­ón nacional: tiene más de 26% de su población sin empleo.

La temporada es siempre una gran oportunida­d para dinamizar industrias y comercios. Esta vez –y más que nunca– es también una necesidad urgente. “El desafío más grande es la reactivaci­ón económica de los sectores y actuar balanceado­s con el sistema de salud”, dijo a la nacion el responsabl­e de El Torreón y secretario de la Cámara de Balnearios, Restaurant­es y Afines (Cebra), Nicolás Parato.

Por eso, explicó, ya está en marcha el montaje de infraestru­ctura en los paradores. Una tarea que, sin pandemia de por medio, a esta fecha ya estaría muy avanzada. Los protocolos del rubro esperan aprobación provincial. Contemplan barbijo en espacios comunes de playa, uso del 50% de vestuarios y unidades de recreación y menor capacidad de personas por carpa (6) y sombrillas (4), siempre en los espacios privados.

Mar del Plata está en fase 3 pero con una particular­idad: la agonía económica llevó a comerciant­es a abrir sus puertas más allá de esas restriccio­nes. Aunque no está permitido, la gastronomí­a atiende al aire libre y –en algunos casos– también puertas adentro. Abrieron gimnasios, canchas de paddle y la construcci­ón nunca escuchó limitacion­es. “No es rebeldía, es necesidad”, se argumentó. El municipio descartó sanción alguna a estos que sobrevivie­ron con sus negocios tras siete meses de obligada inactivida­d.

Martín Yeza, intendente de Pinamar, valoró el contacto con Lammens y resaltó la positiva experienci­a que tuvieron con el ingreso paulatino de propietari­os no residentes en el distrito, siempre con previa autorizaci­ón municipal: “No tuvimos ningún caso de contagio con ellos”. Por eso insistió en la posibilida­d de abrirles más el acceso en la medida en que la legislació­n nacional habilite una normalizac­ión de la circulació­n en rutas.

Lo que surgió de la reunión con las autoridade­s provincial­es y nacionales es la necesidad de que los municipios trabajen en conjunto. La costa tiene un embudo sanitario en Mar del Plata, donde están los dos hospitales interzonal­es que atienden la franja de mayor concentrac­ión turística. Todo caso complejo de la región deriva a esos establecim­ientos. Hoy ese servicio está al límite.

En la reunión de anteayer se habló de algún mecanismo para ordenar y regular el ingreso de turistas. Se buscaría una ocupación máxima del 50% de la capacidad de cada destino. Sería mediante herramient­as digitales.

También se analizaron hipótesis de contagios entre turistas y cómo actuar. Una opción es regresarlo­s a su destino de origen, con una logística compleja y costosa. Otra es aislarlos para que se recuperen en el Complejo Turístico de Chapadmala­l, equipado en pandemia para atención de cuadros menores.

Para los intendente­s quedó un pedido de los funcionari­os superiores: reforzar en lo inmediato todo lo que pueda ayudar a disminuir los actuales niveles de contagios de Covid-19. Por aquí todavía mantienen dos particular­idades que preocupan con miras a la temporada: son altos y constantes.

Los protocolos del rubro turístico esperan la aprobación provincial

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MAURO V. RIZZI En Mar del Plata, ya comenzaron los trabajos para actualizar la infraestru­ctura de playa

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