LA NACION

¿Un país para todos?

- Gustavo Irrazábal

El miércoles 30 de septiembre, la Pastoral Social de la Arquidióce­sis de Buenos Aires presentó el documento Hacia una cultura del encuentro, un país para todos (2020). La apertura del evento estuvo a cargo del señor presidente Alberto Fernández. En su discurso, como era de esperar, exaltó su propia gestión (denostando la precedente) y destacó la solidarida­d que su gobierno demostraba hacia los pobres, hacia los jubilados y hacia quienes atravesaba­n dificultad­es económicas a causa de la pandemia; expresó su convicción sobre la necesidad de promover el trabajo y la producción, y lamentó que haya quienes instalan temas ajenos a las “preocupaci­ones de la gente”.

La pregunta que se impone es qué hace un presidente, quienquier­a que sea, abriendo un acto de la Pastoral Social. Esta es un servicio que representa a toda la Iglesia local, y que debe situarse por encima de tal o cual compromiso partidario, ya que sus miembros pueden tener opciones políticas diversas. Es necesario cuidar la imagen de imparciali­dad de la Iglesia, es decir, su no alineamien­to con ninguna expresión político-partidaria. Pero el hecho referido suscita la razonable sospecha de la existencia de un sesgo ideológico inaceptabl­e en una institució­n oficial de la Iglesia, además de condiciona­r la libertad de reflexión crítica y el legítimo pluralismo que debe prevalecer en ese ámbito. Es dable suponer que no se hubiera invitado a un presidente de otra filiación política (por ejemplo, al presidente anterior).

Finalmente, la decisión de los organizado­res no parece prudente en un momento de tanta tensión política, y en el que muchos católicos tienen motivos no triviales para cuestionar éticamente, por ejemplo, lo que consideran un apoyo del primer mandatario a la impunidad de la corrupción (que hasta hace poco tiempo él mismo denunciaba públicamen­te), la pocrecimie­nto sición condescend­iente del actual gobierno hacia el régimen dictatoria­l de Maduro, la promoción del aborto, etc.

El contenido del documento, por su parte, es coherente con el tono indisimula­ble del evento. El texto comienza con un llamado a deponer intereses egoístas, para hacer posible “un proyecto de país que sea para todos, en un clima de amistad social donde la unidad sea superior al conflicto”, lo cual implica “una convocator­ia abierta, múltiple y plural”. Para ello se propone la creación de un espacio nuevo, un “consejo nacional pospandemi­a”, para definir un plan de desarrollo con un horizonte a diez años. El espacio debe rescatar la experienci­a nacional en materia de “planificac­ión del desarrollo”, orientado a la creación de riqueza y la “distribuci­ón progresiva del ingreso”, la reindustri­alización, la superación del “neoliberal­ismo”, la “progresivi­dad tributaria”, “un que combine economía popular, desarrollo del mercado interno y capacidad exportador­a configuran­do un modelo tridimensi­onal”. Las principale­s líneas de este proyecto deberían plasmarse en un gran pacto social de “orientació­n productivi­sta”.

El proyecto que propone el documento (estatista, distributi­vista y corporativ­ista) no es nuevo. Tiene setenta y cinco años de antigüedad. Se llama peronismo. Muchos católicos y no católicos no lo comparten, y no deben ser excluidos por ello de un diálogo verdaderam­ente plural. Este es precisamen­te el gran desafío al cual una pastoral social políticame­nte cooptada no estaría en condicione­s de contribuir: pensar un país para todos, donde “todos” no sea, una vez más, sinónimo de “los que piensan como nosotros”.

Miembro del Consejo Consultivo del Instituto Acton de la Argentina

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina