LA NACION

Cuando nadie lo esperaba, Fleet Foxes sorprende con Shore

- Martín Sanzano

Shore, el flamante cuarto álbum de estudio de los norteameri­canos Fleet Foxes, tiene los argumentos suficiente­s para ser catalogado como una de las sorpresas musicales de este año. La primera sorpresa fue su aparición, algo que prácticame­nte nadie tenía en los planes. Incluso se animaron a ir contra la corriente y en vez de lanzarlo un viernes, como se estila desde hace años en la industria musical, sorprendie­ron haciéndolo un martes. Más precisamen­te el martes 22 de septiembre, con el equinoccio de otoño, una suerte de bautismo estelar que adquiere aún más sentido cuando empezamos a recorrer el disco.

Sorpresivo es, también, el camino que eligió el cantante y guitarrist­a Robin Pecknold para continuar la obra de su banda luego del experiment­al Crack-up (2017). Y como si no fuesen suficiente­s sorpresas, Shore, que consta de 15 canciones y dura casi una hora, arranca con una voz femenina. Se trata de Uwade Akhere, una joven norteameri­cana que Pecknold conoció a través de Instagram, gracias a una versión casera y acústica de “Mykonos” (del EP Sun Giant, de 2008) que lo dejó cautivado.

La hasta ahora desconocid­a Akhere se luce en la suavidad de “Wading in Waisthigh Water”, mientras algunos arpegios de guitarra caen tenues, como las primeras hojas del otoño. Casi sin darnos cuenta, en ese trance iniciático toma la posta Pecknold para desembocar en “Sunblind”, el segundo tema del disco, y empezar a hacer gala de eso que todos estábamos esperando.

Las melodías de este grupo indie folk que se formó a comienzos de siglo en Seattle tienen su sello propio. Pero en “Sunblind” el cantante se toma el trabajo de nombrar a todos esos artistas que lo influencia­ron: Richard Swift, John Prine, Jude Sill, Elliott Smith, David Berman, Ian Curtis, Jeff Buckley, Otis Redding, entre otros. Una forma de mostrar las credencial­es y también de rendirle tributo a todos esos mentores que ya no están.

La diferencia entre Shore y su predecesor se hace aún más evidente en “Can I believe you”, uno de los momentos más brillantes del disco. El propio Pecknold contó que los coros, que le dan a la canción una atmósfera multitudin­aria, son la síntesis de más de 400 clips que le enviaron a través de –otra vez- Instagram. “Hay un gran abrazo de voces alrededor de la voz principal que hablan de confianza o credibilid­ad”, explicó.

Otra de las sorpresas del disco es “Jara”, una canción dedicada al cantautor chileno Víctor Jara, asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet. El tema habla de la injusticia y evoca la figura de este referente latinoamer­icano para filtrarla con el presente. A nivel sonoro, sorprende una canción como “Maestranza”, de pulso constante, estribillo luminoso y puente osado, de esos que realmente vienen a cambiarlo todo. También es sorpresiva la aparición de un joven Brian Wilson (Beach Boys) marcando el tempo en “Cradling Mother, Cradling Woman”, un fragmento que samplearon del box set del clásico Pet Sounds.

Shore es, en definitiva, una agradable sorpresa para este 2020 tan extraño. Y una buena oportunida­d para dejarse sorprender por los nuevos caminos musicales de Fleet Foxes.

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Los Angeles Times
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