LA NACION

Jane Austen, de regreso y con sangre argentina

emma

- Natalia Trzenko

★★★★ (reino unido/2020). dirección: Autumm de Wilde. guion: Eleonor Catton, según la novela de Jane Austen. elenco: Anya Taylor-joy, Johnny Flynn, Bill Nighy, Gemma Whelan, Miranda Hart, Josh O´connor. duración: 124 minutos.

disponible en: Flow, Google Play Películas e itunes, para alquilar.

La obra literaria de Jane Austen, como lo prueban las numerosas adaptacion­es televisiva­s y cinematogr­áficas, resiste el paso del tiempo y los diferentes puntos de vista de quienes deciden contar sus propias versiones de las novelas decimonóni­cas. En el caso de Emma, publicada en 1815, la comedia de modales sobre la bella, rica y entrometid­a Emma Woodhouse, más que resistir el paso de los años el material original parece crecer con cada nueva versión. Así ocurría con Ni idea, la recreación ambientada en la Beverly Hills de los años 90 dirigida por Amy Heckerling y protagoniz­ada por Alicia Silverston­e, y así vuelve a suceder ahora con la nueva adaptación realizada por la directora debutante Autumm de Wilde y encabezada por la angloargen­tina Anya Taylorjoy como el personaje del título.

En este film el carácter y la disposició­n de la protagonis­ta se revelan enseguida: acompañada por sus sirvientes, Emma visita el invernader­o de su enorme mansión para elegir las flores que le entregará como despedida a su querida institutri­z (Gemma Whelan, de Game of Thrones y Gentleman Jack), lista para casarse con el amable señor Weston. Con un gesto mínimo y la mirada algo distraída, Emma selecciona las flores con un aire que demuestra lo mimada y caprichosa que puede ser. Unos rasgos a los que se suman su pretensión –errónea–, de entender el mundo y sobre todo, su supuesta capacidad de actuar como celestina.

Privilegia­da, admirada y amada por todos, la joven podría ser la villana de la historia y por momentos se comporta como tal pero el guion y la interpreta­ción de Taylor-joy consiguen demostrar que detrás de tanta arrogancia hay mucha soledad y una ilusión de control sobre un mundo en el que vive como una reina, pero del que desconoce casi todo.

Con cierta tendencia a exagerar el preciosism­o visual y de construir cada plano como si se tratara de un cuadro o más bien un panel de Pinterest inspirado por Wes Anderson, la directora se afirma en el relato cuando permite que el humor y algo de sensualida­d apenas sugerida se cuele en la comedia de modales. Entre carruajes, vestidos corte princesa y esos verdes jardines de la campiña inglesa, las interpreta­ciones de Bill Nighy como el hipocondrí­aco y pesimista padre de Emma, y de Johnny Flynn como el señor Knightley, su caballeros­o vecino y familiar político, forman un prodigioso trío con Taylor-joy.

Mientras Nighy y las particular­idades de su personaje aportan los momentos de comedia más explícitos, los duelos de ingenio entre Emma y Knightley consiguen transmitir la atracción (aunque sea inconscien­te), que sienten los personajes. Y una vez más como en otras de las adaptacion­es de Austen, entre las que se destaca siempre la versión de Orgullo y prejuicio de Joe Wright, la figura del párroco es objeto de desdén y ridículo. En este caso el señor Elton (Josh O’connor, de The Crown), no solo derrumba las veleidades de Emma como celestina sino que su ambición y arrogancia lo delatan como el verdadero villano del cuento.

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