La poeta norteamericana ganó el Nobel de literatura con una obra íntima, alejada de reclamos sociales y políticos
La Academia Sueca premió una obra estrictamente literaria, alejada de premisas sociales y reivindicaciones políticas; Glück publicó 14 libros marcados por la intimidad y el conocimiento de la tradición
“Por su inconfundible voz poética que con una belleza austera hace universal la existencia individual”, y reconociéndola como una escritora del cambio permanente y el renacimiento, la Academia Sueca concedió ayer el Premio Nobel de Literatura 2020 a la poeta y ensayista estadounidense Louise Glück (Nueva York, 1943), autora de catorce libros de poesía y dos colecciones de artículos . Es el segundo galardón que la escritora neoyorquina recibe en 2020; en febrero, antes de cumplir 77 años, le habían otorgado el Premio Tomas Tranströmer. Glück pasó a integrar el reducido elenco de mujeres premiadas con el Nobel de Literatura desde 1901; con ella, suman dieciséis. Desde 2000 hasta hoy, sin contar al compositor y músico estadounidense Bob Dylan, es la segunda poeta en ganar un Nobel.
“Es cierto que falta belleza en el mundo/ Es cierto también que no soy la indicada para restituirla./ Tampoco hay candor, pero ahí puedo ser útil”, escribió la autora en el extenso poema “Octubre”. La obra de Glück reclama belleza al mundo. Publicó su primer libro, Fistborn, en 1968, y el más reciente fue American Originality: Essays on Poetry, de 2017. Si bien Glück no aparecía mencionada en la lista de los principales candidatos al Nobel, pertenece a una estirpe de poetas que, de manera clara y elocuente, les habla a todos los lectores desde la fuerza universal de los mitos. Con este premio, la Academia Sueca vuelve a consagrar una obra alejada de premisas sociales y reivindicaciones políticas.
“Resulta muy sintomática la alegría que ha producido este premio a Glück –dice a la nacion la escritora y editora argentina Mercedes Roffé desde Nueva York–. Una alegría que resuena doblemente: primero, por esa expansión del mundo que sencomo timos cuando la palabra ‘literatura’ deja de limitarse a los escuetos (aun si siempre verborrágicos) marcos de la narrativa de ficción. La segunda razón de esta alegría creo que radica en el hecho de ser un reconocimiento a una obra anclada en lo más perenne de la gran poesía y del arte en general: una obra no creada para quedar inscripta en la historia de las acrobacias, sino para contribuir a la meditación de la persona humana sobre sí misma, sobre sus experiencias más profundas”.
Además de la mitología griega, la literatura clásica y la obra de poetas estadounidenses como Emily Dickinson, T. S. Eliot, Robert Lowell, Mark Strand y William Carlos Williams, el psicoanálisis también influyó en su vía estética. En la adolescencia y por varios años, Glück padeció anorexia nerviosa y realizó un largo tratamiento que la ayudó a iniciar un proceso de elaboración del dolor a través de la escritura. En una entrevista declaró que esa disciplina le proveyó un método en la juventud (“lo que vuelve/ del olvido vuelve/ para encontrar una voz”, escribió) y que nada en ese entonces la entusiasmaba tanto como saber que el borrador de un nuevo poema la esperaba en casa. Entre los libros que se pueden conseguir en español figuran El iris salvaje, Praderas, Averno, Ararat y Las siete edades.
Desde el pasado, la obra de Glück interpreta e interroga al presente. Según sus poemas, la destrucción, los duelos, la desesperación y las pérdidassepuedentransformarenvehículos del deseo y el cambio. Por la temática elegida y el uso magistral de una voz cultivada e íntima, no se puede catalogar su poesía como feminista, contestataria ni representante de una tradición étnica. Ha dedicado su vida, dijo, a escribir poesía y a dar clases sobre poesía. “Para mí es tan obvio que escribir poesía es lo más milagroso que se puede hacer que tengo que recordarme a mí misma que no todo el mundo quiere ser poeta –declaró–. Mucha gente no está ni remotamente interesada en la poesía, pero para mí está muy claro que es lo único que quiero hacer”. Por esa entrega a una pasión de un solo objeto, la Academia Sueca le ha concedido un Nobel.