LA NACION

Brasil y Colombia arrancaron con el pie derecho y goleando

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Brasil es uno de los gigantes en el mundo, no sólo en esta parte del planeta. Tiene historia, recursos, figuras y es el último campeón de la Copa América. Neymar es una estrella, aún en inferiorid­ad física. Es el líder de un equipo con algunos fuera de serie, como Firmino, de Liverpool y Coutinho, de Barcelona. Todos juegan en conjuntos de jerarquía internacio­nal. Bolivia, en cambio, es un selecciona­do humilde: casi todos sus hombres son del medio casero. En las últimas tres clasificac­iones rumbo a los mundiales, terminó penúltimo. La anterior, en 2006, fue último. La diferencia fue aún mayor que el resultado, un 5-0 que pareció pequeño en el juego de las apariencia­s. Un rato antes, Colombia casi no se despeinó frente a una sorpresiva­mente débil Venezuela (3-0).

Marquinhos, primero, Firmino, en dos ocasiones y Carrasco, en contra, luego de un centro de Coutinho, que marcó el quinto y de cabeza, sellaron la goleada de Brasil, en su casa. Lampe, el arquero que tuvo un paso fugaz por Boca, evitó que la derrota fuera aún más abultada. El resultado no debe confundir a la Argentina, que jugará con Bolivia este martes, en La Paz. En la altura, el conjunto que dirige el venezolano César Farías se agiganta, cambia su fisonomía. Es su lugar en el mundo.

La Argentina suele jugar con un complejo de inferiorid­ad en la altura, pero en el mano a mano con los limitados jugadores bolivianos, la diferencia es abismal. Brasil, en San Pablo, le hizo precio.

Un rato antes, Colombia no tuvo ningún problema para golear por 3-0 a Venezuela en Barranquil­la. Apenas necesitó un tiempo para plasmar en la red su superiorid­ad individual y colectiva. El único sinsabor fue la terrible lesión de Santiago Arias, su lateral derecho, cuando apenas se habían jugado diez minutos. Los gestos de sus compañeros luego de ver el estado de su tobillo izquierdo presagiaba­n que a los colombiano­s les costaría recuperars­e del golpe.

Pero nada de eso pasó, porque Juan Cuadrado y James Rodríguez armaron por la banda derecha la jugada del primer gol, que terminó con la definición de Duván Zapata en el corazón del área. Minutos más tarde, Johan Mojica fue hasta el fondo y encontró del otro lado de la cancha a Luis Muriel, libre de marca. Otro gol, casi sin resistenci­a venezolana. El propio Muriel, con uno de sus típicos arranques, anotó por segunda vez sobre el final del primer tiempo. El 3-0 al descanso parecía el Everest para Venezuela. No hubo cumbre para los visitantes, que ni siquiera lo intentaron en el segundo tiempo. Colombia cambió piezas y tuvo chances para aumentar la goleada, pero el marcador no se modificó.

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