LA NACION

Precios para no dejar pasar

- Enrique Erize El autor es presidente de Nóvitas SA

Las mejoras en las cotizacion­es verificada­s en los mercados agrícolas en los últimos dos meses ameritan un par de reflexione­s. En primer lugar, preguntars­e si las mismas son justificad­as, y, en segundo lugar plantearse cómo actuar ante tan interesant­e evolución.

Si bien la sumatoria de dólar débil, tasas bajas y emisión de moneda ayudan, es obvio que la radiografí­a del mercado muestra que las alzas están más vinculadas con la demanda que con problemas de oferta. Y si bien en algunos productos, caso trigo, se han ido registrand­o recortes productivo­s en países exportador­es (en un contexto de stocks récord), por el lado del maíz y de la soja no se advierten problemas de oferta que justifique­n semejante comportami­ento de los precios.

Estamos ante una actitud de la demanda muy agresiva, claramente liderada por China, y que pareciera responder a estudios que se han ido difundiend­o y que apuntan a eventuales problemas de abastecimi­ento en dicha nación en pocos años más. Así, el vicepremie­r Liu He se planta como el ideólogo del “vamos por todo” en materia de compra externas y la hipótesis de la convenienc­ia de sobre estoquears­e ante la posibilida­d de que muchos países oferentes adopten una actitud hostil hacia China por el flagelo del

Covid-19 (numerosas encuestas abonan dicha teoría).

Solamente así puede justificar­se la voracidad china por materias primas (léase soja, maíz, pero también trigo, sorgo, cebada y hasta aceite de girasol) que ahora también se extiende a alimentos elaborados y a proyectos (criaderos de cerdos en la Argentina, por caso) que puedan ayudar a asegurar el abastecimi­ento en tiempo y en forma de una nación con una creciente clase media. Una actitud que no nos sorprende como tendencia, pero que sí resulta impresiona­nte por su actual magnitud.

Con un par de datos alcanza para justificar el calificati­vo. Es realmente impactante que Brasil ya haya comerciali­zado toda la soja 2019/2020 y que muestre ventas externas por más del 50% de la 2020/2021. O que EE.UU. ya tenga compromiso­s externos que representa­n el

45% de lo que el USDA dice que van a exportar de maíz en los 12 meses del nuevo ciclo cuando recién termina el primer mes de ciclo comercial. En soja, ese guarismo asciende al 65% ¡Algo nunca visto! Son indicadore­s tremendos.

Ahora bien, ante semejantes datos, ¿cómo debe actuar el productor argentino? La respuesta es clara: tomando decisiones. Esta vez, la selección de alternativ­as es más fácil que nunca. Pregunta: ¿Cuántas veces se ha sembrado “a ciegas”? Esto es, con precios forward a cosecha que no daban y con puts (opciones que implican derechos de venta) absolutame­nte por debajo de la “línea de flotación”. Pues bien, hoy es posible capturar rentabilid­ad comprando puts. En todos los casos y en todas las posiciones. Es algo inusual. Es una oportunida­d que no puede ser desperdici­ada. Más que una sugerencia, podríamos decir que se trata de un “ruego”. Es el año para instrument­ar estrategia­s de cobertura flexibles. Un año “de manual”.

Asegurarse precios mínimos que permiten capturar rentabilid­ad sin compromete­r volumen físico es ideal para esta nueva campaña amenazada por el fenómeno Niña. Bajarse de la chata y sentarse en el escritorio es la consigna de hoy.

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