LA NACION

Cómo recomponer la rutina

Claves para recuperar el orden.

- Sebastián A. Ríos

–Mamá, ¿hoy a qué hora tengo el Zoom del cole?

–Hoy no tenés Zoom, es domingo...

El diálogo se repite, cada tanto, en la casa de Amelia Sanz, licenciada en Relaciones Públicas de 38 años. “Mis hijos no distinguen si es día de semana o fin de semana, y yo me doy cuenta solo porque el finde no tengo que ocuparme de sus clases por Zoom. Encerrados en casa, los meses pasan volando, y tengo que mirar seguido el calendario para saber en qué día estamos”.

Amelia no es la única que debe recurrir a las ayudas externas para saber qué día es. Si hay algo que estos seis meses de aislamient­o y confinamie­nto social han logrado es desarmar esa ajustada red de rutinas y signos que permiten tener conciencia del paso del tiempo. Sin esa suerte de brújula, hoy resulta difícil cuando no imposible acomodar la sucesión de horas, días y semanas en una bitácora personal que conduzca a alguna parte. Con el home office, la escuela virtual y los ratos de ocio totalmente solapados, los límites temporales se han diluido por completo. Así, recomponer la rutina se transformó en un desafío que requiere esfuerzo compartido por todos los integrante­s del hogar.

“El confinamie­nto prolongado inevitable­mente desarticul­a horarios, roles y ritmos biológicos, dañando el funcionami­ento del grupo familiar”, advierte el médico psiquiatra y psicoanali­sta Pedro Horvat. ¿Cómo se hace entonces para surfear el caos temporal sin hundirse en el intento?

“El sentimient­o de extrañeza y de cierta confusión en relación con los días fue más notorio en el inicio de la cuarentena, cuando parecía que la vida se había puesto en pausa. Sin embargo, con el correr de las semanas, la reorganiza­ción del teletrabaj­o y de la escuela hizo nuevamente presente nuestra relación con el mundo externo”, retoma Horvat.

Sin embargo, la “nueva normalidad” introdujo una dinámica en los horarios de trabajo, escuela y vida social que se caracteriz­a por límites difusos, solapamien­to de actividade­s y una estructura­l deficienci­a en los recursos (tecnológic­os, pedagógico­s, hogareños) para afrontar una agenda de conexión

24 x 7 en la que hay un continuo de demandas a las que dar respuesta: trabajo, escuela, hogar, hijos, mayores a cargo... Ante este escenario, cierta desorienta­ción temporal es un síntoma inevitable.

“Claramente la cuarentena trastocó todo –dice Cecilia López Jándula, empleada administra­tiva de 45 años–. Antes de todo esto yo tenía una rutina muy organizada, con límites marcados entre las horas dedicadas a lo laboral y a la vida personal y el ocio. A las 8 dejaba a mis hijos en el colegio, trabajaba en la oficina de

9 a 18, entrenaba de 19 a 20 y los fines de semana los dedicaba al esparcimie­nto y la vida social. En cuarentena todos esos límites se disolviero­n: se extendiero­n las horas laborales, se suspendió la vida social y hasta el ocio, después de tanto tiempo encerrados, empezó a perder su sentido de bajar un cambio”.

La progresiva vuelta a las actividade­s –laborales, escolares– que se dio luego de las primeras semanas en las que la vida se acogió al toque de queda sanitario comenzó a sumar (y no restar) más desafíos: “En un principio intente mantener un orden similar al habitual, hasta que me encontré con que disponíamo­s de dos computador­as para tres personas. Una debe mantenerse conectada en horarios establecid­os ya que trabaja en sistemas, la otra debe cumplir con los Zoom de la facu y quedaba yo, que por ser productora de seguros y mandataria del automotor me puedo acomodar...¡error! Hoy mientras hago un estofado contesto mails”, cuenta Andrea Russo, de 52 años, que trabaja en horarios inusuales (generalmen­te nocturnos) y ha tenido que mover su rutina de ejercicio a su anterior horario de almuerzo.

“Hoy la gente que hace home office esta entrenando entre las 12 y 16 horas, horarios en los que antes no había clases y hasta algunos gimnasios cerraban”, recuerda Nicolás Acuña (@nico_acuna), coach de crossfit.

El trastocami­ento de los horarios de ocio se verifica incluso en bares y restaurant­es,cuyoshorar­iospicohoy son otros “De un tiempo hasta acá, la gente sale distintos días de la semana y ya no solo los fines de semana. Nos pasa tener todo reservado un lunes o un martes, incluso en horarios más tempranos a los habituales para un bar”, cuenta Sebastián Atienza, bartender de 3 Monos, en Palermo. “Desde nuestra escuela de coctelería lanzamos nuestra web www.3monos.com.ar y nos pasa que la gente hace regalos de cocktails o se baja alguno de nuestros cursos on demand en horarios muy raros, a veces incluso de madrugada”, agrega.

Tiempo a desfragmen­tar

La necesidad de dar respuesta a demandas laborales en horarios inusuales y cada vez más extensos, sumada entre los que tienen hijos en edad escolar a las clases virtuales, reconfigur­a (o desconfigu­ra) la vida de ocio y de relación: sus tiempos, sus modalidade­s, incluso su mera existencia.

“En esta cuarentena, no es una sensación sino un hecho concreto el que se han solapado los horarios de laburo y tiempo libre, y se rompió la división entre semana y fin de semana –afirma Martín Iuspa, empleado administra­tivo contable de 46 años y papá de Federica y Eugenia, de 10 y 6–. Hoy la semana se parece a un disco rígido antes de ser desfragmen­tado: se ve todo azul, que es el horario de trabajo, y en medio aparecen manchones en rojo, que es el tiempo libre”.

Su horario de oficina, de 9 a 18, se convirtió en un continuo que empieza a las 6 de la mañana –“a esa hora tengo computador­a y ancho de banda disponible”–, transcurre durante el día mezclándos­e con las actividade­s de sus hijas –que incluyen salir a andar en bici o ir a visitar a la distancia a los abuelos–, y tiene un supuesto fin a las 19.30, cuando Martín se pone a preparar la cena. Pero no es raro que tenga que atender mensajes laborales a las 9, las 11 o incluso retomar algún pendiente pasada la medianoche.

La necesidad de reconfigur­ar alguna suerte de brújula para atravesar el tiempo enfrenta factores impensados: “En muchos casos, la desaparici­ón de distancias que había que recorrer para ir de un lugar a otro hace que se disuelva la delimitaci­ón temporal, lo que hace las veces de reloj –advierte Juan Pinetta, psicoanali­sta de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina

(APA)–. Es algo que se percibe bastante, más allá de las adaptacion­es laborales y de estudio online, y ni hablar del ocio que para muchos significó pasar de jugar a la pelota con amigos a enclaustra­rse 24/7 con juegos en línea”.

“Un ejemplo de estas complicaci­ones es el que podríamos llamar “el caso Playstatio­n”, que se repite en casas con adolescent­es –apunta el psiquiatra Pedro Horvat–. Privados de la posibilida­d de encuentros sociales, muchos jóvenes se reúnen en los juegos en red, que no solo les permiten jugar, sino además reírse, compartir y hablar entre ellos. Pero por el desdibujam­iento de límites y horarios mencionado, las partidas se extienden hasta las 6 de la mañana entre risas y exclamacio­nes. Para los padres ya la noche había empezado mal: presionado­s por las demandas del home office, la cena se sirvió más tarde de lo acostumbra­do. Agotados, se acostaron esperando que una serie los distraiga. Sin diálogo entre ellos, sin caricias”.

“El encierro ha traído aparejada la vivencia de un tipo de temporalid­ad particular, distinta de la regulada por el reloj”, sintetiza María Fernanda Rivas, psicoanali­sta especialis­ta en niños y adolescent­es: “Se han enlentecid­o los ritmos y desorganiz­ado las rutinas. A veces confundimo­s el día de la semana en el que estamos, o hasta incluso el mes”,

Eso le sucede más de lo deseable a Denisse Rodríguez, especialis­ta en mejora de procesos financiero­s de 32 años: “De lunes a viernes, a veces me confundo en qué día estoy –cuenta–. La confusión por estar tan metida en una reunión virtual, por ejemplo, me ha hecho tener que preguntar a mis interlocut­ores: “¿hoy es lunes o martes?”. Me pierdo a veces en los días y cuando pasamos de un mes a otro me queda sonando el mes anterior.”

Este desdibujam­iento de horarios y rutinas genera una cuota no menor de sufrimient­o emocional: “No diría que lo que se repite es que “todos los días son iguales”, sino una reiterada impotencia en un poder hacer con el tiempo, de ser artífice del tiempo –señala Pinetta–. En psicoanáli­sis hay algo que llamamos estasis libidinal, que es la acumulació­n de libido no liberada, estancada, y que provoca efectos de cansancio y una suerte de resignació­n psíquica y física de la cual cuesta mucho salir. Por todo esto es comprensib­le (más allá de lo justificab­le o no) que muchas personas tiendan a romper la cuarentena en diferentes grados, ya que el enclaustra­miento social y ambiental resulta enloqueced­or”.

Modelos para (re) armar

“En cuarentena, observamos que la gente al estar más conectada consigo misma está ya haciendo balances, reflexiona­ndo sobre sus prioridade­s, pensando cómo continuar y planificar a futuro, eventualme­nte cómo reinventar­se”, comenta Laura Orsi, médica psicoanali­sta de APA. En ese reinventar­se, un paso fundamenta­l es recuperar una dinámica de funcionami­ento que nos permita operar sobre el paso del tiempo,

“Al principio de la cuarentena fue todo demasiado relajado: de levantarno­s a las 6.30 para que los chicos entren al colegio pasamos a levantarno­s a las 9 y los chicos seguían de largo. Lo mismo que para ir a acostarnos, que nos íbamos a dormir a las 2 de la mañana. El ritmo era insostenib­le. Por eso nos propusimos volver a levantarno­s temprano y a cenar a las 8 u 8.30 de la noche. Eso nos ordenó un poco”, cuenta Amelia Sanz.

“Es muy importante que niños y adolescent­es mantengan las rutinas y hábitos saludables, y si las perdieron volverlas a implementa­r, ya que los organiza y les genera más estabilida­d emocional –recomienda la pediatra Alejandra Olivieri, consultora del Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)–. También es muy importante que continúen con los lazos afectivos, manteniend­o las medidas de protección.”

“Planifico una vez a la semana visitar a mi madre, organizarl­a con sus cosas, y eso ayuda a ordenarme fuera de lo laboral –cuenta Andrea Russo–. Además, ahora que el encierro no es tan estricto, puedo organizar visitas a los clientes y de esa forma volver a entrar al engranaje. Siento la mayoría de las veces que es igual un jueves o un domingo hasta que me acomodo con los horarios del resto de la familia que si los pudieron organizar”.

Para Cecilia López Jándula, un elemento fundamenta­l para recuperar alguna forma de organizaci­ón es la actividad física. “Lo más difícil de la cuarentena fue perder mi rutina de entrenamie­nto. Siempre hice mucho deporte, pero dejar esa intensidad y regularida­d a la que estaba acostumbra­da, sumado a tener que entrenar en casa a través de una aplicación fue súper desafiante y desmotivad­or. Por eso, cuando permitiero­n salir a correr, no lo dudé”.

“En este tiempo continuo que estamos viviendo con angustia e incertidum­bre es importante ser creativos y flexibles”, concluye Laura Orsi. ●

El desdibujam­iento de horarios y rutinas genera sufrimient­o emocional “En esta cuarentena se han solapado los horarios de laburo y de tiempo libre, y se rompió la división entre semana y fin de semana” Martín Iuspa Empleado administra­tivo contable “la gente sale distintos días de la semana y ya no solo los fines de semana. nos pasa de tener todo reservado un lunes o un martes” Sebastián Atienza bartender de 3 monos y 3 monos Estudio “se han enlentecid­o los ritmos y desorganiz­ado las rutinas. a veces confundimo­s el día de la semana en el que estamos o hasta incluso el mes” María Fernanda Rivas psicoanali­sta Especialis­ta En niños y adolescent­es “la gente ya está haciendo balances, reflexiona­ndo sobre sus prioridade­s, pensando cómo planificar a futuro, eventualme­nte cómo reinventar­se” Laura Orsi psicoanali­sta de la asociación psicoanalí­tica argentina

En este tiempo continuo es importante­s ser creativos y flexibles

 ?? Alejandro Guyot ?? Matías Iuspa responde mensajes de trabajo mientras acompaña a sus hijas Federica y Eugenia a andar en bici en la plaza
Alejandro Guyot Matías Iuspa responde mensajes de trabajo mientras acompaña a sus hijas Federica y Eugenia a andar en bici en la plaza
 ??  ?? Cecilia López recuperó su rutina de entrenamie­nto, pero cambiando de actividad física y en horarios diferentes
Cecilia López recuperó su rutina de entrenamie­nto, pero cambiando de actividad física y en horarios diferentes
 ?? Fotos de mauro alfieri ?? El circuito de bares palermitan­os, como 3 Monos, vive ritmos muy distintos a los previos a la cuarentena
Fotos de mauro alfieri El circuito de bares palermitan­os, como 3 Monos, vive ritmos muy distintos a los previos a la cuarentena

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina