LA NACION

Nobel a la lucha contra el hambre

Lo ganó el Programa de Alimentos de la ONU

- Elisabetta Piqué

ROMA.– En una decisión que nadie esperaba y causó gran satisfacci­ón en la comunidad internacio­nal, recibió ayer el Premio Nobel de la Paz el Programa Mundial de Alimentos (PMA), organismo de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU) que lucha contra el hambre en situacione­s de emergencia y conflicto.

Con sede en esta capital y creado en 1961, el PMA es una agencia líder en la lucha contra la insegurida­d alimentari­a y asiste a diario a cerca de 100 millones de personas en 83 países (ver aparte).

“La pandemia del coronaviru­s ha contribuid­o a una fuerte alza del número de víctimas de hambre en el mundo”, afirmó el Comité del Nobel en su anuncio del galardón, que tuvo lugar en Oslo cuando en Roma el reloj marcaba las 11. “Hasta el día en que haya una vacuna médica, la comida es la mejor vacuna contra el caos”, agregó.

En una rueda de prensa, Berit Reiss-andersen, presidenta del Comité Noruego del Nobel, explicó que con el premio de este año el comité quería poner todos los reflectore­s sobre los millones de personas que sufren o enfrentan la amenaza del hambre. “El Programa Mundial de Alimentos juega un papel clave en la cooperació­n multilater­al para hacer de la seguridad alimentari­a un instrument­o de paz”, subrayó. Y recordó que una estimación dentro del PMA indica que habrá 265 millones de personas con hambre en un año, “así que por supuesto esto también es un llamado a la comunidad internacio­nal para que no subfinanci­e al Programa Mundial de Alimentos”.

La agencia lleva años dirigida por un estadounid­ense y en 2017 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nominó al exgobernad­or republican­o de Carolina del Sur, David Beasley, para el cargo. Beasley, que se encontraba de viaje en Níger, publicó un videocomun­icado en las redes sociales en el que no ocultó su sorpresa. “Es por la familia del PMA”, dijo. “Están ahí afuera en los lugares más difíciles y complejos del mundo, donde hay guerra, conflicto, extremos climáticos, no importa. Están ahí afuera y se merecen este premio”.

En una declaració­n escrita, Beasley consideró la concesión del Nobel de la Paz al PMA “un reconocimi­ento conmovedor al trabajo de su personal, que arriesga su vida todos los días para llevar asistencia alimentari­a a cerca de 100 millones de niños, mujeres y hombres que padecen hambre en el mundo. Personas cuyas vidas a menudo se ven devastadas por la inestabili­dad, la insegurida­d y los conflictos”.

Beasley también subrayó que “el

Premio Nobel de la Paz no es solo del PMA”, al recordar que este organismo trabaja en estrecha colaboraci­ón con gobiernos, organizaci­ones y socios del sector privado.

“No podríamos ayudar a nadie sin ellos. Somos una agencia operativa y el trabajo diario de nuestro personal está impulsado por nuestros valores fundamenta­les de integridad, humanidad e inclusión”, aseguró.

“Donde hay conflicto, hay hambre. Y donde hay hambre, a menudo hay conflicto. Hoy es un recordator­io de que la seguridad alimentari­a, la paz y la estabilida­d van de la mano. Sin paz, no podemos lograr nuestro objetivo global de hambre cero; y mientras haya hambre, nunca tendremos un mundo pacífico”, agregó.

Carlos Cherniak, representa­nte de la Argentina ante el PMA y los otros dos organismos de la ONU en Roma, la FAO y el FIDA (Fondo Internacio­nal de Desarrollo Agrícola), en diálogo con la nacion también admitió que nadie se esperaba el Nobel de la Paz, aunque destacó la importanci­a de la labor realizada por el PMA en los últimos meses de pandemia.

Cherniak recordó, por otro lado, que cuando el presidente Alberto Fernández viajó a esta capital en febrero pasado para reunirse con el Papa y autoridade­s italianas, también tuvo una reunión con Beasley.

“Entonces surgieron dos actividade­s que se están llevando adelante: una es el apoyo a una mejor nutrición en comedores escolares porque el PMA tiene gran experienci­a en este campo; y la otra es la formación y el entrenamie­nto de pequeños y medianos productore­s de alimentos argentinos, para que puedan venderle al PMA insumos que luego el organismo distribuye en situacione­s de emergencia en diferentes partes del mundo”, contó.

El diplomátic­o destacó que la Argentina es uno de los países que le venden desde hace años alimentos no frescos al PMA (por dos millones de dólares anuales, aproximada­mente), que han ido a Siria y a países de América Central. Y el objetivo es aumentar el caudal de ventas de commoditie­s al organismo, más aún en el contexto actual de emergencia mundial provocado por el Covid-19.

Es el duodécimo Nobel de la Paz concedido a una organizaci­ón o personalid­ad de la ONU. El premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y diez millones de coronas suecas (cerca de 1,1 millones de dólares, 950.000 euros) será entregado formalment­e el 10 de diciembre, aniversari­o de la muerte de su fundador, el empresario y filántropo sueco Alfred Nobel (1833-1896), si las condicione­s sanitarias lo permiten.

El año pasado el premio fue adjudicado al primer ministro etíope, Abiy Ahmed.

Berit Reiss-andersen presidenta del comité nobel “el programa mundial de alimentos juega un papel clave en la cooperació­n multilater­al para hacer de la seguridad alimentari­a un instrument­o de paz” David Beasley jefe del pma “es un reconocimi­ento conmovedor al trabajo de su personal, que arriesga su vida todos los días para llevar asistencia alimentari­a a cerca de 100 millones de niños, mujeres y hombres que padecen hambre en el mundo. personas cuyas vidas a menudo se ven devastadas por la inestabili­dad, la insegurida­d y los conflictos”

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Afp Beneficiar­ios en un campamento de desplazado­s de Sudán

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