LA NACION

La chica maravilla. Iga Swiatek revolucion­a al tenis y se quedó con Ronald Garros sin ceder un set

Es polaca, tiene 19 años y nunca había ganado un torneo; apareció con una presencia arrollador­a y fue quien le puso fin al sueño de Podoroska; ganó millones con el Grand Slam y escaló del puesto 54° al 17°

- Ariel Ruya

Demasiado joven para convertirs­e en reina. Tiene 19 años y es la campeona de Roland Garros. No había conseguido ni un título profesiona­l y así, como si nada, gana todos los partidos sin ceder un set. Iga Swiatek tiene el documento de Polonia, pero su triunfo es universal: los sueños imposibles, a veces, se hacen realidad.

Antes de actuar, piensa. Antes de correr, de destrozar adversaria­s con el desenfreno juvenil, analiza. Siempre tiene los pies sobre la tierra. “Cuando era más pequeña, mis padres me decían que lo primero era el colegio y luego, el tenis. Nos educaron así a mi hermana y a mí, por eso siempre quisimos estudiar. La universida­d es algo que está en mi cabeza, pero de momento quiero intentar jugar al tenis al menos un par de años más”, contaba, semanas atrás. Sus asignatura­s favoritas son matemática, física, inglés y… español. Su idioma preferido es el tenis: con un juego demoledor, supera a la estadounid­ense Sofia Kenin (6° del ranking) por 6-4 y 6-1 y conquista París. La primera tenista de su país que se consagra en un torneo de Grand Slam.

Los datos confirman el asombro. Logra su primer título profesiona­l en uno de los grandes. Deja de ocupar el 54° puesto del ranking para escalar hasta las 20 mejores (quedará 17°). Swiatek pierde apenas 28 games en el torneo. Chris Evert, gloria entre las damas, logró RG en siete oportunida­des y solo arrolló rivales en dos sets en 1974. Steffi Graf, otra leyenda, ganó seis veces Roland Garros, pero solo en una oportunida­d se llevó el torneo sin perder sets, en

1988, cuando barrió a la bielorrusa Natalia Zvereva por 6-0 y 6-0. Es la mujer más joven que se corona en el Bois de Boulogne desde Monica Seles, con 18 años, en 1992. Y es la primera jugadora desde 2007 (Justine Henin) en pulverizar el polvo de ladrillo sin ceder sets. Iga había conseguido 1.106.808 dólares en ganancias un par de semanas atrás. Sólo por este impacto enorme, embolsó

1.600.000 euros.

Casi sin despeinars­e. La rutina de pasar por las duchas es parte del inventario personal, pero en realidad, no le hace falta: no transpira. Lo mismo ocurrió días atrás, cuando superó a Nadia Podoroska, la nueva esperanza nacional. Hasta la rumana Simona Halep, campeona en

2018 y principal candidata en París, se vio completame­nte superada por la nueva niña maravilla del deporte polaco. Es, lógicament­e, una de los mejores de la nueva generación. Cuando era juniors, logró Wimbledon, y conquistó Roland Garros en dobles. Estuvo de paso triunfal en Buenos Aires, cuando se realizaron los Juegos olímpicos de la Juventud

2018: también se consagró en dobles junto con Kaja Juvan.

Diestra, con el revés a dos manos, no sufre el frío de París: está acostumbra­da a las tempestade­s. Es hija del remero olímpico Tomasz Swiatek, que compitió en los Juegos olímpicos de Seúl 1988. Reside en Raszyn, una ciudad pequeña cerca de Varsovia. Ya arrasaba en el circuito de la ITF: siete títulos. Empezó a jugar al tenis porque quería parecerse a Agata, su hermana mayor, que llegó a jugar algunos torneos ITF. “Mi padre me enseñó a ser profesiona­l y me educaron de esta manera. Eso me ayudó a crecer en mi confianza”, acepta la campeona, que durante los días de París se dio fuerzas con el clásico ‘Welcome to the Jungle’, de Guns N ‘Roses’. Sangre caliente, mente fría, helada.

Piensa, luego existe. Su cabeza da vueltas. Cuenta, por ejemplo: “Visualizar escenas es de gran utilidad. Suelo meditar, especialme­nte durante los descansos. Lo intento, pero todavía no soy del todo consistent­e. Unos días me acuerdo, pero al día siguiente me olvido. Me gustaría ser más regular. Intento utilizar la psicología durante los partidos, eso me ayuda a dar mi mejor nivel en la pista. Habría que preguntars­e más veces cuál es el papel de la psicología en el deporte, en el rendimient­o, realmente tiene un papel indispensa­ble. Lo noto cuando salgo ahí fuera y me siento preparada para afrontar cualquier reto, sobre todo veo la diferencia cuando no lo estoy. Por eso, a veces, ganás los torneos y otras veces perdés en primera ronda”, certifica, sentada en un sillón imaginario.

“La mentalidad es lo más importante en el tenis hoy en día, porque todas las jugadoras en el top 50 saben jugar muy bien. Por eso me estoy centrando más en ello. Creo que hice buenos torneos en el pasado, pero me di cuenta de que podía hacerlo mejor de lo que pensaba y eso es cuestión de confianza y fe; eso es lo que he estado trabajando durante buena parte del año”, describía, tiempo atrás, cuando abría bien grande los ojos frente a su ídola Agnieszka Radwanska, retirada en 2018 y la única polaca que consiguió ser número 2 del ranking. Iga ya bajó ese poster.

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Corinne Dubreuil / AP “Mi padre me enseñó a ser profesiona­l, eso me ayudó a crecer en confianza”, reconoció Swiatek

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