LA NACION

EL USO DE “ELLE” GENERÓ POLÉMICA Y EN LA REAL ACADEMIA DICEN QUE NO FUE AUTORIZADO

La institució­n respondió así el malentendi­do sobre esa inclusión, cuya causa fue un “observator­io de palabras”

- Laura Ventura

MADRID.– “Aunque sean palabras cortitas, son palabras mayores”, dijo a un prestigios­o la nacion académico de la Real Academia Española (RAE) sobre la noticia que anteayer fue malinterpr­etada, una informació­n que algunos aplaudiero­n, otros rechazaron y, en las dos orillas, causó una gran sorpresa. La incorporac­ión del pronombre “elle” al acervo lingüístic­o español no está siendo estudiada por la institució­n.

La RAE estrenó un nuevo portal esta semana que cuenta con varias novedades, entre ellas un “observator­io de palabras”. Es aquí, en esta última opción, donde surgió la confusión. Este menú, gestionado por el equipo de lingüistas de la Academia, ofrece informació­n sobre términos y expresione­s que por el momento no aparecen en el diccionari­o, pero que han generado dudas a los hablantes: neologismo­s recientes, extranjeri­smos, tecnicismo­s, regionalis­mos, etc.

Entre otras voces señaladas por este observator­io, aparece “elle”. En esta entrada, el observator­io apunta: “Pronombre de uso no generaliza­do creado para aludir a quienes puedan no sentirse identifica­dos con ninguno de los dos géneros tradiciona­lmente existentes”. Fuentes de la RAE expresaron a

la nacion, destacando el carácter no vinculante de esta incorporac­ión, que “esta informació­n es provisiona­l, pues no está contemplad­a aún en las obras académicas, por lo que puede verse modificada en el futuro. La presencia de un término en este observator­io no implica que la RAE acepte su uso”.

“Nunca nadie jamás ha inventado un pronombre. Nadie puede hacerlo. Ni la Academia ni las feministas ni los no binarios, nadie. Una cosa son los neologismo­s léxicos, por composició­n, por derivación, por apócope –porfa, por ejemplo–, los anglicismo­s –influencer–, los galicismos. Pero el pronombre es otra cosa. Me aparece peligrosa esta confusión. Los usuarios no distinguen lo que está bien de lo que podría estar bien y de lo que todavía no lo está”, agregó el académico de número, quien, como otros colegas, no sabía de la existencia de un observator­io de palabras, de reciente creación.

En enero último, la RAE convocó a los periodista­s en su sede frente al Museo del Prado para exponer su posición frente a algunas acusacione­s de sexismo y para presentar un informe sobre el lenguaje inclusivo en idioma español: “Nuestra institució­n se halla en un proceso de renovación, lenta pero irreversib­le, en el que la mujer asumirá cuantitati­va y cualitativ­amente un papel más relevante”, exponía el documento, y explícitam­ente repudiaba y se declaraba “totalmente contraria a cualquier tipo de sexismo, ya sea de mujeres o de miembros del colectivo LGTBI”.

La lengua es un caldero y un organismo vivo, actualment­e atravesada por el impacto de las redes sociales. En el VIII Congreso Internacio­nal de la Lengua Española (CILE), celebrado el año pasado en la provincia de Córdoba (Argentina), el lenguaje inclusivo fue uno de los temas, quizás el más polémico y el más explorado, del encuentro.

De este modo, queda rectificad­a la informació­n que algunos festejaron ayer. “Nadie tiene facultades para innovar en una palabra gramatical. Las llamadas palabras gramatical­es son muy especiales. No aparece una nueva desde la Edad Media”, agregaba el académico. Mañana, como todos los jueves, cuando los académicos se reúnan –telemática­mente, a causa de la pandemia– en la sesión semanal, sin lugar a dudas, este tema será el protagonis­ta de este encuentro.

“Nunca nadie jamás ha inventado un pronombre. Nadie puede hacerlo. Ni la Academia ni las feministas ni los no binarios, nadie”, dijo un miembro de la RAE

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