El Covid-19 ya es la tercera causa de muerte en la Argentina
Las dos primeras son cardíacas y por tumores malignos; hay más de 30.000 fallecidos.
La Argentina se convirtió ayer en el 12º país del mundo en tener más de 30.000 muertos por Covid-19. El virus, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo pasado, ya es la tercera causa de muerte del país.
Según los últimos datos disponibles en la web de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), que corresponden a 2018, ese año en la Argentina murieron 336.823 personas. De ese total, 314.952 tenían una “causa bien definida”. El 28,7% de las muertes fueron por “enfermedades del corazón y cerebrovasculares”, el 19,4% por “tumores malignos” y el 10,1% por “neumonía e influenza”. Este año, según datos difundidos por el Ministerio de Salud de la Nación, el virus de la influenza casi no circuló y más del 98% de las personas que contrajeron algún virus respiratorio en el país tuvieron SARS-COV-2.
Si se proyecta la evolución de los muertos en el país en los primeros 10 meses del año, los fallecidos totales rondarían los 280.600, de los cuales el 10,6% son por Covid-19.
En diálogo con la nacion, el exministro de Salud Adolfo Rubinstein explicó: “Si nos guiamos por la semana epidemiológica 38, que acaba de pasar, las muertes por Covid-19 están en el primer lugar, con 2522. La segunda son las enfermedades coronarias (873) y la tercera son las infecciones respiratorias bajas como neumonías, bronquitis y bronquiolitis (697). En general, las enfermedades respiratorias tienen una presencia estacional muy fuerte en el invierno. Comienzan a bajar en septiembre y en octubre casi no hay”.
“Este año hubo un reemplazo del Covid-19 respecto del virus de la influenza, que prácticamente no circuló”, dijo el exfuncionario, y recordó que esto se debió, entre otros factores, a las medidas de aislamiento y distanciamiento: “Los chicos son vectores muy importantes de enfermedades respiratorias como la influenza. Al no circular este año porque no fueron a las escuelas, ayudó a que este virus bajara muchísimo”.
Hace tres semanas, en una de las últimas ruedas de prensa y apariciones públicas que tuvo, Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud la Nación, habló sobre la vigilancia epidemiológica de virus respiratorios en el país. Allí explicó que a mediados de marzo el SARS-COV-2 tuvo una predominancia casi absoluta en el país.
“Hasta la semana epidemiológica 10 teníamos circulación de varios virus respiratorios: el virus parainfluenza, el adenovirus, el metaneumovirus y el sincicial respiratorio. A partir de la semana 10 empieza a predominar el SARS-COV-2 para desplazar al resto. Tal como sucedió en la pandemia de 2009 con el virus A-H1N1, el virus pandémico desplazó a los otros”, explicó Vizzotti.
Además, había dicho que los otros virus circularon especialmente “a expensas de los menores de 4 años” y, a partir de los 10 años, el dominante es el nuevo coronavirus.
“Creo que, cuando se consoliden las estadísticas, también habrá una suba de las muertes por otras patologías como las coronarias, cerebrovasculares y tumores. Los fallecidos por Covid-19 no van a desplazar a las dos primeras causas. Sí creo que superará por mucho a los 32.000 muertos que anualmente hay en el país por enfermedades respiratorias como la influenza. Al final del año, por lo bajo, vamos a superar las 40.000 muertes por SARS-COV-2 y podemos llegar a muchas más”, analizó Rubinstein.
El exfuncionario amplió el concepto y detalló: “Lo que probablemente ocurra es que, a raíz de la caída de consultas para patologías crónicas durante la cuarentena, se disparen también esas muertes. Las bajas en las consultas se debieron a varios factores, que van del miedo de las personas a salir de sus casas, o porque hubo barreras implícitas y explícitas para la atención de otras patologías fuera del Covid-19. Incluso, pacientes con enfermedad cardiovascular, cuya complicación supera por mucho el riesgo de contraer Covid-19, retrasaron o dilataron las prestaciones. Por ejemplo, las angioplastías habían caído más del 50%. Hay personas que no se trataron un infarto. Lo que puede suceder es que en los próximos meses veamos las consecuencias de la baja de estas prácticas, procedimientos y consultas”.
Sobre este punto, Oscar Mendiz, director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, dijo a la nacion: “Coincido con esa apreciación o sospecha. Cuando revisemos la totalidad encontraremos lo mismo que ha sucedido en otros países. Aumentó la mortalidad, pero los muertos por Covid-19 no explican la totalidad. La falta y demora en las consultas sobre todo de las emergencias cardio y cerebrovasculares pueden explicar gran parte pero no todo”.
Mendiz ejemplificó: “La estenosis aórtica severa asintomática tiene una mortalidad al año del 30% aproximadamente. Si uno espera un año o más para decidir un tratamiento habrá una mortalidad elevada y el riesgo para ese paciente que no se trata puede ser aún mayor que contagiarse Covid-19. Algo similar debe pasar con otras patologías”.
Ante la consulta de si este año habrá más muertes a raíz de la pandemia, Rubinstein dijo que “sin lugar a dudas”. Pero remarcó que no se sabrá este año. “En general hasta que se consolidan los datos de todas las jurisdicciones del país pasa un año. Por eso, recién ahora tenemos los datos de 2018 y no de 2019. Pero cuando se conozca habrá una suba del total. En parte, por las muertes por Covid-19, que van a superar al promedio anual por enfermedades respiratorias y porque habrá una mayor mortalidad por enfermedades cardiovasculares, coronarias y cáncer. Esto es una conjetura, pero tiene que ver con lo que está pasando”, concluyó Rubinstein.