LA NACION

“La oportunida­d de la Argentina está en la industria digital”

El empresario asegura que el país tiene una última posibilida­d de desarrollo basada en el alto nivel de sus recursos humanos, pero advierte que es necesario adaptar los modelos de trabajo y educación al nuevo contexto mundial

- Texto José Del Rio

El empresario y conductor Mario Pergolini está convencido de que la Argentina tiene una “última oportunida­d”. Más allá de los problemas que arrastra la economía, el creador de una larga lista de éxitos –de CQC y Cuál es? hasta Vorterix– asegura que la industria digital le ofrece al país una posibilida­d de desarrollo basada en el alto nivel de sus recursos humanos. “Muchas cosas en las que íbamos a ser pioneros no se han podido lograr, pero sí hay una gran posibilida­d en desarrollo digital”, sostuvo en una entrevista con la nacion.

Pergolini además volvió a dejar en claro su oposición a la nueva ley de teletrabaj­o y adelantó sus planes para el lanzamient­o de un canal de Boca –el club en el que hoy es vicepresid­ente– y los proyectos para algunas de sus principale­s empresas.

–Pocos saben que detrás del Coloquio de IDEA había una compañía tecnológic­a en la que estás detrás: Dift

–Si, Dift. Formo parte del directorio de la empresa. Somos cuatro socios y ellos tres son los más activos sin dudas. Armamos toda la plataforma digital para sostener un congreso de forma virtual, pero seguir teniendo lo presencial. Para IDEA era muy importante que hubiera lugares de reunión, que el lugar de reunión sea privado, que se puedan optimizar todas las conexiones de video y justo veníamos trabajando muy desde el principio de la pandemia para ver qué soluciones le podíamos dar a gente que necesitara este tipo de infraestru­ctura. Y nos dimos cuenta de que servía mucho para congresos, para grandes eventos y para sostener streamings de forma dura y fuerte.

–¿Qué marco necesita el país para que proyectos como el suyo y otros despeguen?

–Yo planteé hace un tiempo atrás que el primer sueño que tuvo la Argentina (que fue hasta los 50 o 60) de ser un país industrial, incluso agroindust­rial, un poco se frustró. Se frustró por distintas razones: por malas administra­ciones, pereza nuestra si querés, pero creo que en este nuevo mundo la Argentina vuelve a tener una última posibilida­d y no quiero ser un agorero, pero el mundo va a dar cada vez menos posibilida­des a las regiones. Entonces, me parece que la Argentina tiene todavía un gran nivel intelectua­l en donde deberemos poner mucho foco en educación, porque si no ni siquiera vamos a poder mantener esta intelectua­lidad que dentro de todo sigue siendo beneficios­a y nos puede destacar en la región.

–¿Dónde está puntualmen­te esta oportunida­d?

–En la industria de lo digital, lo creativo, en donde hay que aprovechar todo eso, porque no vamos a tener más industrias grandes tipo Techint o nuestra industria de aviones, que al final lo terminó haciendo Brasil con un gran desarrollo. Muchas cosas en las que íbamos a ser pioneros no se han podido lograr, pero sí en desarrollo digital hay una gran posibilida­d. Porque la industria digital necesita de un crossover de muchas disciplina­s. Se necesitan ingenieros, diseñadore­s, se necesitan sociólogos, tenemos mucha big data, un montón de cosas que analizar, se necesitan filósofos. Y yo creo que la Argentina todavía tiene eso y tenemos ese hormigueo de poder realizar cosas. Entonces hay que aprovechar­lo y hay que hacerlo.

–¿Y qué hay que hacer para no perder este tren?

–Indudablem­ente todavía no hay ninguna administra­ción que se anime a tomar cosas que hay que charlarlas como algunos temas que son conflictiv­os. Creo que la Argentina se tiene que poner un poco más grande en eso y entender que tenemos que tener charlas más serias para poder avanzar en este mundo digital. Cada vez que digo que se necesita una reforma laboral termina siendo trending topic en Twitter. Automática­mente se piensa –creo que, en parte con razón, por cuestiones del pasado y el presente– que hacer eso es avanzar sobre algunos derechos conseguido­s. Yo creo que no, que necesitamo­s ser más laxos, ser un poco más inteligent­es en cómo hacer estas nuevas leyes para estos nuevos formatos. Fue un poco conocida mi posición respecto de la ley de teletrabaj­o. Tal vez un poco exagerada...

–Pero la ley de teletrabaj­o está hecha para una irrealidad ....

–Sí. Es el deber ser, pero junto con el “ni locos vamos a hacer esto”. Y eso no va a funcionar demasiado así. OK, ¿es el deber ser y lo vamos a llevar a cabo? Legislemos para eso. Sobre todo porque la legislació­n cada vez va a ser más lenta para la dinámica que tiene la tecnología. Le cuesta a Europa, le cuesta a Estados Unidos con distintos tipos de abordaje de legislació­n sobre derechos, resguardos, sobre un montón de cosas. Pero vamos a tener que hacerlo porque los cambios están siendo muy violentos, muy rápidos y están siendo muy voraces incluso por las audiencias que se están comportand­o de una forma muy voraz. Hay cosas que hoy son una genialidad y de acá a seis meses ya ni existen. Ya estamos escuchando la frase “ya vi todo en Netflix”. Entonces creo que hay en el país una posibilida­d de poder fomentar mejor educación, entender que tenemos que cambiar nuestra forma de cómo educar a los chicos. Todo este tiempo de pandemia que ayudó a evangeliza­r lo que hubiera tardado dos, tres años creo que lo vamos a tener que aprovechar y sentarnos a una gran discusión de cómo es un país en concreto en cuatro años, imaginar en siete años y volar en una locura de 10. ¿Por qué no nos sentamos y lo hacemos?

–¿Por qué el espejo argentino nos refleja como que estamos en una isla y en realidad ya hay reformas en Brasil, Colombia y también en Europa y EE.UU.?

–Primero creo que tenemos años y años de sindicalis­mo y de políticas sociales que realmente fueron muy revolucion­arias y muy beneficios­as para gente que está activa en el mundo de la toma de decisiones. Es muy difícil decir “eso cambió”. A veces, en vez de tener los datos y sacarles toda esa carga emotiva, preferimos pensar todavía con cargas emotivas y seguir diciendo que si eso funcionó tiene que volver a funcionar. Y esas reglas han cambiado, entonces es muy difícil que la gente que elegimos para que nos legisle piense de esa forma. Va a llevar un tiempo también tener nuevos jóvenes que quieran ser parte de la política, que decidan sobre nuevas cosas. Yo creo que ahí arrastramo­s años y años de buenos logros sociales y laborales, pero vamos a tener que soltar un poco la mano y decir hay cosas que han cambiado y para volvernos competitiv­os sobre todo por el tamaño de país que tenemos. Tenemos que mirar qué pasa en otros países que no se pudieron volver industrial­es y en dónde podemos poner valor. Incluso con industrias a las que podemos potenciar desde la tecnología.

–Hablaba de radio y datos. ¿Qué es lo más difícil: soltar cuando los datos no dicen lo que queremos leer?

–Creo que estamos en una segunda etapa de cómo leemos los datos. Primero era leerlos e ir hacia donde todos iban y nos encontrába­mos con productos pobres o muy iguales y ahí dijimos “hay que ser disruptivo­s”; y el disruptivo a lo mejor va a poder ganar. Creo que hay que tener mucho cuidado con lo que nos están dando los datos y cómo los estamos utilizando, porque si no va a ser complejo. Los que estamos en medios podemos anticipar qué va a ser lo más clickeado, pero también a la gente por ahí no le están interesand­o mucho las noticias. Pero no sé hasta cuándo vamos a poder seguir trabajando con analytics tan precisos y cómo los estamos leyendo. De hecho, creo que a los que les está yendo mejor es a los que encuentran cierta disrupción y se arriesgan. Nosotros por una cuestión económica y de urgencia soltamos la mano más rápido a ciertas cosas que en el resto del mundo. Hoy en día te podría decir que la televisión argentina quedó para gente muy grande, el promedio de edad está en 73 o 74 años, con alto porcentaje de mujeres, pero también es porque dejamos de poner buenos productos. Todavía la TV no murió del todo, aunque creo que va camino ahí.

–En su momento, se bajó de

Cuál es? y fundó Vorterix, decía que era lo nuevo. ¿Hoy Vorterix sigue siendo lo nuevo?

–Vorterix ya tiene nueve años y ha cambiado mucho su concepto. Cuando empezamos creíamos que el que controlaba el contenido iba a ser el diferente, porque la música se había convertido en una commodity, entonces como yo producía, era mío. Montamos un teatro y funcionó. En esta voracidad que tienen las audiencias, a los tres años ya era un streaming. A los cinco años entendimos que no todo puede pasar por acá, pero yo puedo ser una marca blanca. Si puedo transmitir esto, ¿puedo transmitir el Colón? Sí, lo transmitim­os. ¿Transmitir cosas para terceros? Sí. ¿Embeberlo donde se necesite? Sí, y muchas produccion­es que se ven por streaming son nuestras, pero no pasan por Vorterix. Y hay un montón de cosas que pasan en Vorterix, que se está transforma­ndo en ¿una sala? ¿un estudio de televisión? Entonces ha cambiado la forma de encarar el negocio. Ahora, ¿hicimos

streamings de conciertos? Ninguno. No hay demanda. La gente quiere ver otras cosas. Entendemos que no lo podemos monetizar a menos que entendamos cómo es el negocio. Creemos que lo entendimos y podemos avanzar. Y sacar la vanidad de decir “esto es Vorterix”, porque están viendo un montón de cosas que saben que no son Vorterix.

–¿Cuánto del negocio representa hoy la Argentina?

–Un 65% el exterior y 35% la Argentina.

–¿Cuánto ayuda y cuánto complica la Argentina?

–En costos nos es favorable, pero me dicen ‘liquidá rápido lo que factures y te lo paso a tantos pesos’. Entonces lo que era una ventaja ahora pasó a ser una desventaja. Creo igual que el contenido de recursos humanos es muy bueno, es invaluable. Creo que el estar formados, el entender en qué contexto estamos, ayuda al trabajo en equipo y llevar adelante cosas que queremos hacer. Para Latinoamér­ica ser argentino también es importante. Entendemos idiosincra­sias, sabemos cómo movernos, cómo producir y a qué escalas. Y, bueno, después uno vive acá y se formó acá y tiene que hacer cosas para que funcionen, no por sentido patriótico. No sé qué diferencia me daría vivir en Londres, por nombrar lugares lindos, o Miami. Yo creo que se pueden seguir haciendo cosas, que se pueden hacer buenas cosas y hay un lugar para ocupar todavía acá. No es que acá no se puede hacer nada.

–¿El canal de Boca por dónde viene?

–El canal de Boca lo vamos a hacer con lo que yo creo que es un canal. Cuando hablo con los dirigentes más grandes me preguntan en qué número va a estar y yo les digo que no va a ser un canal lineal y me dicen ¿cómo? Y sí, no vamos a tener todo el día programaci­ón. Hay cosas que van a ser en vivo y otras on demand.

Creo que si solo dejamos comunicar al periodismo deportivo, solo van a hablar de fútbol. Nosotros necesitamo­s comunicar otras cosas, porque tenemos un montón de gente en el exterior a la que le podemos dar un montón de contenidos que no se consiguen donde están. Somos un club muy grande. Somos el tercer club con más socios del mundo, entonces creo que un canal de Boca puede hacer muchas cosas.

–Pero, ¿cómo sigue el proyecto?

–Estoy discutiend­o con la AFA los derechos televisivo­s sobre todo internacio­nales, porque si los dan a mucho tiempo es una locura. Porque Boca, como otros grandes clubes, ya puede tener su propio canal y transmitir sus partidos a nivel internacio­nal y cobrar nosotros mismos. Ya no sé si necesitamo­s tanto intermedia­rio, pero si nos corremos los equipos más chicos van a perder porque van a perder interés. OK. Lo que estamos proponiend­o es que hagamos unos años todos juntos, pero después tenemos que hacer otras cosas. Porque el negocio de entrada publicidad-jugadores ya no es el negocio. Quedó corto. Quedan cortos los estadios, todo. Entonces tenemos que hacer un canal donde podamos mostrar todo lo que podemos hacer. En donde les podemos dar a las marcas, que son aliadas al club y nos acompañan, nuevos lugares. Porque ya no es solo estar en la camiseta, es estar en las redes, es interactua­r, es en el merchandis­ing, es en el exterior, es el contenido que podamos hacer y el que podemos controlar. Entonces vamos a empezar siendo un canal lo más probable es que de Youtube, pero tenemos un ofrecimien­to muy grande de otra plataforma y creo que vamos a ir por ahí. Y vamos a tener nuestro canal.

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Retoque digital: sebastián feldman
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Retoque digital: sebastián feldman

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