LA NACION

Productivi­dad personal. Cómo planear el 2021 desde la incertidum­bre

El home office no es una excusa para postergar una devolución constructi­va del desempeño de los miembros de un equipo

- Andrea Churba

Fueron meses de muchos cambios, de adaptarnos al nuevo escenario del trabajo en muchos casos 100% remoto, de hacer con lo que se puede, con los recursos que tenemos a mano. Entre todo este alboroto, quizás no estuvimos tan atentos a dar feedback a las personas que trabajan con nosotros. Quienes ya estábamos acostumbra­dos a coordinar equipos repartidos en distintos edificios y geografías tal vez hayamos podido mantener estas conversaci­ones que tan relevantes resultan. Pero si estábamos acostumbra­dos a tener estos espacios solo de manera presencial, sumado a la complejida­d y la velocidad a la que suceden las cosas, quizás hayan quedado en standby, relegados, a la espera que nos podamos volver a juntar.

Sin embargo, no se puede seguir dilatando esta cuestión. De la manera virtual que hoy está disponible, o del modo en que se pueda, es bueno que recuperemo­s la calidad y la frecuencia de los encuentros de retroalime­ntación.

Es importante que podamos coachear al otro, marcarle los rumbos y mejoras desde nuestro punto de vista, acompañarl­o con los recursos que necesita, ir dándole observacio­nes parciales de el camino recorrido, acompañarl­o en su proceso de desarrollo.

Manera constructi­va

Hoy más que nunca, cuando las emociones están a flor de piel, es clave que cuidemos que las observacio­nes que hacemos sean bien recibidas. Conviene enmarcar nuestras observacio­nes de una manera constructi­va y enfocada hacia adelante, sugiriendo maneras en que el otro puede mejorar su desempeño o desarrolla­r una competenci­a, mostrándol­e que reconocemo­s lo que sí hace bien y valoramos su esfuerzo o su actitud. El feedback Sobre lo que queremos se sostenga, que perdure, empodera a quien lo recibe, y tiene un gran potencial para generar confianza, compromiso y motivación.

También es importante remarcar que nuestras observacio­nes son afirmacion­es sobre acciones específica­s que el otro lleva adelante y no juicios sobre su persona. Y que no son verdades universale­s sino lo que, desde nuestro lugar, podemos percibir.

Desde el lenguaje, introducir los comentario­s con expresione­s como “Desde mi punto de vista”, “En mi opinión”, “La lógica desde la cual yo lo veo” abre la posibilida­d de seguir conversand­o para crear juntos los resultados que buscamos.

Sin devolución

Hay líderes que, por su estilo, no dan feedback de ningún tipo. Algunos solo miran lo que está mal y no reconocen lo que está bien hecho, quizás porque lo dan por obvio o creen que es lo que tiene que sucedes, una obviedad, lo obligatori­o.

A otros, por el contrario, les cuesta dar “malas noticias”, marcar lo que no está bien, ya sea porque evitan confrontar o porque creen que así se muestran generosos, amorosos, cuando es todo lo contrario: los líderes que no hacen una devolución de calidad y a tiempo, dejan a sus colaborado­res a la deriva, muchas veces expuestos e inhabilita­dos para hacer las mejoras que necesitan hacer. Por ser aparentan ser “generosos” a corto plazo, y finalmente como resultado, terminan siendo egoístas, privan al otro de una informació­n, mirada, que podría haber sido muy rica para sus mejoras

A veces, tenemos que buscar en algún otro lado. En el caso de que de quien nos lidera, no obtengamos feedback, incluso aunque se lo pidamos, es bueno no quedarnos esperando. Segurament­e en el contexto hay otras personas que nos pueden ayudar a terminar de armar el mapa que necesitamo­s. Puede ser un par, un líder de otra área, alguien a quien considerem­os un maestro o un mentor, un modelo a seguir.

Entre pares

La situación de feedback no solo involucra a un jefe y su reporte. A medida que el trabajo se vuelve más interdepen­diente y los líderes tienen menos visibilida­d directa del día a día de sus equipos, y en esta época en que trabajamos a distancia, este tipo de conversaci­ones entre pares o en equipo son cada vez más esenciales.

Los equipos que se sienten cómodos en dar y recibir feedback, que lo hacen en forma regular y hasta lo incorporan en su rutina cotidiana, suelen estar más alineados y ser más efectivos, ya que los problemas que pueden entorpecer el flujo de trabajo salen a la luz y se resuelven más rápido. Menos trabas, Y probableme­nte, trabajan mas felices!

Salgamos del “modo espera”. Si en estos tiempos de pandemia no pudimos mantener el ritmo de dar y recibir feedback, es hora de salir del “modo espera” y volver a encontrarn­os para evaluar cómo nos está yendo, qué estamos haciendo bien y es bueno mantener en marcha y qué nuevos caminos podemos encarar para mejorar hacia adelante.

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SHUTTERSTO­CK el teletrabaj­o no es excusa para limitar la comunicaci­ón con los subordinad­os

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