Barack Obama. “La democracia en Estados Unidos está desgastada, y no solo por Trump”
El expresidente publicó sus memorias, Una tierra prometida,y descartó una eventual candidatura de Michelle a la Casa Blanca
Barack Obama dejó la presidencia de Estados Unidos en enero de 2017 y se zambulló en un largo período de reflexión sobre sus ocho años en la Casa Blanca. De ese ejercicio brotaron las 751 páginas manuscritas en blocs de hojas amarillas que conforman el primer volumen de sus memorias, Una tierra prometida.
Para Obama, la polarización desmedida, las teorías conspirativas, las mentiras propagadas por la derecha norteamericana y el desprecio de Donald Trump por los valores y las normas corroyeron el proceso democrático y tardarán en ser superados por la sociedad de su país.
“Nuestra democracia está desgastada. Y no es consecuencia solo de Trump. Lo que cuento sobre mi presidencia revela que algunas de esas tendencias ya existían”, dijo Obama.
El expresidente concedió la entrevista como parte de la campaña promocional de su libro, que acaba de salir a la venta simultáneamente en todo el mundo, y que cronológicamente abarca desde su infancia hasta la ejecución del líder de la organización terrorista Al-qaeda Osama ben Laden, durante su primer mandato al frente de la Casa Blanca.
Escritor de una pluma atrapante, Obama detalla la importancia de su madre en su formación, desborda de admiración por su esposa, Michelle, y se quiebra al recordar el impacto que tuvo su meteórico ascenso político en su relación matrimonial y con sus hijas, Malia y Sasha.
Pero los puntos fuertes del libro son los testimonios de Obama sobre el racismo y la inusitada escalada de virulencia opositora de los republicanos contra su presidencia.
Para entender su biografía la clave está en las palabras que Michelle le dijo en broma en los comienzos de su matrimonio: “Es como si tuvieras que llenar un vacío”.
–¿Esas 751 páginas manuscritas vienen a llenar ese vacío personal?
–Bueno, el libro cumple varias funciones. Por un lado, es la historia de mi presidencia, épocas de muchos acontecimientos. Durante los dos primeros años de mandato, tuve que enfrentar la peor crisis financiera desde la Gran Depresión de 1929. Había una guerra en Irak, otra en Afganistán, problemas con el terrorismo, crisis ambientales. Con el libro, quise asegurarme de que la gente entendiera estos problemas. Pero también es una historia personal de alguien que se inspiró en el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos y que decidió meterse en política y dedicarse a la función pública. Creo que refleja la formación de un joven en su evolución hacia la primera magistratura de su país. Finalmente, también espero que el libro sirva de inspiración a los jóvenes de Estados Unidos y del resto del mundo para que entiendan que ellos también pueden llegar a mucho y cambiar las cosas.
–El presidente Donald Trump insiste en que la elección fue manipulada y mantiene sumamente polarizada a la sociedad norteamericana, dificultando que el demócrata Joe Biden sane el país, como ha prometido. ¿Cuál es el daño para la democracia estadounidense y cómo debería hablarles Biden a los
70 millones de estadounidenses que votaron por Trump?
–No hay duda de que en este momento Estados Unidos está profundamente dividido. El resultado de esta elección fue claro. La mayoría de la gente apoyó a Biden. No hay pruebas de que no fuera una elección justa y segura, en la que se contaron todos los votos y Biden recibió casi cinco millones más y muchos más electores que Trump. Pero también es cierto que ambos partidos, demócratas y republicanos, actualmente tienen profundas diferencias. Será un enorme desafío generar la unión necesaria para que el gobierno enfrente graves problemas como el Covid-19, el cambio climático y la crisis económica. Creo que Joe ayudará a calmar los ánimos y restablecerá algunas de las reglas, tradiciones y valores institucionales básicos que los republicanos y demócratas compartían antes de Trump. No me sorprende que Trump esté violando la costumbre de una transición de poder pacífica, porque ya violó todo tipo de reglas. La buena noticia es que, al final, no habrá ninguna diferencia. El 20 de enero tendremos un nuevo presidente. En el libro cuento que a pesar de nuestras diferencias George W. Bush no pudo haber sido más amable, dando instrucción a sus equipos y agencias para que trabajaran con nosotros y así asegurar una transición sin problemas, y eso nos permitió actuar rápidamente en lo relacionado con la crisis financiera. Si Trump hiciera lo mismo, para el presidente electo Biden y su equipo sería más fácil abordar el problema de la pandemia de coronavirus. Y eso salvaría vidas.
–¿Entonces cree en la democracia estadounidense?
–Yo creo. Pero, como digo en el libro, nuestra democracia está erosionada, desgastada. Y no solo a consecuencia de Donald Trump. En el libro puede verse que algunas de esas tendencias ya existían. La tendencia del Partido Republicano, por ejemplo, a impugnar y obstruir cualquier política propuesta por mí, incluso políticas que antes ellos mismos proponían. Los mismo ocurre con las teorías conspiranoicas y el tenue vínculo con la verdad que observamos en algunos de los medios de comunicación de derecha y ahora en las redes sociales: eso arrancó dentro del Partido Republicano con el movimiento “birther” [que afirmaba falsamente que Obama no había nacido en los Estados Unidos]. Y ahora las afirmaciones del presidente Trump de que hubo fraude, en una elección que incluso según los funcionarios republicanos locales transcurrió sin problemas. Algunas de estas tendencias tienen raíces profundas y llevará tiempo revertirlas, pero más allá de todo creo en la democracia norteamericana. –En su libro señala que los republicanos hicieron política racial para oponerse a su gobierno. Aun así, usted nunca puso la raza en el centro de la escena. ¿Lo sorprendió que el racismo pudiera generar identificación en algunos sectores de la sociedad? ¿Hoy actuaría de otra manera?
–No me sorprendió. Nunca creí que después de haberme elegido Estados Unidos hubiese avanzado a una era posracial. Es imposible desandar cientos de años de historia en una sola elección. Creo que hemos avanzado. Pero hay antiguos instintos tribales que siguen ahí. Mientras escribía el libro, varias veces me pregunté si en su momento no debería haber sido más franco y decir abiertamente: “¿Por qué reaccionan conmigo de esa manera, si no reaccionaban así con presidentes anteriores?”. Pero cuando la gente te elige para dirigir un país, lo que menos quiere es escuchar tus quejas. ¿Qué tan grave puede ser lo que te está pasando? Tal vez ellos acaban de perder su trabajo, su casa o tienen que cuidar a un hijo enfermo. No quieren escuchar a una persona que vuela en el Air Force One y vive en la Casa Blanca diciendo: “¿Por qué me tratan mal?”.
–Desde hace un tiempo, su partido está siendo sacudido por voces femeninas muy fuertes, incluida la de Kamala Harris, la flamante vicepresidenta electa. ¿Estamos cerca de tener una presidenta en la Casa Blanca? ¿Cree que será el apellido Harris, o podría ser el apellido Obama?
–¡Obama seguro que no! Michelle no va a competir, se lo puedo garantizar. Pero creo que falta poco. Cuando asuma su cargo, Kamala Harris estará a solo unos pasos de la Oficina Oval. Es una persona de un talento extraordinario. Espero que Harris sea solo el comienzo de un proceso y que cada vez más mujeres del mundo sean vistas como líderes viables. En este mismo momento, somos testigos de que dos de los países que mejor están manejando la pandemia son Alemania y Nueva Zelanda. Ambos países son liderados por mujeres [Angela Merkel y Jacinda Ardern], y eso no es casual.