Asumió Sagasti, con el desafío de erradicar el caos político en Perú
El presidente interino, el tercero en siete días de convulsión, deberá gestionar los estragos de la pandemia, organizar las elecciones y entregar el poder en julio próximo
LIMA.– Tras las caídas de dos gobiernos en una semana y dos muertos en las protestas, el dirigente centrista Francisco Sagasti juró ayer como nuevo presidente de Perú, con la misión de encarrilar la transición hacia las elecciones, reactivar la economía y controlar la pandemia, tres complicadas tareas para un gobierno provisional surgido del Congreso.
Sagasti asumió la dirección del gobierno de transición hasta el 28 de julio de 2021, en una ceremonia especial en la sede del Parlamento, un recinto que se volvió últimamente el centro de todas las decisiones sobre designación, permanencia y destitución de presidentes.
“Hoy no es un día de celebración porque hemos visto la muerte de dos jóvenes en protestas expresando su punto de vista”, dijo Sagasti al tomar la palabra. “Ahora el Congreso tiene que concentrarse, definir tareas muy específicas, tareas cortas. Estaremos poniendo todo nuestro talento, todo nuestro esfuerzo para que el Congreso pueda funcionar de una manera que el país se sienta reconocido”, señaló en alusión al enorme desprestigio del Poder Legislativo entre los peruanos.
El legislador, de 76 años, fue elegido anteayer titular del Congreso por 97 votos a favor y 26 en contra, y al no existir vicepresidente asumió la jefatura del Estado por sucesión constitucional, en reemplazo del efímero Manuel Merino, que solo duró cinco días con la banda presidencial debido a las masivas protestas.
“Vamos a hacer las cosas rápido, pero bien. Estamos pidiendo nombres a muchísimas personas y nos están llegando nombres que vamos a analizar con detenimiento y calma”, dijo al ser consultado por su gabinete.
El primer ministro nombrado por Merino, el conservador Ántero Flores-aráoz, así como otros miembros de ese gabinete, azuzó el repudio de la población, que ya dudaba de la legitimidad del gobierno, al minimizar las protestas y criticar a los medios por “exagerar” el volumen y la determinación de las marchas en su contra.
Fue una semana convulsionada para el país, que se gatilló el lunes 9 de noviembre con la decisión del Parlamento de destituir a Martín Vizcarra, objeto de una endeble denuncia de corrupción que aún se está investigando. Esa medida y la asunción en el cargo de Merino generaron el inmediato rechazo ciudadano y masivas movilizaciones de protesta.
La bancada del centrista Partido Morado, de Sagasti, fue la única que votó contra la destitución de Vizcarra, lo que allanó que ahora encabece el nuevo gobierno de transición que debe dirigir el país hasta el 28 de julio de 2021, día del bicentenario de la independencia peruana.
Durante la represión policial, dos jóvenes fueron asesinados: Jordan Inti Sotelo Camargo (24 años) murió por el impacto de proyectiles a la altura del corazón y Jack Bryan Pintado Sánchez (22 años), por 11 proyectiles en el rostro, la cabeza y el tórax.
“No podemos volverlos a la vida, pero sí podemos, desde el Congreso, desde el Ejecutivo, tomar las acciones para que esto no vuelva a suceder”, dijo el nuevo mandatario.
El primer gesto público que tuvo fue visitar a los heridos durante las protestas que permanecen en el Hospital Loayza junto a los integrantes de su mesa directiva.
Sagasti dijo que las prioridades para su presidencia interina de ocho meses son la pandemia (el país acumula 930.000 contagios y 35.000 muertos), la recesión económica, la lucha contra la corrupción y la inseguridad, además de conducir elecciones limpias.
Básicamente es la misma agenda que impulsaba Vizcarra, que saludó la elección de Sagasti, y afirmó que este “podrá dar soporte a la difícil situación que vive el país”. Antes, el exmandatario había denunciado la falta de “legalidad y legitimidad” de Merino.
El gobierno de Merino había sido recibido con frialdad no solo por los peruanos, sino por la comunidad internacional, y la represión de las protestas fue objeto de serias críticas de organismos de derechos humanos y de organizaciones internacionales.
Como señal del cambio, la Unión Europea (UE) saludó la elección de Sagasti y dijo que espera que mejore el clima político del país.