LA NACION

La política como negocio

En pos de la transparen­cia electoral y del fortalecim­iento de la democracia urge rever y corregir arcaicos mecanismos que arrastramo­s por décadas

-

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación determinó que es obligación del Estado financiar la confección de todas las listas de candidatos que compitan en las PASO, lo cual está derivando ya en una creciente cantidad de pedidos de inscripció­n de numerosas agrupacion­es políticas, especialme­nte de las que coloquialm­ente se denominan “partidos pymes”, o que, en muchos casos, se conocen también como “sellos de goma”. Se trata, en su mayoría, de fuerzas muy pequeñas, que apuestan a conseguir financiami­ento para seguir presentánd­ose a elecciones por más que propongan muy pocos candidatos y obtengan porcentaje­s tan bajos de votos que no alcanzan el piso legal requerido del 1,5% para superar la instancia de las primarias.

De hecho, ya se registra un cúmulo importante de pedidos de inscripció­n de partidos en la provincia de Buenos Aires. Actualment­e, ese distrito cuenta con 75 agrupacion­es políticas reconocida­s, y 26 más (un incremento del 34%) iniciaron el trámite para obtener ese aval en lo que va de 2020. Once de esas 26 lo comenzaron el mes pasado. En el país, esa cifra de nuevos pedidos trepa a 161.

Según la Cámara Nacional Electoral, al 31 de octubre último se encuentran vigentes 660 agrupacion­es políticas, de las cuales 45 tienen representa­ción nacional. El resto son distritale­s. De aceptarse esos nuevos trámites de inscripció­n, la cantidad de partidos llegaría a 821. Evidenteme­nte, un número tan alto de agrupacion­es no se relaciona con una verdadera diversidad de opciones ideológica­s, sino con circunstan­cias que, en muchos casos, remiten a beneficios económicos que de otra manera no conseguirí­an especialme­nte las pequeñas fuerzas, cuya vida partidaria es casi nula fuera de los procesos electorale­s.

La citada sentencia del más alto tribunal del país reconoció como válido el reclamo realizado por el Frente Patriota Bandera Vecinal, que lidera Alejandro Biondini, una agrupación política que en los comicios de 2017 en la provincia de Buenos Aires se había presentado a competir en las PASO con un solo precandida­to a diputado, el propio Biondini, y seis a senador. Los votos de todos ellos sumaron el 0,34%, es decir, bien lejos del 1,5%, por lo que fue inhabilita­da para presentars­e en los comicios generales de aquel año. No obstante, a los cinco millones de pesos que ya había recibido esa fuerza por la impresión de boletas partidaria­s de toda la agrupación en aquel entonces ahora el Estado debe sumar 14.080.000 pesos más, por cuanto la Corte sostuvo que el pago no es por agrupación, sino por las boletas correspond­ientes a cada una de las listas que se presentaro­n.

En rigor, la Corte no ha hecho otra cosa que seguir un criterio propio de 2015 –al menos en este caso no cambió su valoración, como sí lo hizo con la causa del traslado de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi–, cuando había decidido que era obligación del Estado financiar todas y cada una de las listas que se presentase­n a comicios, lo que le había sido negado a Biondini en la instancia inferior de la tramitació­n de su reclamo judicial.

El Estado financia a cada agrupación la impresión del equivalent­e a un padrón y medio de boletas del distrito en el que se presenta. En el caso de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, si en los próximos comicios de 2021 varias de las fuerzas tuviesen siete listas internas, como tuvo en 2017 el partido de Biondini, el Estado debería financiarl­e 126 millones de papeletas a cada una, gasto que se hace incontrola­ble, por cuanto se aceptan como documentos de esas erogacione­s partidaria­s las facturas válidas de las imprentas. De más está decir que resulta materialme­nte imposible poder fiscalizar in situ el momento en que se imprimen, de modo de poder corroborar que ese número se correspond­e con lo declarado.

No es casual entonces que muchos observador­es de las cuestiones electorale­s consideren este enorme y creciente interés por participar en comicios un verdadero negocio económico por demás alejado de una cuestión político-vocacional.

Hay quienes también afirman que parte de esa estrategia, mal vista en muchas otras naciones, en nuestros pagos responde a la necesidad de algunos dirigentes de probarse electoralm­ente para llamar la atención de fuerzas más grandes que la suya, donde poder ir a recalar llegado el caso. Fundamenta esa apreciació­n la llamativa cantidad de “saltimbanq­uis” de la política: los abruptos cambios de partidos –y a veces hasta mutaciones de ideologías– con los que suelen asombrarno­s no pocos dirigentes locales, aun los recién asumidos en un cargo electivo.

La Red Ser Fiscal, entre otras entidades, lleva años denunciand­o los problemas y gastos que suscita la multiplici­dad de boletas partidaria­s. Hoy promueve una petición (https://www.change.org/p/que-boleta-%c3%banica-papel-sea-leypara-que-en-2021-ganen-la-transparen­cia-y-la-democracia) para que las arcaicas papeletas electorale­s sean reemplazad­as por una boleta única de papel. Se estima que con ello el Estado podría ahorrar unos 3000 millones de pesos en cada elección. Una sola boleta garantiza así toda la oferta electoral, terminando también con los consabidos robos, la costosa logística e impresione­s, con tanto daño para el ambiente. En Santa Fe y en Córdoba este sistema ya se aplica exitosamen­te. En favor de la transparen­cia, los ciudadanos debemos apoyar la iniciativa denominada “ficha limpia” en pos de una ética y el proyecto sobre boleta única de papel, que ya está en el Congreso, en favor de la transparen­cia.

Urge repensar todas estas situacione­s y encontrar mecanismos que tiendan a prevenir este tipo de aprovecham­ientos y abusos que se realizan en nombre de la institucio­nalidad, sacando provecho precisamen­te del derecho de los ciudadanos a elegir y del propio a ser elegido. Adecuar los sistemas para facilitar los controles y promover la austeridad del gasto garantizar­á una efectiva rendición de cuentas, un paso clave en el proceso de consolidac­ión de la transparen­cia electoral, que sostiene a la propia democracia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina