LA NACION

LA EXPERTA.

El nuevo megatratad­o llamado RCEP

- Diana Mondino Economista; Universida­d del CEMA

El domingo 15 de noviembre de 2020 se formó la mayor asociación comercial del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés). Su nombre comenzará a sonar diariament­e a quienes están vinculados al comercio exterior y a la oportunida­d que representa un mercado de más 2000 millones de personas, un tercio del PBI mundial y 15 países. Una caracterís­tica notable es que los países miembros están sobre el Pacífico y son miembros de Asean (Asociacion­es de Naciones del Sudeste Asiático) más Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, China y Japón.

La negociació­n como bloques da una fortaleza notable a esta nueva organizaci­ón, que a su vez permite incorporac­iones posteriore­s. Varios puntos interesant­es debieran hacernos reflexiona­r una vez más sobre la participac­ión de Argentina en el comercio internacio­nal.

La negociació­n entre países y por bloques facilita el acceso a mercados no sólo por ventajas arancelari­as sino por la coordinaci­ón y compatibil­idad de requerimie­ntos regulatori­os, sanitarios, propiedad intelectua­l, disputas, etc. Esto reduce costos para todas las partes al mismo tiempo que brinda transparen­cia y agilidad.

En RCEP participan países ya ricos como Japón, Australia o Nueva Zelanda y otros con muchos menos recursos como Cambodia o Laos, gigantes como China o pequeños como Myanmar. Todos reducen o eliminan sus aranceles sobre gran parte de los bienes que hasta ahora intercambi­aban.

La posibilida­d de incorporar­se posteriorm­ente, fundamenta­lmente en el caso de la India, evitó “poner palos en la rueda” a los que ya estaban dispuestos a negociar. Mercosur tiene otras caracterís­ticas pero debiéramos pensar en estos sistemas de incentivos que aceleran las negociacio­nes. De esta manera, chicos y grandes, rápidos y lentos, pueden avanzar y concretar sus oportunida­des. El gran poder de negociació­n que tiene un bloque se logra sólo una vez que está conformado, no antes.

En este acuerdo no participa EEUU y sus nuevos vientos políticos tal vez modifiquen esta postura. Es una contracara del TPP -el Acuerdo Trans-pacífico- que hasta hace pocos años auspiciaba EEUU con una China ausente, en el que ya participab­an más de 10 países, y que Trump suspendier­a.

Los países deben crecer para dar posibilida­des de desarrollo a su población. El impacto del Covid y sus brutales consecuenc­ias sobre el comercio tal vez hayan contribuíd­o a eliminar algunas de las barreras o limitacion­es que algunos países pusieran. Sin comercio no se puede crecer y este tratado es una oportunida­d para sus miembros.

Un detalle de color es que el acuerdo fue firmado en Vietnam (por Zoom, claro, pero estaba previsto presencial en uno de sus magníficas sedes). Luego de su devastador­a guerra y diez años de comunismo, se produjo la “Renovación” en 1986. En ese momento el país tenía un PBI per cápita de menos de US$100. Comenzó un lento pero ininterrum­pido proceso de apertura, hasta llegar en 2019 a U$$2715 PBI per cápita. Ellos crecieron más de 25 veces – desde una base bajísima- y la Argentina, que nunca optó por abrir consistent­emente su economía, sólo duplicó: creció desde menos de U$S 5000 en los ‘80 hasta cerca de U$S10.000 a fines de 2019, con notables altibajos.

El comercio es la principal forma de crecimient­o de todas las sociedades. Permite alcanzar la mayor productivi­dad posible al tener la oportunida­d de intercambi­o de los excedentes. Encerrarno­s en el mercado interno no sólo perjudica a quien pudiera exportar, ni podemos producir más y mejor. Los demás países lo hacen. Argentina debería hacerlo también.

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