Rechazo al aborto de un arzobispo ligado al Papa
Víctor Fernández pidió defender a los niños por nacer.
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel “Tucho” Fernández, aseveró ayer que “nunca se defenderán hasta el fondo los derechos humanos si se los negamos a los niños por nacer”, en la primera expresión de la Iglesia contra el proyecto de legalización del aborto, dos días después de que el Gobierno lo envió al Congreso.
Fernández presidió este jueves el tradicional tedeum por los 138 años de la fundación de la ciudad de La Plata, donde abogó por los derechos humanos del niño por nacer.
A la ceremonia asistieron el intendente de la ciudad de La Plata, Julio Garro; el secretario de Gobierno municipal, Marcelo Leguizamón; la presidenta del Concejo Deliberante, Ileana Cid, y el ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, Julio Alak, entre otras autoridades.
En la homilía, el arzobispo platense recordó que el papa Francisco “propone la apertura universal del amor, que no es tanto la relación con otros países, sino la actitud de abrirse a todos, incluyendo a los diferentes, a los últimos, a los olvidados, a los abandonados”, y puntualizó: “Toma como gran símbolo la figura del buen samaritano, que vio a un enemigo suyo tirado en al camino, abandonado por todos, y supo bajarse de su caballo, curarlo y cuidarlo”. En ese sentido, monseñor Fernández insistió en advertir que “entre los descartados de una sociedad que discrimina, excluye y olvida están los niños por nacer”.
El arzobispo es uno de los hombres más cercanos a Francisco y ya había advertido sobre el aumento significativo de la miseria en el país.
El proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo (ILE) que presentó el Gobierno establece que “las mujeres y otras personas con identidades de género con capacidad de gestar” tienen derecho a practicarse un aborto hasta la semana 14 del proceso gestacional.
“La circunstancia de que todavía no se hayan desarrollado plenamente no les quita nada de su dignidad humana. Por eso, nunca se defenderán hasta el fondo los derechos humanos si se los negamos a los niños por nacer”, aseveró el arzobispo Fernández, en contraposición a la iniciativa oficial.
“Nada le hace perder su dignidad humana. Ninguna circunstancia debe colocarse por encima de es
te principio fundamental, no hay contexto alguno que disminuya o anule esa dignidad. Si esto se olvida, es imposible sostener la fraternidad humana”, afirmó.
La postura de la Iglesia
El mes pasado, la Iglesia ya había manifestado su malestar con el Gobierno por haber impulsado el proyecto de legalización del aborto en medio de la pandemia y de la crisis económica.
“Nos preocupa todo cuanto pueda alejarnos de este compromiso por la unidad a favor del bien común o que pueda acrecentar la brecha que nos divide”, advirtieron en aquella oportunidad en una declaración los obispos que forman parte de la comisión ejecutiva del Episcopado, encabezados por su presidente, monseñor Oscar Ojea, titular de la diócesis de San Isidro.
Y agregaron: “Así como la dignidad de la vida y la promoción de los derechos humanos son conceptos centrales en una agenda auténticamente democrática, la situación general de la salud pública, planteada por esta dolorosa coyuntura, hace insostenible e inoportuno cualquier intento de presentar y discutir una ley de estas características”.
En esos términos también se había manifestado la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que además cuestionó la decisión oficial de avanzar con el proyecto en este contexto y culpó a los “grupos proaborto”.
“Sin importar esta situación, las presiones de los grupos proaborto y la decisión del Gobierno de impulsar la ley, a pesar de que hace dos años el mismo Congreso de la Nación la rechazó por amplia mayoría, hace que nuevamente estemos frente a una discusión que solamente produce grietas en el país”.
El Gobierno presentó el proyecto finalmente esta semana, pero todavía no está garantizado que la iniciativa sea convertida en ley por el Congreso.
Si bien el oficialismo podría tener un resultado holgado a favor en la Cámara de Diputados, es el Senado donde los votos están ajustados y donde el resultado todavía no se puede predecir.