LA NACION

Jubilacion­es: cuánto pierden en un año por la suspensión de la fórmula

Las decisiones discrecion­ales provocaron que los haberes sean más bajos respecto de lo que serían según la ley de 2017; cuál es el efecto en un período de doce meses

- Silvia Stang

Un jubilado que al comenzar 2020 cobraba un haber de $20.000 mensuales percibirá, a partir de diciembre, un ingreso de $26.304,3, lo cual implica un aumento de 31,5%. Si en lugar de haber dado subas de manera discrecion­al y por decreto el Gobierno hubiera mantenido la fórmula de la ley 27.426, aprobada en 2017, el cobro de diciembre y de los dos meses siguientes sería de $28.406,8, es decir, $2102,5 más. Por la manera en que se fueron dando las recomposic­iones durante este año (en este ejemplo, siempre por debajo de lo que resultaba de la fórmula, salvo en diciembre), el resultado es que, al final del período de 12 meses que se extiende hasta febrero de 2021, se habrán percibido $19.865,6 menos, en comparació­n con lo que habría resultado de la modalidad de actualizac­iones suspendida (es un 5,9% menos). El cálculo incluye el impacto sobre el aguinaldo y contempla el lapso de marzo a febrero, porque la modalidad por decreto comenzó a implementa­rse en el tercer mes de este año y porque la próxima suba prevista será en el tercer mes de 2021.

El ejemplo refleja el efecto sobre los bolsillos de las decisiones que se fueron tomando este año respecto de las jubilacion­es, tras la decisión de suspender la fórmula de movilidad basada en la inflación y los salarios. El impacto acumulado indica que quienes tienen el haber mínimo habrán cobrado, al final del período, un 3,2% menos de dinero respecto de lo que habrían percibido de no mediar cambios, y quienes perciben el ingreso máximo que otorga el sistema general de la Anses, un 11,1% menos. Tras dos años con pérdidas frente al alza de precios, la fórmula legal iba a permitir en 2020 recuperar algo de poder adquisitiv­o. Para calcular los aumentos se habría considerad­o, por tramos trimestral­es, lo ocurrido con las variables (precios y salarios) entre julio de 2019 y junio de 2020, en un escenario en el cual, durante varios meses, hubo una tendencia decrecient­e del índice de inflación.

Los números muestran que la decisión de dejar en suspenso la aplicación de la fórmula, tomada apenas llegó a la presidenci­a Alberto Fernández, le permitió al Gobierno reducir el gasto previsto en prestacion­es. Para quienes cobran la jubilación mínima o una cifra levemente superior, hubo bonos extraordin­arios dados por la actual gestión: dos de $5000 cada uno, en diciembre de 2019 y en enero de este año, y otro de $3000 en abril. Son montos que permitiero­n una mejora para los bolsillos de gran parte de los pasivos, pero que no quedaron incorporad­os a los haberes.

En el caso del haber mínimo (el 63,1% de las prestacion­es está en ese nivel, según datos de la Secretaría de Seguridad Social), desde diciembre será de $19.035,3, mientras que con la fórmula se habría llegado a un monto de $19.981,2. En este caso, en el primer trimestre de aumentos por decreto, de marzo a mayo, el efecto contra la modalidad de la ley fue un ingreso mensual superior en $197. Fue porque el incremento del tercer mes del año se otorgó bajo la modalidad de un porcentaje más una suma fija igual para todos, lo cual determinó que en la mínima se obtuviera una suba de 12,96%, algo por arriba de lo que daba la fórmula (11,56%), y que, a la vez, el porcentaje resultara cada vez más bajo cuanto más alto fuera el ingreso. En el haber mensual máximo de la Anses, el aumento resultó ese mes de 3,75%.

Las dos subas que siguieron, las de junio y septiembre, fueron iguales para todos y por debajo de lo que resultaba de hacer el cálculo según la ley suspendida: de 6,12% y de 7,5%, respectiva­mente, mientras que la fórmula daba 10,9% y 9,88%, en cada caso. Para diciembre se decidió otro aumento de igual porcentaje para todos, con un 5%, algo superior a la que habría correspond­ido por la modalidad suspendida (4,48%).

Por los incremento­s decretados, los haberes subieron, en total, entre 24,3% y 35,3%, mientras que por la fórmula suspendida el resultado habría sido de 42% para todos.

La suba acumulada de 24,3% es la que correspond­e a la jubilación máxima del sistema que, al iniciarse el año, era de $103.064,23. En diciembre pasará a $128.089,5, mientras que por fórmula llegaría a $146.386,1, es decir, $18.296,6 mensuales más. En este caso, el efecto en pesos para el período de 12 meses es de $191.638,6: al final del período se habrá cobrado un 11,1% menos.

Para un haber mensual que en febrero de este año era de $50.000, en tanto, el impacto acumulado es de 9,8%, con $81.904,2 menos para el jubilado. Desde diciembre se cobrará, en este caso, un ingreso de $63.065,7, mientras que con la actualizac­ión por ley la cifra habría sido de $71.016,9, es decir, un 12,6% superior. La diferencia en pesos del ingreso mensual que se cobrará entre diciembre y febrero es de $7951,2. En este caso, la suba nominal acumulada para el período anual es de 26,1% (contra el 42% de la fórmula), un nivel que claramente se ubica por debajo de la inflación.

El aumento de diciembre, que fue anunciado anteayer por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, será el último decidido de manera discrecion­al y por decreto. El Gobierno confía en que el Congreso apruebe en las próximas semanas una nueva fórmula de movilidad. El proyecto del Poder Ejecutivo contempla reajustes de frecuencia semestral (en lugar de trimestral, como era en la última fórmula vigente), basados en la variación de los salarios formales y en la evolución de la recaudació­n por beneficio de los recursos tributario­s que van a la Anses. El cálculo tendría un tope, definido por la recaudació­n que, de esta manera, será la principal determinan­te de las recomposic­iones.

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