DEMANDA
Precios sin freno para la soja y el maíz
Compras chinas y existencias globales que se agotan, las claves detrás de la escalada alcista en Chicago
Cuando la primera ola de contagios por Covid-19 arreciaba; la incertidumbre golpeaba las expectativas económicas globales, y se deprimían los precios de la soja y del maíz en la Bolsa de Chicago, nada permitía presagiar el viraje que el mercado daría durante la segunda semana de agosto.
Entre el cierre de la rueda del 7 de ese mes y anteayer, el valor de la oleaginosa trepó un 35,3%, al pasar de 319,76 a 432,66 dólares por tonelada, registro con el cual alcanzó el nivel más alto desde junio de 2016 y quedó a pocos centavos de precio mayor desde 2014 . Para el cereal la ganancia acumulada resultó del 37,3%, tras variar de 121,16 a 166,33 dólares, marca esta última que se ubicó como la más alta desde julio del año pasado. En ambos casos, las cifras actuales guardan distancias importantes frente a los respectivos récords, de 650,74 y de 327,25 dólares por tonelada, alcanzados en septiembre y en agosto de 2012.
En estos poco más de tres meses sucedieron muchas cosas, pero hubo dos que resultaron determinantes para la bonanza de los precios internacionales de ambos granos gruesos: una vertiginosa demanda por parte de china, que parece haber se planteado como una exigencia de muy corto plazo la “resurrección” de su sector porcino tras el duro golpe que la fiebre porcina africana le asestó desde agosto de 2018, con una reducción de sus existencias que habría superado largamente el 40%, y la fuerte caída de los stocks estadounidenses de soja y de maíz desde las previsiones iniciales planteadas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
En mayo el organismo abriósuciclo de proyecciones agrícolas 2020/2021 y calculó que con una cosecha de soja estadounidense de 112,26 millones de toneladas se llegaría al cierre de la campaña con existencias por 11,03 millones. Sin embargo, en su reporte de noviembre estimó la producción en 113,50 millones, pero el stock, en 5,17 millones, es decir, con un recorvarios te del 53,1% respecto del dato inicial.
En cuanto al maíz, el USDA pronosticó en mayo la producción de EE.UU. en 406,29 millones de toneladas y las reservas al finalizar la temporada en
84,29 millones, datos que provocaron la caída de los precios. Pero ahora, con buena parte de las tareas de recolección transitadas, sus últimas cifras revelaron que con una cosecha de 368,49 millones, el stock final será de 43,23 millones de toneladas, es decir, un 48,7% menor al previsto inicialmente y un volumen que pone en entredicho el abasto doméstico, al igual que en el caso de la soja.
“El aumento actual de los precios es parte de un repunte estructural, derivado de la extraordinaria demanda china de semillas oleaginosas y de cereales”, aseguró desde Chicago a la
Charlie Sernatinger, jefe global nacion de Futuros de Granos de ED&M Man Capital Markets.
Para Sebastián Olivero, analista local de la firma estadounidense Stonex, la tendencia alcista resulta de una sumatoria de factores, “donde el dato principal es la gran recuperación de la demanda asiática, con China a la cabeza. Su rodeo porcino viene creciendo a una tasa interanual superior al 30%. Además, por la búsqueda de un mayor control sanitario, están profesionalizando la producción. Es decir que el mayor consumo se da por partida doble, por un aumento en la cantidad de cabezas y por una mejora en la dieta de los animales”, explicó.
Agregó que como resultado de la voraz demanda china, Brasil comercializó todo su saldo exportable
2019/2020 en tiempo récord, al punto de tener que remover el arancel para poder importar soja desde afuera del Mercosur. “Y a la par, vemos que transitados apenas dos meses y medio del inicio del ciclo comercial 2020/2021, Estados Unidos ya colocó el 83% de su saldo exportable de soja. Por todo esto, el escenario más probable es que el ritmo de exportaciones estadounidenses se mantenga elevado y que ello implique menores existencias. El punto es que su relación stock/consumo ya es muy reducida (4,2%) y nuevos ajustes la podrían llevar a mínimos históricos, inferiores al 3% que se alcanzó por última vez entre 2012 y 2013, y que llevó el valor de la soja en Chicago a superaron los 600 dólares por tonelada. Ante un escenario de ese tipo, la función de los precios es racionar la demanda, es decir, subir hasta el punto de desincentivar a los compradores”, dijo Olivero.
En los primeros diez meses de 2020 China importó 83,20 millones de toneladas de poroto de soja, un 8% por encima de los cerca de 77 millones adquiridos en igual período de 2017, anterior mayor marca. “Definitivamente, el repunte de precios que vemos en el mercado de la soja es estructural. Con un dólar menos firme frente a una canasta de monedas y ante los niveles actuales de demanda, estas existencias finales tan bajas en EE.UU. no dejan espacio para recortes adicionales en Sudamérica”, dijo María Dolores Rodríguez Pareja, analista de la corredora Morgan, García Mansilla y Cía. SA.
Añadió que si asumimos que Brasil y la Argentina no llegan a los 133 y a los 51 millones de toneladas que prevé el USDA para la campaña 2020/2021 y que repiten los volúmenes del año pasado (126 y 49 millones de toneladas, respectivamente), “la oferta estadounidense no llegará a cubrir el faltante, cuando sus exportaciones muestran una celeridad mayor a la vista incluso antes del inicio de la guerra comercial con China”.
En el caso del maíz, donde China no era una referencia de demanda por sus cosechas abundantes, Sernatinger explicó que desde hace unos cinco años ese país se planteó la necesidad de reducir las reservas estratégicas, que habían llegado a un nivel muy elevado, y lo hizo mediante una mayor demanda de su incipiente industria de etanol y con medidas de fomento para que los agricultores sembraran soja en lugar de maíz. “Parece que tuvieron éxito, pero deprimieron sus existencias más allá de lo conveniente. Al mismo tiempo se da la recomposición de su rodeo de cerdos, lo que genera una mayor demanda de alimentos. Considero que China será importador de maíz durante años”, estimó el especialista.
“Si bien el principal componente de la demanda china de maíz es la producción porcina, también están creciendo en forma importante los sectores avícola y acuícola. El crecimiento de su demanda parece de orden estructural”, dijo Olivero.
En su último informe mensual de estimaciones agrícolas el USDA elevó de 7 a 13 millones de toneladas su previsión sobre las importaciones chinas de maíz, pero el mercado considera que el número final en el ciclo 2020/2021 superaría los 20 millones de toneladas, lo que ubicaría a China por encima de compradores tradicionales, como México o Japón.
Reacción local
La tendencia alcista externa tiene su correlato doméstico. “Si consideramos los valores disponibles para la soja, en torno de los 347/350 dólares, nos encontramos en máximos desde 2014, mientras que en maíz, con precios que oscilan de 195 a 200 dólares se alcanzó un pico desde 2016”, detalló a Bruno Ferrari, integrante la nacion del equipo de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Agregó que respecto de los valores de las nuevas cosechas en el Matba Rofex, “la posición abril del maíz cerró anteayer en US$186, superando ampliamente los valores promedio obtenidos al momento de la cosecha desde, al menos, 2012. En soja, con el contrato mayo en US$307,60, estamos en máximos desde 2014”. Ferrari comentó que los precios actuales a cosecha brindan rentabilidad, siempre que se logren rindes promedio.
“En un escenario sin distorsiones cambiarias ni retenciones, Brasil vendió casi el 60% de la soja nueva, pero en la Argentina apenas se negoció el 10%. La brecha cambiaria es la que demora las ventas”, dijo Rodríguez Pareja. Añadió que “el maíz sigue firme y fluido en el mercado local, pero su saldo final va a quedar muy justo, por eso recomendamos en el inmediato vender soja y no maíz. Siempre es preciso recordar que se promedia mejor vendiendo en mercados alcistas y no cuando empiezan a bajar”.