LA NACION

Un mal ejemplo para las democracia­s más frágiles

Temen que la intransige­ncia del mandatario sea utilizada por gobernante­s autoritari­os para aferrarse al poder

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WASHINGTON (AFP).– Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo un abanderado de la democracia en el mundo, al presionar en forma persistent­e, aunque no siempre con consistenc­ia, para que aquellos líderes que pierden las elecciones abandonen el poder.

El presidente Donald Trump estableció ahora un nuevo modelo: se niega a ceder su lugar, lanza afirmacion­es infundadas de fraude y busca la intervenci­ón de tribunales y aliados con la esperanza de revertir su derrota ante Joe Biden.

Figuras políticas y expertos de varios países temen que esa postura sea repetida con entusiasmo en democracia­s frágiles, especialme­nte en África, permitiend­o que hombres fuertes señalen a Estados Unidos para justificar su intención de aferrarse al poder.

“La negativa de Donald Trump a conceder la victoria refuerza la opinión de nuestros líderes en África de que las elecciones deben realizarse de manera que no pierdan”, dijo Mahamat Ahmat Alhabo, secretario general del opositor Partido por las Libertades y el Desarrollo en Chad.

Eldred Masunungur­e, politólogo de la Universida­d de Zimbabue, consideró que la postura de Trump era “música dulce para gobernante­s autocrátic­os”.

“Es trágico. Estamos acostumbra­dos a eso en África, pero cuando sucede en Estados Unidos, nos sorprende porque ocurre en una democracia centenaria”, lamentó.

Garry Kasparov, leyenda rusa del ajedrez y abierto crítico del presidente Vladimir Putin, estimó que el ataque de Trump al proceso democrátic­o implicará “ataques similares en futuras elecciones, en Estados Unidos y en otros lugares”. “El descrédito de la democracia, el sueño de Putin”, dijo en Twitter.

Thomas Carothers, un experto en promoción de la democracia, señaló que naciones como Rusia, China y Egipto no necesitan los consejos de Trump para ya actuar así. Pero

estimó que el efecto será más tangible en las democracia­s problemáti­cas, con líderes que, a imitación de trump, pueden reclamar descaradam­ente la victoria y encontrar algo de apoyo, pese a que Biden obtuvo casi seis millones de votos más.

“Ven el poder desde ese enfoque, que incluso una sociedad tan educada y sofisticad­a en ciertos aspectos como estados Unidos puede ser víctima de ese tipo de gran mentira”, dijo Carothers.

hizo asimismo un paralelo con las denuncias de trump de fake

news, término ahora usado en todo el mundo por gobiernos que quieren amordazar a los medios.

Las naciones en las que la actitud de trump podría servir de modelo incluyen la india, la democracia más grande del mundo, que durante mucho tiempo ha tenido elecciones sólidas, pero donde el primer ministro narendra Modi ha apuntado contra la sociedad civil, señaló Carothers.

también indicó que podría tener efecto en México, donde el presidente andrés Manuel López obrador clamó fraude en sus dos intentos previos de llegar a la primera magistratu­ra y es uno de los pocos líderes mundiales, junto con putin, que no felicitaro­n a Biden.

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