LA NACION

El estallido de Guatemala agita el escenario en América Latina

Después de Perú, el país centroamer­icano es el nuevo foco de violentas protestas contra el presidente; los efectos de la pandemia se suman al reclamo por la desigualda­d

- Daniel Lozano

CARACAS.– La segunda oleada de protestas en América Latina ha comenzado tras la tregua forzada por la pandemia. El estallido en Guatemala llegó solo seis días después de que las aguas políticas y sociales se calmaran en Perú, aunque persisten las dudas de si se trata de un hecho aislado o, por el contrario, si la primavera latinoamer­icana está de vuelta.

Miles de guatemalte­cos se lanzaron el sábado último a la calle para protestar contra el nuevo presupuest­o, lo que provocó por un lado una represión policial desmedida y, por el otro, la actuación de radicales encapuchad­os, que quemaron parte del Congreso. La tensión prosiguió ayer con nuevas protestas, menos numerosas que las masivas de la víspera, y con el anuncio de un paro nacional convocado para hoy desde las redes sociales.

El principal desencaden­ante de las protestas es la aprobación de forma casi furtiva del presupuest­o nacional para 2021, que desde el primer día fue criticado por olvidarse, según sus detractore­s, de las partidas sociales en educación y salud en el peor momento posible. Expertos económicos también alertaron sobre el crecimient­o descontrol­ado de la contrataci­ón de deuda pública por los efectos del Covid.

Tras estar reunido con su equipo de confianza, el presidente Alejandro Giammattei comunicó ayer al país que ha instruido a Álvaro González, ministro de Finanzas, para que convoque a diferentes sectores de la sociedad civil “para que en conjunto podamos hacer un análisis que nos permita llegar a consensos respecto al presupuest­o a las necesidade­s del país”.

Una rectificac­ión sobre la marcha del dirigente conservado­r, sabedor de que cuenta con el rechazo de buena parte del país y con la rebelión de su propio vicepresid­ente, que lo debilita políticame­nte. En una propuesta casi bíblica, el vicepresid­ente Guillermo Castillo ofreció la semana pasada su cabeza política si con ello el primer mandatario también abandonaba el poder “por el bien del país”. En las últimas horas Castillo también se ha sumado a quienes exigen una investigac­ión exhaustiva de lo que sucedió el sábado en la capital, como si se tratara de un opositor más.

Distintas organizaci­ones nacionales e internacio­nales coincidier­on en subrayar los abusos policiales contra la concentrac­ión pacífica de miles de personas en el centro histórico, que también exigían la renuncia presidenci­al además del veto a los presupuest­os. La Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) reclamó ayer que se “investigue­n los hechos vandálicos contra el Congreso, tras los cuales los agentes del Estado reprimiero­n de manera indiscrimi­nada la protesta”.

Uno de las grandes interrogan­tes surgidos es por qué la policía guatemalte­ca no intervino durante el ataque al Parlamento y, en cambio, extremó la represión posteriorm­ente contra los manifestan­tes que se encontraba­n en la calle. Hasta una guillotina instalaron los protestant­es a las puertas del Congreso.

Por fortuna para nueve de los 23 detenidos, jueces como Mario Godoy mantuviero­n su independen­cia para decidir ayer su puesta en libertad ante la inconsiste­ncia de las pruebas policiales.

Giammattei, de 64 años, no ha cumplido con las expectativ­as nacidas tras su victoria electoral del año pasado y su administra­ción también se ha visto sacudida por la corrupción. Como en otro países de la región, la falta de transparen­cia en la lucha contra el coronaviru­s, pese a que el primer mandatario es médico, más la lentitud en emprender la reactivaci­ón económica han socavado su popularida­d. Una de las grandes quejas entre los manifestan­tes son las carencias en los hospitales, una realidad endémica en el continente.

Un nuevo factor determinan­te, la pandemia y sus efectos, se ha sumado a los que ya existían en 2019, cuando Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela y Colombia mostraron que algo está fallando en América Latina. Mientras la rebelión popular en Perú se asemejó a la boliviana, eminenteme­nte política y provocada por una destitució­n abusiva del presidente, en Guatemala emerge un nuevo factor que ya temían gobiernos y analistas: los efectos de la pandemia.

“Similar a lo que ocurrió a fines de 2019, este inédito 2020 cierra también turbulento en varios países de la región. Una ciudadanía, sobre todo jóvenes, harta de sus dirigentes, en quienes no confía, demanda en las calles dignidad, inclusión, servicios de calidad y el fin de la corrupción”, resume el politólogo Daniel Zovatto.

En la obra América Latina, del estallido social a la implosión económica y sanitaria pos-covid-19, los editores Rafael Rojas y Vanni Pettiná avizoran “tiempos nublados” para una región sin un futuro claro. La principal tesis de los autores es que el coronaviru­s frenó la primavera de movimiento­s sociales, pero a la vez le dio la razón a las demandas ante la desigualda­d, la pobreza y la corrupción de los políticos.

“Estamos ante el agotamient­o de referentes y modos de enfrentar las crisis sociales, económicas y políticas de América Latina”, concluye el historiado­r cubano Rafael Rojas.

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Afp Una manifestan­te reclama contra el gobierno en Ciudad de Guatemala

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