Elizabeth Gómez Alcorta. “Cristina Kirchner es clave para que el aborto sea ley”
La ministra de Mujeres cree que hay condiciones para la legalización y defiende su impacto en el sistema sanitario
Su foto de Whatsapp y las imágenes en sus redes sociales están repletas de pañuelos verdes. No podía ser de otra manera. La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, debía comulgar con la promesa electoral del Presidente: que el aborto sea ley.
En diálogo con la nacion, Gómez Alcorta se mostró optimista respecto de la aprobación del proyecto que el Ejecutivo envió al Congreso, y sostuvo que el rol de la vicepresidenta Cristina Kirchner es “fundamental” para impulsar el proyecto. “Ella es clave en la estrategia integral, para que efectivamente sea ley”, indicó.
Además, reconoció que existe un “retroceso en materia de la representación de las mujeres en el ámbito ministerial”, en el marco del reemplazo de María Eugenia Bielsa por Jorge Ferraresi en el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat.
–¿Qué expectativas hay de que el proyecto de legalización del aborto se transforme en ley?
–Tenemos una buena expectativa. El compromiso del Poder Ejecutivo no era exclusivamente presentar el proyecto. Entendiendo que hay diferencias entre el tratamiento de 2018 y el actual, creemos que están dadas las condiciones para que efectivamente sea ley.
–¿Qué fue lo que cambió?
–Primero, transitamos todo un debate social, más allá del debate legislativo. Ha habido mucho intercambio y acceso a la información. El segundo punto, que es trascendental, es que esta es la primera vez que el Poder Ejecutivo envía un proyecto de ley de interrupción del embarazo al Congreso. Obviamente, queda la instancia de búsqueda de los consensos en el ámbito parlamentario, pero tenemos buenas expectativas.
–¿Hay alguna estrategia frente a los indecisos? ¿Cristina podría aportar en el Senado?
–La estrategia central es en el ámbito parlamentario, y es en función de modificar o agregar algo del texto, como ocurre con todas las leyes. Es una tarea de la cual el Poder Ejecutivo queda afuera, pero no tengo ninguna duda que el rol de Cristina es fundamental. No solamente porque es la presidenta del Senado, sino, además, por el enorme liderazgo que tiene en términos políticos, más allá del bloque. Es una persona absolutamente fundamental en el mundo de la política, y entiendo que va a ocupar un lugar clave.
–¿Se espera que la vicepresidenta se pronuncie para empujar el proyecto, a pesar de no haberlo hecho hasta el momento?
–Hay que recordar que Cristina sí votó en 2018 a favor del aborto y mostró su posición. Hizo un discurso que no deja lugar a dudas; ya se expresó públicamente. No tengo dudas que ella es clave en la estrategia integral, para que efectivamente sea ley.
–Cree que las diferencias que Cristina Kirchner planteó hacia Vilma Ibarra, una de las articuladoras
del proyecto, podrían interferir en el debate?
–Son hipótesis. Yo tuve una reunión con la vicepresidenta y hablamos del proyecto antes de que se presentara. Hemos venido haciendo un enorme trabajo conjunto.
–¿Considera que la votación puede desencadenar cruces internos en el oficialismo?
–Cruces internos, no. Habrá posiciones distintas en el oficialismo y la oposición. Se trata de un proyecto que en algunas y algunos enfrenta posiciones religiosas y personales, respetables, que van a hacer que no voten de acuerdo con la posición del Poder Ejecutivo a pesar de que sean oficialistas. Nosotros apelamos a un debate democrático y respetuoso. Las diferencias existen y no veo que sea un problema. –Algunas organizaciones señalan que el derecho a la objeción de conciencia podría resultar un obstáculo para que se garantice el acceso al aborto.
–El servicio formará parte de las medidas de salud pública obligatorias para los sectores público, privado y de obras sociales. No veo hoy como un problema suponer que todos los médicos y médicas van a ser objetores de conciencia. De hecho, se aumentó de cinco a diez días el tiempo para acceder a la práctica, teniendo en cuenta que en algunos lugares puede ser más difícil encontrar algún profesional.
–¿Cómo es trabajar el género desde cero y en un gabinete en donde la mayoría son hombres?
–La Argentina tiene desde hace muchísimo tiempo políticas de género, y, finalmente, la institucionalidad tomó la agenda del movimiento de mujeres. Estamos contentas con el recorrido, a casi un año. Además, hay una decisión política muy clara del Presidente y de la vicepresidenta de saldar las deudas que se tienen por desigualdades de género. Eso no solo se cristalizó con la creación del ministerio, sino con la cantidad de proyectos y con el presupuesto que se nos asignó, que es 23 veces superior al que tenía el Instituto Nacional de las Mujeres. Cuando esa decisión política está y hay trabajo, el gabinete no es un obstáculo.
–¿Cómo ve la salida de Bielsa y un gabinete que ahora tiene solo tres ministras mujeres?
–Efectivamente, tenemos un retroceso en materia de la representación de las mujeres. El gabinete actual, hasta cargos de secretaría y subsecretaría, tiene un 37,5% de mujeres. ¿Estamos contentas? No. Estamos mejor, porque antes había un 21%. Al margen de la perspectiva de género, a María Eugenia Bielsa la respeto y admiro mucho; doy fe de que llevó un enorme trabajo y labor.
–¿Qué les responde a quienes sostienen que el proyecto es un mecanismo de distracción ante la pandemia y la crisis?
–Es un argumento con poco sustento, porque el Presidente anunció el 1º de marzo que enviaría el proyecto en esos días, cuando no sabíamos que íbamos a enfrentar un aislamiento riguroso y que el Congreso no iba a sesionar por mucho tiempo. Tampoco es inoportuno en términos económicos, porque la legalización del aborto desestresa el sistema de salud: arriba del 95% de los abortos realizados hasta la semana 14 se hacen por medios medicamentosos, que no implican la utilización de camas hospitalarias. En paralelo, tenemos 40.000 internaciones producto de abortos clandestinos por año en nuestro país. Esas internaciones van a desaparecer. El aborto también elimina riesgos en las mujeres y disminuye la mortalidad materna. Para ciertos sectores nunca va a ser oportuno este debate.