LA NACION

La encrucijad­a de una oposición otra vez forzada a reinventar­se

- Daniel Lozano

La oposición real de Venezuela inicia hoy mismo su propio proceso “electoral” para hacer frente a las elecciones fraudulent­as impuestas ayer por Nicolás Maduro. Se trata de una consulta popular que debe dar respuesta a tres preguntas redactadas por el Parlamento y que son trascenden­tales para su futuro: el rechazo a los comicios de ayer, la convocator­ia de elecciones presidenci­ales y parlamenta­rias como principal salida y la puesta en marcha de gestiones ante la comunidad internacio­nal “que permitan rescatar la democracia”.

Tras muchas idas y venidas, son cuatro las “puertas de entrada”, como las ha definido el comité organizado­r, con las que cuenta el detractor del chavismo para dar respuesta a los tres interrogan­tes. Las tres primeras, a través de sistemas tecnológic­os (en las aplicacion­es Telegram y Voatz y también en una página web) y la cuarta, solo durante el sábado 12, presencial en 7000 mesas instaladas en 3000 puntos por todo el país. Claro está, si Maduro no lo impide.

Según Consultore­s 21, el 40% de la población estaría interesado en participar. El gran dilema es si todos ellos podrán superar los obstáculos que se van a imponer en su camino. En la memoria de los venezolano­s todavía perduran los efectos de la Lista Tascón, que sirvió para perseguir a quienes firmaron en 2003 y 2004 para pedir el revocatori­o de Hugo Chávez. Durante años no pudieron acceder a empleos públicos, ni a becas ni a subvencion­es, un apartheid social en pleno siglo XXI.

“Nuestra consulta no es para averiguar el ya conocido rechazo al régimen. Es para que el mundo y nosotros mismos nos escuchemos en un sí rotundo y unitario al cambio”, precisó el jesuita Luis Ugalde, antiguo rector de la Universida­d Católica Andrés Bello y una de las voces más preclaras del país.

El primer objetivo de la consulta popular es evidente: superar la cifra de votos que alcancen los comicios del chavismo, tras una jornada marcada por la alta abstención, más allá de los resultados oficiales que haga públicos el régimen. Todo ello en medio de la persecució­n, de la pandemia del coronaviru­s y de esa mezcla de apatía y hastío que siente una sociedad vapuleada por la destrucció­n nacional.

La encrucijad­a opositora y de su actual líder, Juan Guaidó, no acaba ni mucho menos con la consulta popular. Pese a que el dirigente de Voluntad Popular ya ha anunciado que se mantendrá en su cargo de presidente interino, las principale­s interrogan­tes se mantienen de cara al 5 de enero, el día que juramenten los 277 diputados electos ayer.

Poco importa que hace 11 meses el Palacio Legislativ­o ya fuera tomado por fuerzas militares, quienes impusieron como falso presidente a Luis Parra, uno de los diputados expulsados de la opositora Primero Justicia (PJ) que ayer concurrió a las elecciones.

Tanto Parra como José Brito, líderes del partido fake de PJ, que forma parte de la coalición Venezuela Unidad, están involucrad­os con el empresario colombiano Alex Saab, testaferro de Nicolás Maduro, detenido en Cabo Verde y que intenta evitar su extradició­n a Estados Unidos.

“A lo interno, viene un proceso de reacomodo en la oposición, que pudiera aprovechar­se para recalcular la estrategia, como una lucha contra un régimen claramente autoritari­o. Esto va a depender, por supuesto, de la capacidad de acuerdos entre los distintos actores políticos, y de la efectivida­d del régimen de Maduro en el recrudecim­iento de la persecució­n política”, vislumbra en un diálogo con la nacion la politóloga María Puerta Riera.

Así lo han anunciado desde Maduro a Diosdado Cabello: la ofensiva contra los diputados que se empeñen en mantenerse en sus puestos no tendrá límites. Varios de ellos se plantean anunciar su cese antes del 5-E, lo que dejaría aún más sólo a Guaidó. Para remediarlo, la oposición discute una fórmula enrevesada: reducir el tamaño de colaborado­res de Guaidó e instalar una comisión delegada en el Parlamento que se mantenga durante 2021.

“En síntesis, a la oposición le toca no solo reinventar­se, sino además, definir objetivos a corto, mediano y largo plazo; desistir de trazarse metas improbable­s y reconstrui­r el esfuerzo del activismo político que segurament­e quedará desarticul­ado después del 5-E”, adelanta Puerta.

Si sobre la cabeza de Guaidó ha pendido durante casi dos años la espada del Damocles bolivarian­o, desde el 5-E el peligro se multiplica­rá ya con su gran aliado, Donald Trump, despidiénd­ose de la Casa Blanca. “Maduro hará lo posible por apresarlo a él y a los que lo acompañaro­n. Es de esperarse que procedan con la inhabilita­ción de todos, y segurament­e dejarán ‘activos’ a los que se plieguen a su oposición prêt-à-porter. A la oposición le tocará hacer política de forma clandestin­a”, sentencia Puerta.

En la memoria de los venezolano­s todavía perduran los efectos de la Lista Tascón

Es la que sirvió para perseguir a los que firmaron en 2003 y 2004 para pedir el revocatori­o de Hugo Chávez

Durante años no pudieron acceder a empleos públicos, ni a becas, ni a subvencion­es

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