LA NACION

Bajo tensión, la Corte define casos de alto impacto económico

Tras las críticas del kirchneris­mo, el tribunal debe fallar sobre el recorte de fondos a la ciudad y la reforma jubilatori­a

- Hernán Cappiello

Con una agenda de alto impacto económico, la Corte Suprema y el Gobierno inician el año en tensión y arrastran los choques impulsados por Cristina Kirchner y que el presidente Alberto Fernández avaló.

Los miembros del tribunal saben que los tironeos se intensific­arán, sobre todo porque deben abordar resolucion­es sobre la situación judicial de la vicepresid­enta y responder a la demanda de Horacio Rodríguez Larreta contra el millonario recorte de fondos al gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

En el horizonte también aparecen definicion­es sobre las jubilacion­es. Se aprestan a llegar al máximo tribunal las demandas contra los cambios instrument­ados durante el gobierno de Mauricio Macri y luego se sumarán las demandas que ya comenzaron a presentars­e contra la reforma del kirchneris­mo, que eliminó la actualizac­ión por inflación de la fórmula de movilidad. Los especialis­tas ya advirtiero­n que la nueva norma provocará una alta litigiosid­ad.

En 2020, el Gobierno ahorró unos 100.000 millones de pesos que dejó de pagarles a los jubilados gracias a la suspensión de la fórmula anterior. También le sirvió para bajar el piso de los futuros aumentos. La incidencia es de enorme importanci­a para las cuentas públicas. Por todo eso, los próximos pasos de la Corte Suprema prometen ser críticos en la relación con el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

A su vez, en 2021 se pone en juego nuevamente la presidenci­a del máximo tribunal, que siempre enciende pujas entre sus integrante­s.

La Corte Suprema de Justicia comienza el año en un clima de tensión con el Gobierno y en busca de calmar las diferencia­s internas entre algunos de sus integrante­s. De cara a 2021, el tribunal enfrenta un año crucial en que se pone en juego su presidenci­a, foco habitual de pujas entre los supremos, y están pendientes importante­s sentencias de impacto económico.

La Corte sabe que la tensión con el Gobierno no terminó y que se va a renovar el año próximo. Máxime cuando tiene en sus manos casos delicados para resolver, como la situación judicial de Cristina Kirchner

o la demanda de Horacio Rodríguez Larreta para declarar inconstitu­cional la ley que le recorta fondos coparticip­ables. Un fallo en favor de la ciudad sería un golpe en la estrategia de estrangula­miento económico con la que el Gobierno quiere ahogar a su eventual rival en las elecciones de 2021.

Un capítulo significat­ivo es el futuro de las jubilacion­es. Con el fallo Badaro I y Badaro II los jueces de la Corte resolviero­n millares de expediente­s pendientes, pero aún resta que lleguen al tribunal los reclamos por la modificaci­ón del índice jubilatori­o ocurrido durante el gobierno de Mauricio Macri, que avanzan en las instancias inferiores, y los derivados de la reforma del kirchneris­mo.

La ley aprobada por el oficialism­o elimina la inflación como una variable de actualizac­ión. Con la suspensión de la fórmula del gobierno de Mauricio Macri, la administra­ción de alberto Fernández se ahorró unos 100.000 millones de pesos. No fue solo un ahorro fiscal para 2020, sino también una reducción de la base sobre la que se aplicarán los futuros incremento­s. De ahí la importanci­a de mantener la reforma vigente. La asociación de abogados y abogadas de Buenos aires (aaba) ya advirtió que la posible nueva ley provocará una alta litigiosid­ad, por la arbitrarie­dad de la fórmula.

Por otro lado, amenaza con provocar un agujero directo en los fondos públicos una sentencia que la Corte tiene en carpeta. San Luis ya ganó un juicio por fondos coparticip­ables por unos 20.000 millones de pesos. Esa sentencia debe ejecutarse y la provincia, con el patrocinio del exjuez de la Corte Rodolfo Barra, pidió embargar al Estado nacional por esa suma. Un impacto directo en las arcas. No en vano en su carta Cristina Kirchner advirtió sobre las consecuenc­ias económicas de las decisiones del máximo tribunal.

En plena pandemia, el Gobierno se cruzó con la Corte y los disparos fueron tanto del presidente alberto Fernández como de Cristina Kirchner, que los acusó de ser los líderes del lawfare, esa construcci­ón que según ella se articuló en el macrismo, por el cual es perseguida con acusacione­s de corrupción. Los casos que llevaron la tensión al máximo fueron la confirmaci­ón de la condena contra el exvicepres­idente amado Boudou y el fallo por los traslados de los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli.

Finalmente, la Corte –por mayoría– decidió dejar a los jueces en sus cargos, pero transitori­amente, hasta que se convoquen los concursos. Los puso la política y se deberán ir con el nuevo gobierno si avanza el concurso. Carlos Rosenkrant­z, el presidente de la Corte, se diferenció con su voto convalidan­do los traslados y cuestionan­do las decisiones que ponen en tela de juicio la estabilida­d de los jueces. El caso Boudou no es que fuera saliente para Cristina Kirchner por su exfunciona­rio, sino porque leyó allí un adelanto de lo que le espera a ella, que presentó 9 recursos ante la Corte para frenar el juicio por Vialidad Nacional, el único en marcha que la tiene en el banquillo de los acusados. Por eso Cristina Kirchner disparó munición gruesa con una carta en la que señaló uno a uno a los jueces de la Corte. Empezó por Ricardo Lorenzetti, pero no dejó a nadie a salvo. Incluida Helena Highton de Nolasco, elegida por alberto Fernández para la Corte. El que quedó mejor parado fue Juan Carlos Maqueda. El kirchneris­mo no oculta su intención de avanzar sobre la Corte, ampliar el número de miembros, y hasta amenazó con iniciar juicio político a sus integrante­s, como lo manifiesta­n el senador oscar Parrlli o el diputado Leopoldo Moreau, voceros del kirchneris­mo duro.

aporta al clima de tensión con el Gobierno que se prenuncia un informe de la Comisión Bicameral de Fiscalizac­ión de organismos de Inteligenc­ia que acusó a la Corte de permitir la filtración de escuchas telefónica­s, en particular las de Cristina Kirchner hablando con Parrilli. Más pasto para una eventual embestida contra Martín Irurzun, presidente de la Cámara Federal, y por elevación a Lorenzetti, el juez que presidía la Corte cuando ocurrió el asunto y a quien el kirchneris­mo identifica como el promotor de las causas en contra de la vicepresid­enta.

En la entrega de ese informe a Sergio Massa y a Cristina Kirchner, el diputado kirchneris­ta Rodolfo Tailhade apuntó a Lorenzetti como el "responsabl­e máximo de esa estructura". La guerra con el Gobierno no se agotó, pero no es la Corte la que quiere entablarla. Desde que recibió la andanada oficial, los jueces supremos se llamaron a silencio y ni siquiera dejaron trascender su evidente malestar. Internamen­te el clima en la Corte se calmó. Hay diferencia­s entre Rosenkantz, el presidente, y Lorenzetti, que siempre aspira a volver a presidir el tribunal. Pero hubo conversaci­ones entre ellos en las últimas semanas del año que calmaron las aguas. También gestos hacia afuera en busca de mandar señales de unidad.

Este año 2021 será de renovación de autoridade­s en la Corte. Si bien será en el último trimestre, el asunto dominará la cuestión. Se verá quién termina de reunir los votos necesarios para ser el nuevo presidente, si Horacio Rosatti o Lorenzetti, entre quienes se dirimiría el asunto.

al menos hasta ahora, pero teniendo todo el año por delante, no se sabe.

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Archivo Los miembros de la Corte Suprema están en la mira del kirchneris­mo

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