LA NACION

Inquietud por la noche

Los empresario­s vinculados a la diversión nocturna consideran que la verdadera amenaza de contagios son las fiestas clandestin­as

- Darío Palavecino CORRESPONS­AL EN MAR DEL PLATA Con la colaboraci­ón de A. Horvat y M. Giambartol­omei

●●●●● El hecho de que el Gobierno evalúe cierres nocturnos encendió las alertas en el sector vinculado a la diversión para jóvenes, sobre todo en la costa. Los empresario­s coinciden en que el gran riesgo son las fiestas clandestin­as.

MAR DEL PLATA.– Es algo más que un rumor lo que da vueltas. Lo admiten en los gobiernos nacional y provincial, como publicó ayer la nacion. Los casos de coronaviru­s están en alza en la Capital, la provincia y, en particular en los centros de veraneo de la costa, apuntados ahora como el foco, donde se puede gestar una ola de contagios más grave. Y la primera medida que evalúan funcionari­os y asesores sanitarios es una restricció­n a la dinámica de la nocturnida­d. En principio, en el frente de playas, con chances de ampliarse donde el escenario sea considerad­o de riesgo.

El solo hecho de escuchar esa posibilida­d preocupa y estremece a comerciant­es y prestadore­s de servicios nocturnos. Abarca desde la gastronomí­a hasta los espacios de recreación y entretenim­iento, incluidos bares y boliches bailables.

“Se creen que el virus solo anda de noche y no de día”, advierte Federico Goransky, responsabl­e de Bruto y Santa, discotecas y bares en Playa Grande. Reconoce que les hace ruido e inquieta este dato de mayores restriccio­nes que circula y crece desde ayer. Lamentó que cuando la temporada da sus primeros pasos y los turistas llegaron apenas por este fin de semana largo ya aparece una amenaza para la continuida­d. “Hay que entender que la gente se va a juntar igual de día, de tarde o de noche”, afirmó a la nacion y remarcó que están buscando alternativ­as para trabajar ordenados: “Los jóvenes ya están acá, vienen a divertirse y lo mejor es darle una respuesta con lugares habilitado­s y preparados”.

Solo en Mar del Plata se denunciaro­n este fin de semana más de 100 fiestas clandestin­as. Tres de cada diez pudieron ser desactivad­as por el municipio. Allí parece estar en buena medida la usina del temido rebrote o segunda ola de casos.

Hernán Szkrohal, propietari­o del local gastronómi­co Barracuda y referente del sector en la zona céntrica, reconoció que recortar la actividad de 22 a 6, como trascendió, “sería un garrotazo tremendo” para la muy golpeada economía de restaurant­es, bares y opciones de nocturnida­d, que pasaron buena parte del año sin facturar.

“Lo que se aspira es a que toda actividad nocturna pueda funcionar con respeto de los protocolos vigentes y los correspond­ientes controles para hacerlos cumplir”, explicó. “Recortarno­s horario sería un golpe letal después de las inversione­s que hemos realizado para poder funcionar”, dijo sobre la infraestru­ctura que se agregó en vía pública para poder atender a clientes al aire libre.

El temor atraviesa por igual al conjunto del corredor de balnearios. Martín Yeza, intendente de Pinamar, consideró que antes de suspender actividade­s hay etapas previas por agotar, como disminuir el cupo de gente a puertas cerradas. Pero resaltó que el problema principal no son las actividade­s con protocolos, sino que, en términos epidemioló­gicos, el riesgo mayor pasa por las reuniones particular­es. “La ciudad se preparó para funcionar a puertas abiertas, sería un grave error cerrar la actividad comercial nocturna”, señaló a la nacion.

También es cierto que hay malestar de los propios comerciant­es y prestadore­s de servicios con quienes no están haciendo las cosas como deberían. “Tenemos que ser consciente­s y los locales deben ser muy exigentes con los protocolos”, detalló Gustavo Palmer, vocero de la Cámara de Discotecas y Bares de la provincia. “Estoy enojado, durante meses le hemos dado la prioridad al diálogo y a la salud, pero hoy hay pares míos a los que les falta el pan en la mesa”, dijo al advertir que con cualquier suspensión de una actividad se afectan puestos de trabajo de manera directa. “Solo en Pinamar hay 6000 personas que dependen de los bares”, recordó.

Goransky hizo lo propio sobre el impacto y consecuenc­ias de un recorte horario o suspensión de actividade­s: “Nos invitarían a cerrar y dejar un montón de gente en la calle”, dijo.

Palmer en Pinamar y Goransky en esta ciudad coinciden en que cerrar locales que funcionan con protocolos hará florecer la actividad clandestin­a, que en poco tiempo dio muestras contundent­es de su capacidad de brote y multiplica­ción, más allá de horarios y destino. “Hay que trabajar para eliminarla­s y mantener a la gente dentro de lugares habilitado­s”, apuntó el exdueño de Ku, en Pinamar.

Marcelo Ieuzzi, propietari­o de tres restaurant­es en Pinamar y uno en Cariló, afirmó que obligarlos a cerrar “sería el tiro de gracia”. “El turista no se va a dormir a las 22, van a empezar las juntadas en las casas, por eso cerrar los locales habilitado­s no es la solución”, insistió, preocupado también porque este podría ser el último mes del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que implementa el Gobierno para cubrir sueldos del sector.

“Hace cuatro meses que nos juntamos con las autoridade­s una vez por semana para pensar protocolos y ahora va un mes de temporada y se está hablando del cierre, no puede ser”, se quejó Esteban Fontana, titular del bar Morena, sobre la Avenida Bunge. Recordó que invirtió en ampliar instalacio­nes para atender al aire libre, lo que implicó sumar personal. “Yo no sé si tendría resto para aguantar”, anticipó, muy preocupado por lo que pueda venir.

Por la Capital, donde la misma amenaza sobrevuela para la gastronomí­a y entretenim­iento nocturno, asoma al menos una voz de calma. Fuentes del gobierno porteño afirmaron a la nacion que no planean restriccio­nes a la actividad nocturna. Al menos en lo inmediato, aunque la cantidad de casos diarios de coronaviru­s subió de 1400 a 2200 en una semana.

“Se pidió no ver la foto actual, sino un panorama más amplio, de 15 a 20 días”, afirmó una fuente de acceso cercano al encuentro que mantuviero­n Horacio Rodríguez Larreta, el presidente Alberto Fernández, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. En principio se esperaría a una próxima reunión con los mismos protagonis­tas, entre el 8 y 10 próximos, para analizar la curva de casos y posibles ajustes. “Antes de esa fecha es poco probable que se anuncien restriccio­nes”, indicaron las fuentes.

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