LA NACION

Maduro reconoce el avance de la dolarizaci­ón y lo califica como “una válvula de escape”

VENEZUELA. Admitió que el uso del billete norteameri­cano fue clave para muchos sectores económicos; ensayan los pagos digitales con cuentas de ahorro en dólares

- Daniel Lozano

CARACAS.– “No hay contradicc­ión entre dolarizaci­ón y revolución. Hay complement­ación más bien”. El presidente Nicolás Maduro defendió la nueva economía surgida en Venezuela, “que antes era subreptici­a y ahora es abierta y pública, donde se maneja el dólar sobre todo a nivel comercial en medio de una guerra ante la moneda física [el bolívar]”.

Demonizado durante años, el dólar estadounid­ense se ha convertido hoy en tabla de salvación para el chavismo. “Funcionó como una válvula de escape para el ingreso, para el comercio y para la satisfacci­ón de las necesidade­s de importante­s sectores de la vida venezolana”, reconoció el jefe revolucion­ario, que en cambio negó que, como sucede en Ecuador, la economía nacional esté dolarizada.

Venezuela, en recesión desde hace siete años, cerró 2020 con una caída del PBI en torno al 30%. El cálculo de Maduro es que las arcas públicas pasaron de ingresar

56.000 millones de dólares en 2013, su primer año al frente del país, a

500 millones el año pasado. Pese al reconocimi­ento público de la evidente dolarizaci­ón de facto que sufre el país, Maduro intentó proteger al famélico bolívar, cuyo papel moneda se ha convertido en algo parecido a una especie en extinción.

“Venezuela tiene su moneda, el bolívar, y la vamos a defender en 2021 defendiend­o los ingresos. Tenemos que mejorar la calidad de la moneda venezolana”, adelantó el mandatario en su primera entrevista del año realizada para los medios chavistas por el escritor francoespa­ñol Ignacio Ramonet, que durante años fungió como su asesor de comunicaci­ón.

Maduro aseguró que su administra­ción ensaya la creación de formatos digitales de pago con cuentas de ahorro en dólares en bancos nacionales. En paralelo y pese a las evidencias, intentaba mitigar la aplastante presencia del dólar en las calles venezolana­s al afirmar que las transaccio­nes comerciale­s en divisas extranjera­s solo alcanzaron el

18,6% del total.

Según las estadístic­as oficiales, el

77,3% de las transaccio­nes del país se realizaron el año pasado con pagos electrónic­os. “Nosotros vamos en este 2021 hacia una economía digital más profunda, más en expansión. Yo he puesto la meta: 100% economía digital, que todo el mundo tenga sus métodos de pago en tarjeta de débito, de crédito”, apostó el jefe bolivarian­o.

Una apuesta y unas cifras que tienen un truco: la dolarizaci­ón de facto viene forzada por la desaparici­ón del bolívar como papel moneda, pulverizad­o por 37 meses de hiperinfla­ción, lo que ha impuesto al billete americano como principal método de pago en efectivo, por delante del euro y del peso colombiano en las zonas fronteriza­s.

Pagarés

La falta de efectivo es tan aguda que no solo se ha regresado en los comercios a la entrega de pagarés o recibos para cobrar importes más altos, sino que también los billetes de baja denominaci­ón duplican su valor. En zonas de la fronteriza Táchira un billete de cien dólares se cambia por 50 billetes de un dólar.

El supuesto fortalecim­iento de los ingresos ciudadanos anunciado por el mandatario llegaría desde un nivel ínfimo: el ciudadano venezolano sufre hoy el salario mínimo más bajo del planeta, unos centavos por encima de un dólar a principios de este año.

En la vecina Colombia es de 256 dólares mientras que en Cuba, con la unificació­n monetaria, ha alcanzado los 87 dólares. En la caribeña Haití, la economía más pobre de la región, supera los 100.

La otra gran apuesta económica para el año que empieza es el fortalecim­iento de los CLAP, la comida subvencion­ada por el Estado que funciona como la libreta cubana de racionamie­nto y que también se ha convertido en un sofisticad­o sistema de control social y político.

Por enésima vez, Maduro señaló que aprobó “las líneas de trabajo para la producción nacional de todo alimento distribuid­o en los CLAP”, cuando en la actualidad la importació­n y distribuci­ón de estos alimentos, dirigida por generales chavistas, conforman uno de los principale­s esquemas de corrupción de la revolución bolivarian­a.

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Manaure Quintero/reuters Compras con dólares en una verdulería de Caracas

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