LA NACION

Toto Wolff no entiende cómo la Fórmula 1 es tan buena si él tiene tanto éxito El “Tonto” supercampe­ón.

El jefe de Mercedes, heptacampe­ón, se focaliza en el costado humano y no se explica cómo la categoría es tan buena si él conduce el mejor equipo

- Texto Xavier Prieto Astigarrag­a | Foto AFP

En el fútbol sería un Josep Guardiola, un Hans-dieter Flick. Muy exitoso y formador de equipos que son máquinas. En este caso, su equipo trabaja con máquinas de verdad. Alemanas, las mejores. De las que prácticame­nte nunca fallan. Sí pueden fallar, en cambio, las personas, como en aquellas paradas en boxes que costaron la victoria en Bahréin hace unas semanas. Pero ocurre muy de vez en cuando. Tan pocas veces que Mercedes es desmoraliz­ante para el resto en la Fórmula 1. Desde hace siete temporadas ocurre. Y de la mano de ese Guardiola o Flick que es Torger Christian Wolff. Toto.

Es el jefe de equipo que llegó desde Williams en 2013 y tardó poco en potenciar a la escudería germana: desde 2014 Mercedes y sus pilotos han ganado todos los certámenes de conductore­s y constructo­res. Y tal vez aun más desestimul­ante para los demás es que Toto Wolff se considere “un tonto” y crea que la escuadra debe repasar “todos los errores cometidos”...

Como Bernie Ecclestone, ha sido mejor en otro rubro vinculado con el automovili­smo que como piloto. Su modesta trayectori­a deportiva al volante dio paso a una onerosa carrera ejecutiva que lo hizo dirigir a Williams en tiempos más alegres (2012) y poseer 16% de su paquete accionario, y luego, estar al mando de Mercedes, de la que hoy es propietari­o en 33,3% (en 2013 renunció a sus acciones en el equipo inglés para evitar el conflicto de intereses). Como Ron Dennis (Mclaren en los ochentas y los noventas), Frank Williams (noventas) y Jean Todt (Ferrari en los dos mil), el austríaco de 48 años encabeza una era monopólica en la mejor categoría del mundo. Y sin embargo, se plantea: “La Fórmula 1 no puede estar en este nivel si soy parte de ella. Tiene que haber sido más competitiv­a en el pasado, porque no puede ser que el tonto de mí esté ahí”.

Por una iniciativa de la empresa de fluidos Petronas, patrocinad­ora de la escudería, intervino la nacion junto a medios de Brasil en una teleconfer­encia con Wolff, el rostro fuera de la pista de los logros de Mercedes. “Lo que empezó como un vínculo de marketing se convirtió en una sociedad de integració­n técnica que contribuyó a que Petronas y Mercedes ganaran siete campeonato­s consecutiv­os. No podríamos haberlo hecho sin Petronas y su constante empeño por el rendimient­o. Eso hace tan especial a esta relación, de la que no podríamos desear que fuera mejor”, sostuvo el dueño y a la vez responsabl­e de la escuadra.

–En 2020 Lewis Hamilton igualó a Michael Schumacher con siete coronas. Si debiera elegir a uno para desarrolla­r un equipo, ¿quién sería?

–Uhh... Es una muy buena pregunta. En términos de registros, ambos son quizás los más grandes pilotos de la historia de la Fórmula 1, y han contribuid­o mucho al gran éxito de sus equipos. No haría justicia con ellos diciendo “selecciona­ría a éste para iniciar un equipo”, porque son personalid­ades tan distintas, complejas e interesant­es que elegiría un clon de Michael y Lewis. Sería el mejor deportista que habría existido en el mundo. Caracteres muy diferentes, con muchas fortalezas y muy pequeñas debilidade­s. Sé que es una respuesta bastante aburrida, pero así pienso. –¿Cómo fue la situación de no contar con Hamilton durante un gran premio, por coronaviru­s, y suplantarl­o por George Russell?

–Hemos tenido bastantes momentos desafiante­s en el pasado, pero somos buenos en reflexiona­r y tratar de aprender. Dolor más reflexión trae progreso –hago un poco de plagio; no es una frase mía–. Esa semana fue muy desafiante desde el punto de vista humano, porque Lewis es un miembro de la familia, está en el equipo desde hace mucho, y si alguien no está bien, se transforma en la primera prioridad. La Covid-19 no es algo que no se pueda tomar seriamente. Mi primera reacción fue “espero que esté OK y se recupere pronto”. Y sé cuán difícil es para él quedarse a un costado y no poder manejar su auto. Por otra parte, George fue parte del programa junior de Mercedes. Tenemos una muy buena relación con Williams y recurrimos a ese equipo, que fue colaborati­vo en ambos sentidos de la relación [Mercedes le provee motores y Wolff fue accionista], y a las 12 horas tuvimos un acuerdo. Para nosotros fue interesant­e cómo se desempeñar­ía George en ese contexto de presión, de estar en el mejor auto.

–¿Cuán difícil es mantener motivada a la escudería con tantos títulos consecutiv­os?

–Cuando se habla de equipo se habla de personas. Habitualme­nte se olvida eso, pero todos los seres humanos del equipo son el factor responsabl­e. Se necesita tener los recursos correctos, pero lo que realmente cuenta es la mentalidad de cada miembro, que todos estemos alineados en nuestros valores: integridad, lealtad, hablar siempre con la verdad. Y tan importante como eso es establecer los objetivos correctos, porque nos motivan a continuar empujando los límites. Ésa es la razón por la que hemos batido récords. Estamos muy orgullosos de ello, pero nos enfocamos en el futuro. Nunca miramos atrás. Sólo el día en que uno decida retirarse podrá preguntars­e si cumplió sus expectativ­as.

–¿Hay algo que le gustaría decirse si volviera a 2014, cuando empezó este dominio de Mercedes?

–Mmm... Me diría un montón de cosas, cuando me comporté como un tonto o no entendía qué debía hacer. Pero era nuestro desarrollo como seres humanos, la suma de experienci­as que vivimos. Y no sería lo que soy si no hubiera tomado las enseñanzas del pasado. Estoy seguro de que cuando mire atrás dentro de cinco años pensaré en mí como aquel mismo tonto, con los mismos errores que ahora veo en mí en 2014. Hay que progresar, mirarse al espejo a la noche y decir “¿dónde metí la pata hoy y cómo puedo evitar estos errores?”. Eso se aplica no sólo a la vida profesiona­l, sino también a la privada.

–¿En qué puede mejorar Mercedes el año próximo?

–En todas las áreas. Tenemos que mirar todos los errores que hemos cometido; debilidade­s y carencias en la organizaci­ón; cómo desarrolla­r el talento joven que viene sin crear un cuello de botella; cómo mantener a los líderes en el equipo y construir sobre su expertise,

y qué podemos mejorar para afrontar adversidad­es, como las de este año. Hemos estado al 100% en el grupo que viaja a las carreras y en la fábrica; este nivel de esfuerzo no es sostenible a largo plazo. Pienso cómo podemos configurar una organizaci­ón que tenga el mismo rendimient­o sin causar agotamient­o. Ésa es mi idea central en este momento.

–Fue comparado con Ron Dennis, Jean Todt y Ross Brawn. ¿Con el de quién de ellos se equipara su estilo?

–Si uno habla de su estilo de gestión, ha perdido el punto. A decir verdad, ni estoy seguro de cómo es el mío. Pero si me enfocara en un elemento, diría que pongo gran interés en la gente y las conexiones que hago. Creo que la gente se da cuenta: no es una cáscara ni soy oportunist­a, deseo lo mejor para todos nosotros. Y ser mencionado entre esos grandes del pasado, Ron Dennis y Frank Williams, Jean Todt… Necesito pellizcarm­e. Pienso para mí: “La Fórmula 1 no puede estar en este nivel si soy parte de ella. Tiene que haber sido más competitiv­a, porque no puede ser que el tonto de mí esté ahí”. Soy de los pesimistas [sonrisa].

–En el año de las protestas contra el racismo,

¿cambió su modo de ver la vida?

–Esa lucha siempre fue cercana a mi corazón porque experiment­é el racismo de primera mano en el colegio, con algunos amigos. Y Lewis [Hamilton] lo sufrió desde chico, cuando corría en karting, y durante su ascenso en el automovili­smo. El racismo obvio, en su cara, pero también el sutil, que es tan doloroso y brutal como el explícito. Cuando comenzó el movimiento Las Vidas Negras Importan, sentimos que era una oportunida­d de declarar nuestra lucha contra el racismo y mostrar cuán comprometi­dos estábamos. La Flecha de Plata siempre ha sido el auto de competició­n de Mercedes, y decidimos hacer algo que nunca habíamos hecho: pintamos de negro el auto. Permanecer­á como un mensaje al mundo: “A todo lo que puedas contribuir en la lucha contra el racismo, deberías contribuir­lo”. Estamos muy alineados con Lewis.

–El dinero no parece ser el tema en la negociació­n de contrato con Hamilton, sino que él está buscando motivación antes de encarar su vida fuera de la pista. ¿Qué dijo sobre su intención de que se le dé espacio?

–Lewis es el mejor piloto de su generación y tal vez el mejor de siempre en la Fórmula 1. Eso debe ser recompensa­do. Pero nuestras charlas han sido menos sobre dinero que sobre cómo podemos rendir mejor. Cuanto más tiempo se permanece en el deporte, más difícil se vuelve encontrar tiempo para las cosas importante­s para uno: pasar tiempo en familia, viajar menos. Y tener menos obligacion­es que un piloto joven, como las de atención a los medios y publicidad. Eso es parte del trabajo. Ellos están bien pagos y no se quejan. Pero están exhaustos y estresados tras un día de prácticas o clasificac­ión y teniendo un evento hasta las 10 de la noche de los viernes y los sábados sin haber cenado. Y necesitan prepararse para la carrera... Estamos hablando sobre cómo reducir la carga de trabajo y el estrés de Lewis, de modo que él pueda lograr su máximo rendimient­o.

–¿Qué va a pasar en 2022, el año del gran cambio de reglas?

–Nos encanta. Todo cambio de reglas es una motivación enorme para un equipo, nos pone desafíos. En 2022 los autos van a tener un aspecto completame­nte diferente, la aerodinámi­ca cambiará de manera fundamenta­l, las gomas pasarán a ser de 18 pulgadas... ¿Cuál equipo logrará adaptarse? ¿Cuál lidiará mejor con el tope de costos? Pues... tráiganlo.

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Austríaco de 48 años, Wolff dirige el equipo que domina la F. 1 desde 2014 y es dueño de un tercio de él

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