LA NACION

“Infierno ético”

La escritora y ensayista fue duramente crítica al referirse al escándalo de la vacunación vip que alcanzó a políticos, funcionari­os y parientes del poder

- Texto Alejandro Horvat

“Deben vivir en un infierno ético, de remordimie­ntos, de vergüenzas”, dice la ensayista Beatriz Sarlo, sobre los políticos y funcionari­os que accedieron a la vacuna contra el Covid-19 sin respetar las prioridade­s de inmunizaci­ón.

“Deben vivir en un infierno ético, de remordimie­ntos, de vergüenzas”, dice la escritora y ensayista Beatriz Sarlo, en una entrevista a la nacion, sobre los políticos, funcionari­os, empresario­s y periodista­s que accedieron a la vacunación contra el coronaviru­s sin respetar las prioridade­s que establece el plan estratégic­o de inmunizaci­ón.

Si bien el escándalo de la vacunación vip provocó el desplazami­ento del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, para Sarlo, el presidente Alberto Fernández es el máximo responsabl­e de este operativo. “Cuando el Presidente dice ‘acaben con esta payasada’, el primer payaso de este corso es él. Él es el responsabl­e, se haya enterado, o no”, agregó.

El 3 pasado, poco más de dos semanas antes de que se revelara el escándalo, la ensayista había dicho en una entrevista televisiva que le habían ofrecido vacunarse “por debajo de la mesa” y que se había negado. “Prefiero ahogarme de Covid”, había justificad­o su decisión en ese momento. En diálogo con la nacion, la autora de La intimidad pública (Planeta, 2018) no reveló quién le hizo el ofrecimien­to, pero indició que sí lo haría si un fiscal se lo preguntara.

La exdirector­a de la revista Punto de vista también se refirió al silencio de vicepresid­enta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, sobre el tema: “Deja que Alberto se incinere solo. Su silencio es astuto como casi todas sus movidas”.

–¿Quién se puso en contacto con usted para ofrecerle la vacuna por debajo de la mesa?

–No lo voy a decir. Lo voy a contar si un fiscal me lo pregunta. Yo no voy a comenzar una denuncia y hablar es comenzar una denuncia. Si un fiscal toma eso, yo no tengo inconvenie­ntes en pasar mis mails, en donde hay una respuesta mía, por ejemplo.

–Por la fuerza de su contestaci­ón, intuyo que el ofrecimien­to la ofendió.

–Suelo ser dura con las respuestas. No me puedo sentir ofendida por la transgresi­ón de otro. Pero mirá cómo siguen siendo los argentinos que estamos siempre al borde de la ley. No me siento ofendida, pero si uno quisiera buscar una dimensión subjetiva, se podría decir “desprecio ese ofrecimien­to” y, por lo tanto, ese desprecio podría caer sobre las personas que lo hicieron.

–¿Cuál que es ofrecen la intención la vacuna de aquellos por izquierda? ¿Hacer que los vacunados sientan mayor simpatía por el Gobierno? ¿La intención es que le deban un favor al Ejecutivo?

–No tengo la menor idea. Supongo que es una lista de notables o gente conocida que ha recibido la vacuna y que eso vendría a ser un mérito del Gobierno y no un demérito, pero no puedo atribuirle­s intencione­s.

–¿La llamaron de parte del oficialism­o con afán de investigar irregulari­dades en el reparto de la vacuna, luego de haber dicho que se la ofrecieron por “debajo de la mesa”?

–A mí no me llamó nadie.

–¿Qué opina sobre la reacción del Gobierno frente a los vacunados vip? ¿Cree que alcanza con la renuncia de Ginés González García?

–La renuncia de Ginés era inevitable. Cualquier ministro que transforma un hospital público importantí­simo en vacunatori­o vip en cualquier país del mundo hubiera salido eyectado. Tenían que hacer eso para limpiar, en parte, el escenario en donde el ofrecimien­to sucedió. Yo pensaría “qué país destructor de sus políticos es la Argentina”, porque Ginés fue quien llevó a cabo una batalla importantí­sima por los medicament­os genéricos e hizo que muchas drogas indispensa­bles bajaran de precio. Se hubiera podido retirar con los laureles que esas batallas significan.

–Desplazaro­n a González García y asumió Carla Vizzotti, ¿piensa que ella podía desconocer lo que pasaba en el ministerio?

–Yo no tengo idea del grado de secretismo con las que algunas medidas políticas se llevan a cabo. Es probable que se vieran las cosas. Tiendo a pensar que Vizzotti, de alguna manera, podía estar al tanto, pero no tengo pruebas. Si hay algo que me parece, al menos, cuestionab­le en la forma en la que se manejan los medios es que se construyen noticias con suposicion­es e hipótesis. Y, en el peor de los casos, con suposicion­es e hipótesis de personas que no son expertas en el tema sobre los cuales hacen suposicion­es e hipótesis.

–¿Qué opina del silencio de Cristina Fernández?

–Es inteligent­e, deja que Alberto se incinere solo. Su silencio es astuto como casi todas sus movidas.

–¿Qué esperaba usted de los miembros del Gobierno que fueron vacunados o cuyos familiares recibieron dosis, como el procurador del Tesoro de la Nación, Carlos Zannini, o el padre de Sergio Massa y los padres de la presidenta de AYSA, Malena Galmarini. En este último caso, lejos de pedir disculpas, la funcionari­a dijo que sus padres hicieron el trámite como cualquier ciudadano. Sin embargo, se inmunizaro­n antes de que empezara la campaña en la provincia de Buenos Aires.

–Sobre esas personas, a algunas de ellas las conozco, deben vivir en un infierno ético. Lo que han hecho vacunando a sus familiares antes de que correspond­iera, llevándolo­s por la puerta de atrás, esa presión que han hecho sobre el aparato burocrátic­o sanitario del Estado, tiene que haberse convertido hoy en un infierno ético. Somos todos iguales, yo no me vacuné porque sería incapaz de enfrentar a un vecino vacunada sabiendo que él no lo está. Hubiera sido incapaz de mirar de frente a las personas que no están vacunadas y que tienen mi misma edad o la misma ansiedad por vacunarse. Si tengo que decir que esas personas tienen conciencia moral, deben vivir en un infierno ético, de remordimie­ntos, de vergüenzas.

–Tratemos de meternos en la cabeza de uno de los vacunados vip, ¿por qué piensa que lo hicieron? ¿Son personas sin moral o, tal vez, naturaliza­ron la cultura del privilegio?

–Yo no puedo decir que no tengan moral, me resultaría difícil decir que no la tienen, porque decir eso es decir que nunca la tuvieron. Lo que sí se puede decir es que tuvieron un grave error moral. A Malena Galmarini le diría: “Te equivocast­e en términos morales. Te equivocast­e en algo que no tiene retroceso”. Los argentinos podemos llegar a pasar por alto grandes transgresi­ones que en otros países no pasan de largo. Cuando el Presidente dice “acaben con esta payasada”, el primer payaso de este corso es él. Él es el responsabl­e, se haya enterado o no de la vacunación vip. Cuando yo era joven quería que la Argentina se parezca a Escandinav­ia, pero ahora quiero que se parezca a Uruguay. No me imagino un escándalo de este tipo en Uruguay.

–Las palabras que usamos para definirnos muchas veces delatan cómo realmente nos percibimos. Muchos políticos se refieren a sí mismos y a sus colegas como “la clase política”, ¿cree que esta es una cuestión meramente semántica o que realmente se consideran una clase que tiene derecho a levantar el teléfono y pedir la vacuna?

–Yo creo que es algo que se ha generaliza­do. Muchos, no solo los políticos, hablan de la clase política, al margen de que sea la denominaci­ón justa para designar al sector de aquellos que hacen política. No debe atribuirse a eso la independen­cia respecto de los valores que muchos de nuestros políticos han demostrado. Pero otros que creían fuertement­e en la política, como Raúl Alfonsín, no hubieran objetado que se hablara de una clase política, pero no hubieran cometido las transgresi­ones de las que hablamos.

–-¿En qué lugar queda la sociedad cuando ve que el Estado es el que impone las normas y, a la vez, el que las transgrede?

–Con estos hechos, a la sociedad le refuerzan sus peores reflejos. El resultado es una sociedad con un alto nivel de evasión impositiva. Cada vez que un argentino paga impuestos piensa que está sacrifican­do la cabeza de su hijo mayor. “A estos delincuent­es de la vacuna no les pago un peso más”. Esa esa es la frase más horrible, pero entiendo por qué la dicen.

“[Cristina Kirchner] es inteligent­e, deja que Alberto se incinere solo. Su silencio es astuto como todas sus movidas”

“Somos todos iguales, yo no me vacuné porque sería incapaz de enfrentar a un vecino vacunada sabiendo que él no lo está”

“Cuando el Presidente dice ‘acaben con esta payasada’, el primer payaso de este corso es él”

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Captura de video “Lo voy a contar si un fiscal me lo pregunta”, respondió Sarlo, pero no dio el nombre de quien le ofreció la vacuna

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