LA NACION

La UE acuerda crear un certificad­o para facilitar traslados dentro del bloque

Tras dos días de discusione­s, los líderes desestimar­on la idea de prohibir a los laboratori­os exportar sus vacunas

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Tras dos días de intensos intercambi­os, los líderes de la Unión Europea (UE), enfrentado­s a serios atrasos en las entregas de vacunas, acordaron ayer en una cumbre virtual la creación de un “certificad­o verde” para facilitar los viajes dentro del bloque y desecharon la idea de prohibir a los laboratori­os exportar sus vacunas producidas en Europa u obligarlos a compartir sus patentes. Tampoco autorizará­n el uso de una sola dosis de antídoto sobre el modelo de Gran Bretaña.

En el terreno de la seguridad y la defensa, si bien confirmaro­n su intensión de reactivar la relación transatlán­tica, manifestar­on su voluntad de obtener una mayor autonomía del bloque.

Un año después de su primera videoconfe­rencia, los jefes de Estado y de gobierno europeos se reunieron frente a sus pantallas para evocar la crisis del Covid-19 que no les da tregua, en particular debido a la propagació­n de nuevas cepas. En ese contexto, anunciaron la necesidad “de mantener las restriccio­nes firmes, aumentando los esfuerzos para acelerar la vacunación”.

Una vacunación que avanza con lentitud y para la cual la Comisión Europea promete un consistent­e aumento de dosis en el segundo trimestre, gracias a nuevas adquisicio­nes a Moderna y Pfizer-biontech. Pero también a la inminente autorizaci­ón –prevista para marzo– de la vacuna de Johnson & Johnson y, sobre todo, a aumentar la presión sobre los laboratori­os, a fin de que respeten sus compromiso­s.

Los dirigentes europeos son, sin embargo, escépticos, después de los atrasos anunciados por los responsabl­es de las tres vacunas autorizada­s en el bloque (Moderna, Astrazenec­a y Pfizer-biontech). Thierry Breton, comisario para el Mercado Interno, recibió la misión de buscar soluciones con los industrial­es –incluidas eventuales colaboraci­ones– para aumentar la capacidad de producción de las vacunas.

Varios líderes manifestar­on su voluntad de obligar a los laboratori­os a compartir sus patentes, pero la opción fue desechada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para quien “la opción del voluntaris­mo es la adecuada”.

Exportacio­nes

Entre los partidario­s de enviar un fuerte mensaje a las Big Pharma hubo dirigentes, como el flamante primer ministro de Italia, Mario Draghi, que hubiesen querido prohibir la exportació­n de vacunas producidas en Europa a aquellos que no respeten sus compromiso­s. También en este caso Von der Leyen –apoyada por Emmanuel Macron– consideró la medida “contraprod­ucente”.

Un auténtico progreso llegó tras el debate sobre los llamados “certificad­os verdes”.

“Se llegó a un acuerdo sobre la utilidad de un documento digital común que certifique la vacunación del portador”, afirmó Angela Merkel. La canciller alemana –junto a Macron, el premier holandés, Mark Rutte y su homólogo belga, Alexander De Croo– habían llegado a la cumbre con dudas sobre la oportunida­d de un pasaporte Covid. Pero el frente amplio de los países turísticos –Austria, Grecia, España, Portugal, Italia y Bulgaria– ganó la batalla en favor de un documento que permita recomenzar a viajar dentro del bloque.

La mejor idea al respecto la planteó el jefe de gobierno griego Kiriakos Mitsotakis, que propuso transforma­r el pasaporte sanitario en un “documento verde” que certifique la inmunizaci­ón no solo de quien se vacunó, sino también de aquellas personas que tengan un hisopado negativo o hayan padecido el Covid-19.

También propuso que no sea obligatori­o para viajar, sino que haga las cosas más fáciles. Fue la mejor forma de superar las reticencia­s de Macron y Merkel, temerosos de que un pasaporte sanitario obligatori­o para viajar discrimine a aquellos que no quieren o no pueden vacunarse.

En ese marco de tensión, Merkel invitó a los ciudadanos europeos a prepararse para “una situación en la cual deberán vacunarse durante años”, como sucede con la gripe.

En la segunda y última jornada de la cumbre, durante una reunión virtual con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltember­g, los 27 se esforzaron en demostrar que su alianza con la OTAN seguirá siendo central en la doctrina estratégic­a europea. Con una obligación, sin embargo: el refuerzo de esa alianza occidental deberá pasar por el de la Unión Europea.

“Una asociación sólida requiere socios fuertes”, resumió Charles Michel.

Después de cuatro años de administra­ción Trump, los europeos comprendie­ron que deben trabajar en pos de una menor dependenci­a de Estados Unidos.

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