Una serie de intrigas vaticanas, de la muerte de Juan Pablo I a la agonía de Juan XXIII
La génesis de La salud de los Papas. Medicina, complots y fe, desde León XIII hasta
Francisco (Sudamericana) se produjo en octubre de 2017, cuando su autor, Nelson Castro, viajó a Roma a cubrir el relanzamiento de Scholas Ocurrentis,un proyecto impulsado por el Papa para crear una red de escuelas destinadas a promover la vinculación de las instituciones educativas en todo el mundo. “En la luminosa mañana del 25 asistí a la audiencia pública que el Santo Padre celebra cada miércoles. El marco era imponente y el ambiente, feérico. Allí, junto a Alicia Barrios, su hija Belén, Alfredo Calaccione y Sebastián Sánchez, estaba en primera fila, aguardando expectante el saludo que Francisco prodiga al final de la ceremonia sin poder imaginar lo que sucedería. ‘¿Cómo está la barra?’, exclamó con una amplia sonrisa el Santo Padre al vernos y, mirándome, me dijo enfáticamente: ‘Le recuerdo que usted tiene que escribir un libro sobre la salud de los papas en el que yo le voy a hablar de mis neurosis’. Quedé perplejo”, cuenta Castro en el prólogo del libro.
A lo largo del libro se suceden las intrigas que aún hoy se tejen alrededor de la muerte de Juan Pablo I, el calvario de Juan Pablo II, la hipocondría de Pío XII, los cabildeos acerca de la operación de próstata de Pablo VI, la falsa noticia del fallecimiento de Benedicto XV, la agonía de Juan XXIII, la falta de fuerzas que llevó a la renuncia a Benedicto XVI, la leyenda del envenenamiento de Pío XI, el dolor de la guerra que llevó a la tumba a Pío X y la longevidad de León XIII.
“Decidimos que el libro debía empezar a partir de León XIII por una razón simple: el nivel de desarrollo científico que alcanzó la medicina desde el comienzo del siglo XX, con diagnósticos más certeros y mejores posibilidades terapéuticas –cuenta el periodista–. La instrumentación de la investigación tuvo una doble vía: en Buenos Aires y en Roma. En Roma, el objetivo imprescindible fue tener acceso al Archivo Secreto del Vaticano. Para ello fueron claves la predisposición y la ayuda de monseñor Fabián Pedacchio, quien, ante nuestra requi-sitoria, hizo todo lo necesario para allanarnos el acceso al Archivo”.