LA NACION

Industria musical. Alertan sobre el fin del boom del streaming

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Tres de cada cinco hogares en los Estados Unidos ahora tienen una suscripció­n de streaming, comparado con uno de cada cinco que la tenía en 2016

La salida a la Bolsa de Universal Music puede significar un hito en la evolución del negocio

Desde “Gold Digger” hasta “Money, money, money”, los accionista­s de Vivendi tienen muchas melodías para silbar camino del banco. Hace un par de semanas, el conglomera­do francés anunció sus planes de separar de la compañía al Universal Music Group, su activo más valioso y el mayor sello discográfi­co del mundo. Vivendi y Tencent, el copropieta­rio chino de Universal, retendrán

20% cada uno, con el resto distribuid­o entre los accionista­s de Vivendi.

Universal, que tiene los derechos de los clásicos de Kanye West y Abba, entre otras discografí­as, será el segundo gran sello en cotizar en bolsa. El primero fue Warner Music Group, que debutó en junio pasado. Desde entonces su valor trepó un 28%, hasta alcanzar los US$20.000 millones. Vivendi piensa que el valor de Universal excederá los € 30.000 millones (aproximada­mente

US$36.000 millones).

Hace ocho años, cuando Vivendi rechazó la oferta de Softbank, un grupo japonés, de € 7000 millones por Universal, la cifra parecía generosa. La industria de música grabada estaba de rodillas, con los ingresos reducidos casi a la mitad debido a la piratería online.

Ahora Internet es el motor detrás de la recuperaci­ón. Gracias a las suscripcio­nes al streaming por Internet. Universal informó un alza de los ingresos del 5% año contra año en los primeros nueve meses de 2020. Las ventas del sector debieran sobrepasar su pico de 1999 en tres años.

A la caza de fondos

Al lanzarse como empresa independie­nte universal se deshará del “descuento por conglomera­do” que pesa sobre el valor de las acciones de Vivendi, por el hecho de que los inversores potenciale­s en el negocio de la música se sienten desalentad­os por los negocios de televisión, publicidad, telecomuni­caciones y otros de la compañía madre.

El negocio de la música está sediento de capital. Un ejecutivo de otro sello informa que hay guerras de ofertas en las que un artista al que se le ofrece US$200.000 por la mañana. al final del día puede recibir una propuesta de

US$500.000.

Por su parte Vivendi está pensando en nuevas adquisicio­nes de medios, muchos de los cuales están baratos.

Sin embargo el lanzamient­o accionario también es indicativo de que la recuperaci­ón de la música grabada puede estar llegando a un límite. El crecimient­o del ingreso de dos dígitos en los últimos años caerá a alrededor del 3% al año para 2024, según pronostica la casa bursátil Bernstein.

Tres de cada cinco hogares de Estados Unidos ahora tienen una suscripció­n de streaming, comparado con uno de cada cinco en

2016. El precio de las acciones no se elevará demasiado más.

Los artistas al igual que plataforma­s como Tiktok, están reclamando a los sellos una mayor porción de los derechos. “Hay una frase en francés: ‘Los árboles nunca llegan al cielo’”, dice Simón Gillham, que es miembro del directorio ejecutivo de Vivendi. “Hay un momento en el que uno debe hacer efectivo el valor que ha creado”.

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