LA NACION

Un gobierno con los sensores averiados

Las protestas reflejaron una indignació­n creciente que el Presidente no alcanzó a calibrar; las dificultad­es para conseguir más vacunas suman inquietud en el oficialism­o

- Martín Rodríguez Yebra

El escándalo de las vacunas se calma con vacunas. Esa expresión recorre como verdad revelada los despachos oficialist­as en estos días de indignació­n popular. El gran problema del Gobierno es que las noticias que llegan de los proveedore­s internacio­nales son desalentad­oras. no hay dosis para todos en el horizonte inmediato.

las protestas con epicentro en la Plaza de Mayo fueron un dedo en la llaga que carcome al presidente alberto Fernández desde el viernes 19; un termómetro apenas de lo que significó la exposición de los vacunados de privilegio para una sociedad golpeada desde hace un año por miedos, restriccio­nes y carencias.

Una mirada indulgente del Gobierno dirá que –mucho más que en los banderazos del año pasado– quedó a la vista la mano de la oposición en el armado de las marchas. Y que no resultaron todo lo masivas que los organizado­res soñaron. Pero la profundida­d del reclamo no entra en la foto de las plazas agitadas. El enojo toca también a los que se quedaron en casa. incluso a tantísimos que votan al oficialism­o y descubren que nadie los llamó para premiarlos con la inyección salvadora.

la calle añade presión a Fernández. El Presidente volvió frustrado de México. no solo por el impacto de la vacunación de privilegio, que lo sacó de las casillas en un escenario de visibilida­d internacio­nal. Sobre todo porque comprobó in situ las demoras del proyecto de astrazenec­a, la única apuesta de una provisión masiva para la mayoría de los países latinoamer­icanos.

El laboratori­o liomont, en las afueras del DF, acumula toneladas de sustancia activa elaborada en la planta bonaerense de mabxience (de Hugo Sigman), pero carece de insumos para avanzar con el envasado (frasquitos, filtros, bolsas estériles). Productos de altísima demanda global. con suerte en la primera semana de marzo esperan conseguir el material. Después se necesitan entre 3 y 4 semanas de reposo antes de que las dosis puedan empezar a ser despachada­s. Por gestiones de Sigman, una parte del líquido se envió a la sede estadounid­ense de astrazenec­a, que tiene capacidad ociosa porque el gobierno norteameri­cano aún no aprobó la fórmula del laboratori­o británico-sueco.

Fernández ansiaba dar precisione­s concretas sobre el plan de vacunación en el discurso del 1º de marzo ante la asamblea legislativ­a. Serán promesas sujetas a revisión. Hoy llegarán más dosis (cerca de un millón) de la Sputnik V y durante marzo habrá otros envíos desde la india. Es una carga insuficien­te para cubrir a la población de riesgo y aplacar el fastidio social por los acomodados del poder a los que se les ofreció la inmunizaci­ón temprana.

al Presidente le costó sobremaner­a calibrar la magnitud del escándalo. creyó que la decapitaci­ón sumaria de Ginés González García actuaría de cortafuego­s y lo pondría a salvo. le fallaron los sensores. Su acritud ante las preguntas periodísti­cas en México lo expusieron a la contradicc­ión hasta neutraliza­r aquel primer gesto moralizant­e. Terminó en el límite de reivindica­r al ministro y demonizar a quienes –como él al principio– considerar­on inaceptabl­e que se repartiera­n vacunas contra el coronaviru­s como dádivas militantes.

otra vez apareció un Fernández de dos caras. como cuando quiso estatizar Vicentin, esperaba aplausos y encontró una indignació­n social ajena a sus expectativ­as. Reaccionó con un giro drástico. El político que se “asquea” con los privilegio­s dio lugar al que, atropellan­do las palabras, denuncia una “campaña despiadada” montada por los medios de comunicaci­ón para el “escarnio” de funcionari­os públicos, amplificad­a por una “payasada” judicial de fiscales que pretenden “construir delitos graciosame­nte”, en lugar de investigar la gestión de Mauricio Macri.

El despliegue de adjetivos buscó crear un escudo para protegerse de preguntas incómodas que el Gobierno no puede responder sin incriminar­se o exponer a aliados con los que no puede romper. Esa protección se juzgó vital en plena incertidum­bre. ni el Presidente sabe qué más puede aparecer.

Toca abroquelar­se y resistir desde el papel de víctima. como hizo ayer al desactivar la manifestac­ión peronista de mañana al congreso, con una descalific­ación a los que protestan: “nosotros cuidemos al prójimo aunque otros no lo hagan”.

A la ministra carla Vizzotti le encargó acomodar la normativa a los hechos y aportar, ex post, algo de transparen­cia. la mejor prueba fue el protocolo para definir qué significa “personal estratégic­o” a la hora de tener prioridad para inyectarse.

Poner el cuerpo

En charlas reservadas, dirigentes oficialist­as se preguntan cómo pudo suceder esto si existe desde el día uno la convicción unánime de que el plan de vacunación es la política prioritari­a de 2021, decisiva como ninguna otra para la recuperaci­ón económica y para el programa electoral del Frente de Todos.

Una explicació­n autoexculp­atoria que circula en el kirchneris­mo señala el clima que se generó a finales de año cuando el Gobierno decidió aprobar la vacuna rusa antes de que existiera informació­n científica publicada sobre su efectivida­d. Poner el brazo pasó a ser un gesto militante, una prueba de fe.

lo que Fernández, cristina Kirchner o axel Kicillof hicieron frente a camarógraf­os oficiales, otros dirigentes considerar­on que podían hacerlo en sigilo. carlos Zannini, por ejemplo. Quien ya que estaba llevó a su esposa al hospital Posadas, el 22 de enero, 10 días antes de que la revista The Lancet publicara el estudio con los resultados preliminar­es de la Sputnik V. la transgresi­ón percibida como compromiso político. Una vieja excusa del kirchneris­mo para justificar anomalías. como la corrupción.

cuando explotó la bomba, Fernández se descubrió solo. cristina Kirchner se refugió en el silencio de los días trágicos. a ella le tocó asimilar, además, el drama íntimo de la condena a lázaro Báez. Máximo Kirchner y la cámpora –aunque salpicados por la vacunación de militantes– siguieron concentrad­os en el plan para tomar la presidenci­a del PJ bonaerense. Sergio Massa se dedicó a contener con oficialist­as y opositores el impacto negativo de la noticia sobre la inmunizaci­ón de su padre y sus suegros.

la oposición debatió desde un principio cómo capitaliza­r el escándalo. El ala dura del macrismo puso manos a la obra pronto para movilizar denuncias y sondear la posibilida­d de una manifestac­ión. Una Patricia Bullrich muy activa sumó al radicalism­o y a la coalición cívica al frente de la marcha. nuevamente se topó con frialdad en las costas de Horacio Rodríguez larreta para hacer ruido en público. las diferencia­s en Juntos por el cambio empiezan a ser cada vez más concretas, en los aprestos de la batalla por las listas electorale­s.

Entre los aliados del jefe de gobierno porteño aumenta la inquietud por la hiperactiv­idad de Bullrich, delegada dilecta de Macri. Se preguntan por qué larreta no empieza a mostrarse ya como aspirante presidenci­al y expone un armado político alternativ­o, con un relato propio, para reconquist­ar a los desencanta­dos con la última experienci­a opositora en el poder.

Virus y elecciones

El malestar social presiona a Fernández para cumplir la promesa de vacunar a todos. Marzo asoma como otro mes de angustias y faltantes, que se agravan ante el espejo de países cercanos –chile, ahora Uruguay– en donde la vacunación avanza a velocidad crucero. la esperanza es que en abril empiecen a llegar los frasquitos de México y que Rusia normalice la producción de la Sputnik V.

Mientras sigue la incertidum­bre, se agota el tiempo para definir el calendario electoral. los gobernador­es insisten con la presión para suspender las Paso de agosto. la cámpora se resiste menos que antes. octubre parece una fecha más segura para que el Frente de Todos vaya a la pelea con una porción considerab­le de la población inmunizada. En la oposición hay expectativ­a de que el Presidente dé una señal en el discurso ante la asamblea legislativ­a. El mensaje estará dominado por la agenda de la pandemia y por la ofensiva judicial, punto de encuentro de la mancomunid­ad kirchneris­ta. Queda por ver cuánto golpeó el ánimo del Presidente el papelón de las vacunas de privilegio. ¿Será capaz de retomar el discurso del diálogo que había amagado a asumir horas antes de que Horacio Verbitsky contara alegrement­e su experienci­a con la Sputnik V?

aquella mañana, al lanzar el consejo Económico Social, abogó porque “una vez apostemos al diálogo, a construir el futuro entre todos; una vez dejemos de pelear por la miseria de defender nuestros intereses”. El péndulo lo arrastró, pasado el fin de semana de escándalo, a denunciar a periodista­s, jueces, fiscales y opositores de conspirar contra él.

Su figura se desgasta en ese vaivén. El juego de ser un día Mandela y al siguiente, Putin.

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