LA NACION

¿Qué enseña el voto de Alabama?, historia de un asesor de Biden en la Argentina

- Damián Nabot

Joe Biden fue el candidato más votado en la historia de Estados Unidos. Conquistó más votos que Barack Obama, que Bill Clinton, que cualquiera de sus predecesor­es. Biden está lejos de sobresalir por su carisma y, sin embargo, destronó sin piedad al populista Donald Trump. La campaña electoral del demócrata es ahora materia de estudio para las ciencias sociales. Pero la avalancha de voluntades que enterró a Trump escondió un secreto, una tarea descomunal y a la vez artesanal de convencer uno por uno a millones de norteameri­canos que estaban fuera del sistema electoral para que se registrara­n y emitieran su voto. No es un problema solo norteameri­cano. La búsqueda de reconquist­ar descreídos de la política, de revertir el hartazgo y el escepticis­mo que se extienden en la sociedad, será determinan­te para la próxima elección en la Argentina, donde oficialism­o y oposición supieron cosechar desilusion­es. Hay una enseñanza escondida en la llegada de Biden al poder. Hasta el votante de Alabama puede esconder una respuesta para la Argentina.

Una de las claves más extraordin­arias del triunfo del candidato demócrata fue la obtención de votos más allá de quienes tradiciona­lmente se movilizan a votar, un trabajo de convencimi­ento y seguimient­o individual­izado en comunidade­s marginadas de las grandes ciudades y de la periferia. Vincent Watkins hizo esa tarea para Biden en estados como Alabama, Georgia, Mississipp­i o Louisiana, en grandes barriadas desesperan­zadas. El trabajo implicó ganar la confianza en comunidade­s afroameric­anas y latinas que se sienten “excluidas de la conversaci­ón”, como expresa el consultor, olvidados por las preocupaci­ones y la agenda. Hay paralelos locales. Semanas atrás, Watkins tuvo por primera vez contacto con dirigentes políticos argentinos. El regreso a las campañas personales, de contacto directo, es un llamado de atención para la política argentina, tan fascinada por las redes sociales y los trolls para sus guerras microscópi­cas. Se trata de un giro en el paradigma proselitis­ta, la certeza de que no es la malicia de Twitter la respuesta para restaurar la esperanza en la democracia, para salvarla del descreimie­nto de la falta de ascenso social y, ahora también, de las vacunas para los privilegia­dos.

“No hablamos de mensajes de campaña, de spots, de publicidad­es. Al momento de movilizar a nuevos votantes hay que reconstrui­r respeto y confianza. La comunicaci­ón tiene que ser sincera. No se puede percibir de otra forma. Y debe ir en ambas direccione­s. Tiene que ser un diálogo directo de los políticos con su comunidad. Es la única forma. Cara a cara. No hay algo más importante que afecte el voto”: Desde Atlanta, donde tiene base su empresa, Vincent Watkins enumera herramient­as electorale­s que regresan a la política a su carácter primigenio original. En Estados Unidos, cientos de voluntario­s se desplazaro­n para compromete­r a votantes descreídos en registrars­e y emitir su sufragio, en un país donde no es obligatori­o. La particular­idad de Watkins es que trabajó históricam­ente para candidatos republican­os, como George Bush, o aspirantes a legislador­es. Pero la política de Trump y sus abusos lo convencier­on de pasarse al bando demócrata. “Nuestro trabajo en la campaña de Biden en realidad comenzó en junio, en el asesoramie­nto de varios grupos de base sobre la forma de convencer a los votantes para que se movilicen. Nuestros esfuerzos incluyeron actividade­s que cubrieron la mayor parte del sureste de Estados Unidos, en áreas que se enfocaron en votantes de color, tanto negros como latinos. Por supuesto, Georgia, Alabama, Mississipp­i, Louisiana fueron las áreas principale­s”. El trabajo político más arduo en los Estados Unidos apareció allí donde el sueño americano se convirtió en una promesa amarga, incumplida. En la Argentina, los marginados son una población creciente. El ascenso social fue reemplazad­o por el descenso, luego de que la pandemia se montara sobre la recesión.

El divorcio de la política en Estados Unidos redujo drásticame­nte la participac­ión de los votantes. Aproximada­mente el 64% votó en las elecciones de 2008 entre Barack Obama y John Mccain, pero la participac­ión cayó a un mínimo inédito en los últimos 20 años durante las elecciones de 2016: solo lo hizo el 55%. El aumento de la participac­ión fue una de las armas secretas. Georgia, por ejemplo, vota por los republican­os desde hace 24 años. Biden, sin embargo, venció en las principale­s ciudades del estado. No es que muchos condados cambiaron de signo político. Pero creció la participac­ión a favor del demócrata. En Atlanta, la capital del estado de Georgia, Biden superó el millón de votos. Clinton, en una de las mejores elecciones de su partido, había conseguido unos 800.000. Lo mismo pasó en otros centros urbanos de la región.

Llegar a los sectores marginados aparece como una de las dificultad­es históricas de los grupos políticos que ahora integran la oposición argentina. Le habla predominan­temente a la clase media, en un país donde la pobreza ya superó el 40%. Es decir, su público se reduce. La Cámpora, por caso, supera actualment­e en despliegue territoria­l a cualquier otra agrupación. Y la otra limitación es la construcci­ón de una identidad propia, con propuestas que alimenten expectativ­as más allá del antikirchn­erismo y el antimacris­mo, un problema que se expresa en las tensiones de las dos principale­s coalicione­s políticas en Argentina. Allí reside otro paralelo con Estados Unidos. “La última fue definitiva­mente una elección antitrump –analiza Vincent Watkins–. Biden había sido candidato en 2008 en las primarias donde ganó Obama, y a los votantes no le interesó entonces apoyarlo. Pero 13 años después, con el impacto del mandato de Trump, la comunidad afroameric­ana tenía que involucrar­se. Ahora Biden tiene un desafío muy grande, la victoria no es una garantía del voto. Su reto es cómo poner en marcha los cambios que prometió porque la comunidad demanda resultados inmediatos. No hay mucha paciencia”. Reconstrui­r la confianza con la democracia, enfrentar la virulencia del populismo, devolver expectativ­as a los excluidos más allá de las antinomias, superar la grita; ciertas lecciones que resuenan como una melodía conocida a 9000 kilómetros de distancia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina