LA NACION

Ley inversa

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Habernos enterado de que muchas de las vacunas contra la trágica pandemia de covid-19 han sido distribuid­as entre amigos “estratégic­os” del poder, violentand­o el orden de prioridade­s establecid­o en los protocolos sanitarios, no deja de constituir, en un sentido, una segunda tragedia, una tragedia de tipo moral. Siempre se ha dicho que el ejercicio de la autoridad de los gobernante­s requiere de su ejemplarid­ad. Que sus conductas sean la guía y la luz que ilumina el camino de los pueblos. Ejemplo de ello lo constituye un episodio que protagoniz­ó el general Juan Esteban Pedernera siendo gobernador de San Luis, en 1859. cuenta su biógrafo Luis Horacio Velázquez, en su libro Vida

de un héroe (Editorial Peuser, Buenos aires, 1958), que estando este en su despacho ingresó su secretario portando un sobre con su sueldo. En ese momento había ingresado también una maestra, quien le había reclamado minutos antes, en su nombre y en el de todos los docentes puntanos, el pago de sus sueldos atrasados de más de un año. al escuchar ese reclamo, el gobernador Pedernera le impuso la siguiente orden al secretario: “... Vuelva a la Tesorería con mi libranza, junte todo el dinero que encuentre y pague con él a todos los docentes de San Luis; y si llegara a sobrar algo, recién se abonarán los sueldos de los ministros. El último que cobrará será el gobernador...”.

Este gesto de Pedernera se llamó desde entonces “la ley inversa de los sueldos”. cobrarían primero los empleados públicos de menor categoría; luego de manera ascendente los demás, y por último le correspond­ería al gobernador. Qué muestra de ejemplarid­ad hubiera sido que nuestros gobernante­s actuales, frente a la pandemia, hubieran seguido la conducta de Pedernera. La hubiéramos llamado “la ley inversa de las vacunacion­es...”. Juan José Laborda Ibarra

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