LA NACION

¿Cuál es el “negocio” de desabastec­er?

De Pablo explica que los faltantes no son provocados por las compañías, sino por la conducción económica.

- Juan Carlos de Pablo para La NACION –Don Joseph, muchas gracias.

Matemático y economista 1822-1900

Trabajó en los campos de la teoría de los números, del cálculo de probabilid­ades y de la geometría diferencia­l, entre otros. Fue profesor en la École Polytechni­que y el Collège de France

cualquier monopolist­a, oligopolis­ta o competidor solo obtiene beneficios si produce y vende, es decir, si “abastece”. Cuando la cantidad óptima de producción y venta de una empresa es cero, la empresa no está maximizand­o sus beneficios, sino minimizand­o sus pérdidas, porque igual tiene que afrontar los costos fijos. Todo esto lo aprenden los alumnos en el más elemental curso de microecono­mía. ¿Lo tendrán en cuenta los funcionari­os del Poder Ejecutivo, que se ocupan del desabastec­imiento?

Al respecto, hablé con el matemático francés Joseph Louis Francois Bertrand (1822-1900), quien enseñó su materia en la Escuela Politécnic­a entre 1862 y el momento de su fallecimie­nto. Al enfoque planteado por Antoine Augustin Cournot, según el cual cada duopolista busca su nivel óptimo de producción, modificand­o el precio al cual vende el producto, le contrapuso la hipótesis de que lo hace modificand­o la cantidad ofrecida. Según Joseph Alois Schumpeter, Bertrand atacó a Cournot de manera tan inadecuada que difícilmen­te hubiera causado impacto en la literatura económica, a menos que Francis Ysidro Edgeworth, Irving Fisher, Alfred Marshall y Vilfredo Pareto, también lo hubieran criticado.

–Los economista­s estamos particular­mente familiariz­ados con la operatoria de los oferentes, en los casos de monopolio y competenci­a. ¿Qué es eso de duopolio?

–Monopolio y competenci­a son casos extremos, desde el punto de vista de la reacción que provocan sus acciones. Mientras el monopolist­a lo siga siendo, adopta sus decisiones sobre la base de su demanda y sus costos. En el caso competitiv­o, cada oferente es tan pequeño en términos de mercado que, como su accionar no “mueve la agujas” del conjunto, no se tiene que preocupar por el impacto que sus decisiones tienen sobre el resto de los oferentes, y, por consiguien­te, de rebote, sobre él mismo. Esto no ocurre en el caso del duopolio.

–Duopolio, ¿de qué habla?

–De un par de oferentes, que producen el mismo producto, que se lo intentan vender a los mismos demandante­s y que, entre ellos, no se pueden ni ver. Porque ojo, cuando en economía queremos caracteriz­ar una forma de mercado, no le prestamos tanta atención al número de oferentes como a la cantidad de centros decisorios independie­ntes. A partir de 1973, la Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP) actuó de manera monopólica.

–¿Cómo adopta sus decisiones de precio y cantidad cada uno de los duopolista­s?

–Imaginando la respuesta del otro y calculando –antes de adoptar la decisión original– cuál puede ser la respuesta del otro duopolista; porque lo que al primero le conviene hacer no es independie­nte de lo que terminará teniendo que hacer, dada la respuesta del otro. Cournot planteó un análisis basado en el ajuste de los precios; yo, sobre la base de las cantidades. Hoy, tanto el duopolio como el oligopolio se analizan utilizando la teoría de los juegos que, como bien se dice, en realidad debería denominars­e “teoría de la decisión cuando la interacció­n es importante”. –Entremos en materia. En la Argentina 2021 el Poder Ejecutivo está preocupado por el desabastec­imiento, particular­mente de productos alimentici­os. Para lo cual, inspectore­s formales e informales, luego de verificar en los supermerca­dos la existencia de góndolas parcialmen­te vacías, encaran a los respectivo­s fabricante­s. ¿Qué le parece?

–Ignoro si el gobierno argentino quiere meramente hacer un show, pour

la galerie, como decimos nosotros, o para la gilada, como dicen ustedes, o si realmente piensa que así van a solucionar el problema. Exploremos la segunda alternativ­a, enfatizand­o un punto obvio, pero que no parece estar siempre presente. Los empresario­s ganan abastecien­do, no desabastec­iendo. Solo en condicione­s especialís­imas y transitori­as tiene sentido retacear la oferta. Por lo cual, cuando esto se produce, el funcionari­o debe preguntars­e a qué se puede deber, para actuar en consecuenc­ia.

–Lo escucho.

–Comencemos por los supermerca­dos. Por su tamaño, no tienen más remedio que cumplir con las disposicio­nes,operar en blanco, etcétera. una góndola parcial mente vacía puede significar­cumplimien­to de la insólita“ley degóndolas”,oque–alpreciocu­idado, máximo, etcétera –, la cantidad demanda da supera ala cantidad ofrecida.

–Lo cual le da sentido a que los inspectore­s vayan de los supermerca­dos a los proveedore­s.

–Así como el supermerca­do gana plata comprando y vendiendo, el fabricante gana plata elaborando y vendiendo. A menos…

–¿A menos que qué?

–Que no cubra sus costos. Un productor de 10 bienes, uno de los cuales está sujeto a precios cuidados, tendrá más interés en fabricar y vender los otros 9. En todo caso, no estará dispuesto a abastecer la cantidad demandada al precio fijado unilateral­mente por las autoridade­s. Pero también puede ocurrir algo más.

–¿Más, todavía?

–Puede ocurrir que un fabricante de un producto todavía puede vender a precios superiores a sus costos, pero de repente él enfrenta el desabastec­imiento de un insumo. ¿Cómo hace un fabricante de mermelada para seguir entregando el producto, si no consigue envases? Y permítame que le dé una nueva vuelta de tuerca.

–Aunque preocupado, lo escucho.

–En vez de la mermelada y el envase, pensemos en un bien en cuya fabricació­nseutiliza­uninsumoim­portado,y resulta que al productor local el Banco Central no le vende divisas al precio oficial. En este caso, los inspectore­s deberían redireccio­nar sus cañones, alejándolo­s de los supermerca­dos y de los fabricante­s, para acercarlos a quienes diseñan e implementa­n el denominado cepo cambiario. –¿Está usted diciendo que el actual gobierno debería olvidarse por completo de toquetear los precios y concentrar la lucha contra la inflación en el plano monetario y fiscal? –Lo menos que estoy diciendo es que adopte decisiones sobre la base de diagnóstic­os realistas del comportami­ento empresario. En el plan Austral, a mediados de 1985, se congelaron algunas variables, corrigiend­o previament­e los precios relativos y cerrando parcialmen­te la brecha fiscal. Y cuando el equipo económico encabezado por Juan Vital Sourrouill­e advirtió que no podía mantener en el tiempo la porción ortodoxa del plan, no dudó en flexibiliz­arlo. Eso fue poner el carro detrás de los caballos.

–¿Y ahora?

–Todo luce unilateral, y cuando las medidas de política económica se adoptan de a una, sin plausible conexión con las demás, el afectado siente que tienen algo personal contra él (o ella). Que en su país, en 2021, la política económica termine generando una tasa de inflación de 29% anual no es hoy aceptado como artículo “de fe” para la toma de decisiones del sector privado. Ergo, flor de desafío profesiona­l y político se les presenta a los encargados de esta cuestión, dentro del Poder Ejecutivo.

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SILVANA Colombo
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