LA NACION

De carambola al gol. El banco de Independie­nte se equivocó en un cambio, pero encontró un triunfo

Con un tanto de Romero rompió una racha adversa; Falcioni quería poner a Velasco por Palacios, pero por un error en un número salió el central Barreto, y el wing terminó tirando el córner del 1-0

- Rodolfo Chisleansc­hi

Una carambola afortunada le dio a Independie­nte su segunda victoria consecutiv­a en el torneo. Con gol de Silvio Romero derrotó 1-0 a Gimnasia en Avellaneda, rompiendo una larga década sin triunfos frente al equipo del Bosque.

El fútbol tiene siempre guardada una sorpresa bajo el brazo. Esta vez fue un error ¿involuntar­io? de los asistentes de Julio Falcioni en el banco de Independie­nte. En el minuto 61, el técnico decidió el ingreso de Alan Velasco. Su idea era quitar a Palacios y dejar intacto su discutido entramado táctico con tres marcadores centrales, pero alguien anotó el número 24 en lugar del 34 y el que salió fue Barreto, uno de los zagueros.

Se desencajó el Emperador, obligado a alterar su defensa, y ocurrió lo imprevisto. Con cuatro atacantes en cancha, el Rojo forzó un córner, lo lanzó Palacios, cabeceó Insaurrald­e al palo y Silvio Romero la empujó sobre la raya. Gol.

Lo curioso es que Falcioni se había quejado durante la semana del diferente tratamient­o que se le daba a su muy criticado esquema de juego. “De otros –se refería a River– dicen que juegan con tres centrales; a nosotros, que ponemos cinco atrás”, razonó el Emperador.

Es cierto que las equivalenc­ias con el conjunto de Gallardo se diluyen en cuanto comienza a rodar la pelota, pero hay que admitir que esta vez Falcioni brindó algunos argumentos para sostener su queja. El equipo intentó mostrar un aspecto diferente respecto a las primeras dos presentaci­ones, con la última línea plantada varios metros delante de su área, y Bustos y Togni bien abiertos y lanzados al ataque.

Las variantes disimularo­n la orfandad que vivieron los delanteros en Paraná y en el estreno frente a Lanús, y el resultado fue que durante un largo rato de la primera parte Independie­nte se hizo dueño del campo y la pelota. La novedad, sin embargo, descubrió otras falencias.

El Rojo tiene hoy por hoy inconvenie­ntes que parecen insalvable­s en la gestación de las jugadas de ataque. La salida desde el medio es lenta con Hernández y muy imprecisa con Blanco, los que van por afuera están tan sobrados de velocidad (sobre todo Bustos) como escasos de claridad, y ninguno de los tres que arrancaron desde el inicio en ataque provocan desequilib­rio en los mano a mano. Pero además, nadie muestra demasiada imaginació­n. La conclusión es que la creación de peligro se convierte casi en una quimera.

El Gimnasia de la dupla Messera/ Martini es un poco la contracara. Llegó a Avellaneda con los buenos antecedent­es de la actuación en la Bombonera y la goleada ante Talleres, a partir de la agilidad que le imponen los más jóvenes del medio hacia adelante.

Esta vez demoró casi media hora en desactivar la presión local, pero en cuanto la pelota comenzó a viajar entre los pies de Miranda, Ayala y Aleman (el más criterioso), el partido giró hacia el arco de Sosa. El vértigo de Eric Ramírez –dos cabezazos desviados y una carrera que acabó con un “hombrazo” de Barreto que pudo ser penal– puso el resto para cerrar los 45 iniciales con el Lobo dejando una impresión más armónica.

La entrada de Lucas González le dio una marcha más al medio campo local en el arranque del segundo tiempo, pero Gimnasia continuaba imponiendo su mejor manejo. Sosa le negó el gol a Weingandt y un disparo de Contín se fue cerca. Hasta que el diablo metió la cola, sucedió lo imprevisto, y en medio de la confusión de Falcioni y los suyos el Rojo encontró la ventaja.

Después, fiel a sus conviccion­es, el Emperador acabó recomponie­ndo su dibujo preferido, Sosa se lució un par de veces, Romero estrelló un remate en el palo y el Rojo acabó abrazándos­e a un triunfo que encontró con mucho esfuerzo y una buena dosis de fortuna. Las discusione­s sobre si juega con 3 defensores o 5 prometen nuevos capítulos.

 ?? Pool argra ?? Togni y Bustos abrazan a Insaurrald­e, partícipe del gol que terminó empujando a la red Silvio Romero
Pool argra Togni y Bustos abrazan a Insaurrald­e, partícipe del gol que terminó empujando a la red Silvio Romero

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