Con fútbol y corazón, Messi puso en carrera a Barcelona en la Liga
El compromiso y liderazgo del 10 se nota en cada partido: tras vencer a Sevilla (2-0), se acerca al líder, Atlético
A la temporada de Barcelona le faltaba un golpe de autoridad como el que dio en el Sánchez Pizjuán. Al frente de ese partido reivindicatorio se puso Lionel Messi, que podrá no saber cuál será su futuro, pero sí tiene claro su compromiso y liderazgo actuales en un equipo condicionado desde hace más de un semestre por la crisis institucional del club.
Una asistencia, un gol, muy enchufado todo el partido, una tarjeta amarilla como consecuencia de un foul por su voluntad para presionar la salida de Sevilla, otra infracción que el rival consideró que era merecedora de una segunda amonestación, cruces verbales con los adversarios. Messi puso fútbol y corazón para que Barcelona se fuera de tierra andaluza con un 2-0 que aumenta la presión sobre un Atlético de Madrid que ya no es un líder tan holgado como semanas atrás.
Con dos partidos más, Barcelona quedó a dos puntos del Atlético de Diego Simeone, que hoy visitará a Villarreal, antesala del derbi que el domingo 7 disputará ante Real Madrid. El conjunto de Zinedine Zidane, que mañana se medirá con Real Sociedad, está a tres unidades del Atlético, con un encuentro más. La lucha por el título de la Liga España parece haberse reabierto, al menos incorporó una incertidumbre que no se avizoraba, cuando restan 13 fechas.
Mientras Messi siga siendo influyente y se ofrezca como guía, Barcelona tiene posibilidades de que su inestable temporada no derive prematuramente en un curso perdido. La situación no es promisoria en ninguno de los tres frentes competitivos, pero ayer salvó el matchpoint en contra que hubiera significado una derrota. Hubiese sido el adiós a la Liga al quedar cuarto, detrás de Sevilla.
El rosarino se adaptó al nuevo esquema que dispuso el DT Ronald Koeman, con tres zagueros centrales, Sergi Busquets por delante, cuatro volantes y dos delanteros, línea que compartió con Ousmane Dembelé. Messi dio la asistencia para la corrida con desmarque del francés en la apertura del marcador, a los 29 minutos del primer tiempo.
Y el N° 10 se encargó de asegurar la victoria a cinco minutos del final, tras una combinación con el juvenil Ilaix Moriba, que había reemplazado al lesionado Pedri, cuya salida preocupa a Barcelona, lo mismo que la del zaguero Ronald Araujo, que reaparecía y sólo estuvo 15 minutos en la cancha. El gol de Messi fue una síntesis de su implicación en el partido: intercaló gambetas con determinación para ir quedándose con rebotes. Técnicamente, no fue un gol puro, como acostumbra, pero llevó implícito el mensaje del coraje, en un momento en el que cualquier vacilación puede tener un efecto irreversible.
Messi marcó de manera consecutiva en los últimos ocho partidos de la Liga, en la que es el máximo anotador, con 19, tres más que Luis Suárez. Extendió su racha ante el rival que más lo padece. En 42 encuentros oficiales contra Sevilla, Messi suma 38 goles y 19 asistencias.
Además de seguir prendido en la Liga, el 2-0 también es para Barcelona una motivación y una señal para el desquite del miércoles ante Sevilla por las semifinales de la Copa del Rey. Debe remontar un 2-0 en el Camp Nou. Piqué, que hizo sonar su voz crítica dentro y fuera de la cancha en los peores momentos, ahora ve que el equipo está en un momento bisagra: “Si el miércoles damos vuelta la serie con Sevilla, la temporada cambia por completo. A pesar de que no dimos la talla en dos partidos, llevamos un 2021 en el que se puede confiar”. El optimismo puede ser justificado, aunque difícilmente pueda aplicarse al desquite con Paris Saint Germain por la Champions League, en la que necesita revertir un 1-4 en la capital francesa.
El otro partido crucial de Barcelona es en las urnas, con las elecciones a presidente del 7 de marzo. Según el diario Marca, Messi evalúa la posibilidad de renovar contrato si el candidato ganador le presenta un proyecto deportivo estimulante, al cual le asigna más importancia que a los términos económicos de su nuevo vínculo. Messi no habla públicamente de su futuro desde fines de diciembre, cuando en una entrevista con Jordi Évole dijo que no tenía nada decidido, que iba a esperar. Nunca ratificó la decisión de irse que mostró en agosto, cuando debió quedarse por una interpretación de su contrato que hizo el expresidente Josep María Bartomeu, con quien estuvo enfrentado. Lo poco que trasciende desde el entorno de Messi indica que no está dicha la última palabra, mientras en la cancha sigue gritando goles.