Un pacto de amistad para prolongar una despedida inevitable
La ministra acordó con el Presidente seguir en el cargo hasta que defina la puja por su reemplazo
Marcela Losardo cumplió ayer con su agenda de ministra. Y no sabe por cuánto tiempo más lo hará. “Eso lo define él”, es su respuesta cuando le preguntan cuánto le queda en el gabinete de Alberto Fernández.
Más allá de la obviedad, Losardo hizo “un pacto” con su amigo y socio de toda la vida. Para cumplirlo, ella debía esperar callada que él, cuando menos daño le causara, anunciara que ella se iba. Ayer, Fernández confirmó que se va. Ahora, Losardo debe aguardar que defina cuándo se hace efectiva la salida. En el entorno de la ministra hablan de una “nueva etapa” en la relación del Gobierno con el Poder Judicial (etapa de confrontación extrema) y dicen que no hay espacio para ella en ese plan. Que la ministra ya no estaba dispuesta a seguir y que el kirchnerismo empujó su salida con todas las herramientas que tuvo.
Quienes hablaron con Losardo en las últimas horas afirman que ella, que siempre se jactó de haber asumido “con el picaporte en la mano”, es “leal a un amigo de 30 años”. Cuentan que por eso aceptó el “desgaste” que implicaron estos días de indefinición para ella.
Visten con cierto estoicismo la decisión de ella de cumplir ayer con su agenda, que empezó con el acto de juramento de la nueva subdirectora nacional del Servicio Penitenciario en la sede del Ministerio de Justicia y siguió con el gran acto en la Casa Rosada con el Presidente y los gobernadores de todo el país. Hasta la semana pasada, la ministra no era parte de ese acto, pero el Gobierno decidió ampliar la convocatoria. Y la sentó en la primera fila, junto al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y al gobernador bonaerense, Áxel Kicillof. Al mediodía, cuando los asistentes se retiraban del Museo del Bicentenario, ella compartió un breve diálogo con Fernández y participaron juntos de una foto grupal.
Depues de ese encuentro, ella publicó en Twitter fotos de la jura de la mañana. “Es una enorme satisfacción y me llena de orgullo como primera ministra de Justicia, poner en funciones a una profesional con la experiencia y la capacidad de Sonia, primera mujer en ocupar el cargo #8M”, tuiteó Losardo. En una de las fotos que publicó la ministra se la ve a ella encabezando el acto, con un micrófono en la mano, y unos metros más atrás, a Juan Martín Mena, su número dos en el ministerio, un funcionario que responde a Cristina Kirchner y a quien le adjudican –quienes defienden a Losardo– responsabilidad en buena parte de las desventuras de la ministra. Ella destacó en la cadena de tuits que el acto lo encabezó con él. Un mensaje difícil de decodificar. Uno más de los muchos de los últimos días.
En el cristinismo niegan que Mena, que extremó su bajo perfil, esté en carrera para ocupar el cargo de Losardo. De los nombres de posidespués reemplazantes que circulan, apuntan a Martín Soria como un buen candidato. “Ese lugar no es para nosotros. No puede ser nadie del riñón de Cristina. El escenario no está para eso”, afirmó a la nacion un dirigente de La Cámpora.
Funcionarios cercanos a la expresidenta dijeron lamentarse, incluso, del nuevo escenario. Estaban exultantes después del discurso de Fernández en el Congreso, en el que anunció una lista de ambiciosas reformas judiciales y apuntó contra la Corte Suprema. Ayer se quejaban de que ahora todo está paralizado, y no se sabe hasta cuándo. La confirmación de Fernández de que Losardo se va puso fin a días de indefinición, pero todavía son una incógnita la fecha de su partida y la identidad de su reemplazante. “Lo que está pasó es rarísimo, pero ella es su amiga de toda la vida. Acá influyen otros factores”, decía ayer temprano un funcionario kirchnerista que conoce muy bien la interna en Justicia. “Podemos interpretarlo como un problema o como un paso más, que va en el mismo sentido del discurso de Alberto del lunes pasado”, afirmó. Losardo, en tensión con el kirchnerismo duro, ya dejó una vez el Ministerio de Justicia. Fue en 2009. Era secretaria de Justicia cuando Fernández era jefe de Gabinete y Cristina Kirchner ordenó que le pidieran la renuncia cuando Fernández, que se había ido del gobierno, se convirtió en un crítico feroz. Los tiempos cambiaron. La tensión regresó.