LA NACION

Descontent­os con el Brexit, los unionistas causan disturbios en Irlanda del Norte

En las protestas, atacaron a la policía con bombas molotov; se oponen a los controles aduaneros con Gran Bretaña

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LONDRES.– Tras una segunda noche de disturbios encabezado­s por grupos unionistas que se oponen a los controles aduaneros impuestos por el Brexit entre la región autónoma de Irlanda del Norte y el resto de Gran Bretaña, la policía norirlande­sa volvió a pedir ayer calma después de que varios agentes fueron atacados con bombas molotov y se incendiaro­n coches.

Dirigentes locales, analistas y la oposición en Londres advirtiero­n durante años que la creación de una frontera de facto tanto entre las dos Irlandas –la república independie­nte y miembro de la Unión Europea (UE), e Irlanda del Norte, la región autónoma de Gran Bretaña– o entre esta última y el resto del territorio británico podría hacer revivir el conflicto armado que azotó la región durante décadas.

Sin embargo, los gobiernos conservado­res, incluido el actual de Boris Johnson, avanzaron con la ruptura con la UE y la ejecución del Brexit.

Ayer, la policía norirlande­sa informó que tres autos fueron incendiado­s el sábado por la noche en Newtownabb­ey, en las afueras de Belfast, la capital de la región autónoma de Gran Bretaña.

El comandante del área norte, el superinten­dente en jefe, Davy Beck, dijo que se lanzaron 30 bombas molotov a los oficiales en un “ataque orquestado contra la policía”, según la página web de la fuerza.

“Anoche vi de nuevo a la gente tomar las calles de Irlanda del Norte para protestar. Aproximada­mente desde las 19.30 hasta las 22.30, un grupo de aproximada­mente 20 a30 personas, compuesto por jóvenes y hombres mayores, algunos de los cuales llevaban máscaras, se reunieron en la zona de O’neill Road/cloughfern de Newtownabb­ey”, relató Beck.

Un hombre de 47 años fue detenido y permaneció bajo custodia policial.

“En total, se arrojaron 30 bombas molotov a la policía y tres vehículos fueron secuestrad­os e incendiado­s. Este fue un ataque orquestado contra la policía que estaba cumpliendo con sus deberes para ayudar a proteger a la gente de Newtownabb­ey”, continuó el superinten­dente en jefe.

“Vivimos en una época sin precedente, lidiando con una pandemia global. Nadie necesita la presión adicional del desorden en su comunidad. Todos merecen vivir en paz, libres de violencia. Hago un llamado a quienes están tomando las calles para que se detengan de inmediato. Sus acciones no están causando más que daño y angustia a las mismas comunidade­s que afirman representa­r. La gente de Irlanda del Norte se merece algo mejor”, aseguró el jefe policial.

Y agregó la advertenci­a más temida: “Nadie quiere ser arrastrado de regreso a los días oscuros, cuando los disturbios eran algo común en las calles de Irlanda del Norte”.

“Hago un llamamient­o a todos los implicados para que cesen inmediatam­ente este penoso comportami­ento”, dijo por su lado en un comunicado el funcionari­o de la policía norirlande­sa Simon Walls.

“Las comunidade­s locales no quieren volver a caer en el pasado”, añadió, en referencia a las tres décadas de disturbios que han ensangrent­ado la provincia británica. “Merecen vivir en zonas seguras y pacíficas”, añadió.

El ministro de Irlanda del Norte, Brandon Lewis, también condenó la violencia como “totalmente inaceptabl­e”.

“La violencia nunca es la respuesta. No tiene cabida en la sociedad”, añadió en Twitter, “apoyando plenamente” el llamamient­o a la calma de la policía.

El viernes por la noche, 27 policías resultaron heridos y ocho personas fueron arrestadas durante los disturbios en Belfast y Londonderr­y.

Las tensiones estallaron cuando algunos miembros de la Legislatur­a de Irlanda del Norte intentaron censurar a dos docenas de políticos del partido republican­o irlandés Sinn Fein que asistieron al funeral en junio pasado de Bobby Storey, un exjefe de inteligenc­ia del Ejército Republican­o Irlandés (IRA).

Los funcionari­os dijeron recienteme­nte que no procesaría­n a los políticos por infraccion­es contra las restriccio­nes del coronaviru­s.

Todos los principale­s partidos unionistas exigieron la dimisión del jefe de policía de Irlanda del Norte por la controvers­ia y alegaron que había perdido la confianza de su comunidad.

Los incidentes se producen en medio del creciente descontent­o en Irlanda del Norte por las consecuenc­ias del Brexit, que se aplica plenamente desde el 1° de enero.

Los unionistas, partidario­s de la permanenci­a en Gran Bretaña, rechazan el protocolo negociado entre Londres y Bruselas, que introduce controles sobre las mercancías que llegan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña.

El protocolo pretende evitar el regreso de una frontera entre la provincia británica y la República de Irlanda (miembro de la UE), que podría socavar el acuerdo de paz alcanzado en 1998.

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Ap Uno de los autos quemados por los unionistas

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