La situación social se deterioró menos que en 2001, pero será más lenta la recuperación
La principal razón, señalan los analistas, es la fuerte caída en la tasa de empleo y en un contexto inflacionario
La pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento y restricciones a la actividad económica dispuestas por el Gobierno para frenar la expansión de los contagios de Covid-19 tuvieron impacto sobre la economía y el escenario social: a fines de 2020, el 42% de los argentinos estaban en la pobreza.
Si se analiza la historia reciente de la Argentina, solo hubo un año en las últimas dos décadas que mostró datos peores que los actuales: es el que se corresponde con el fin del régimen de convertibilidad y el estallido de la crisis de diciembre de 2001.
Sin embargo, analistas consultados hicieron hincapié en las diferencias con aquel entonces, que provocarían que la baja de la tasa de pobreza e indigencia sea más lenta ahora que hace 20 años.
Martín Rozada, director de la maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella, realizó un análisis titulado “¿Cuál fue el impacto del Covid-19/aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) sobre el mercado de trabajo urbano en Argentina? Una comparación con la crisis de 2001”, según el cual, si bien el aumento en la tasa de pobreza atribuible al episodio del COVID-19/ASPO habría sido 3,5 puntos porcentuales menor que la suba provocada por la crisis de
2001/2002, la tasa de empleo cayó ahora más. Entre mayo de 2001 y el mismo mes de 2002, descendió
3 puntos porcentuales, mientras que el impacto del coronavirus y la consecuente cuarentena habrían reducido adicionalmente esa tasa alrededor de 4,7 puntos.
“Como cambió la forma de medir, lo que hicimos fue comparar las variaciones, y ahí lo que vimos es que, si bien entre 2001 y 2002 la pobreza aumentó más que en 2020, la pandemia y la política empleada para combatirla tuvieron un impacto muy fuerte en el empleo. La recuperación de la actividad va a llevar un tiempo, y en ese contexto es difícil que baje la pobreza”, analizó.
Según Rozada, el país habría subido un escalón al pasar de un porcentaje de pobreza que promediaba el 35% de la población desde 2011 hasta 2019 al 40-45%, y para bajar ese promedio se necesita crecer, un escenario que parece poco probable por el momento.
En el mismo sentido opinó el economista e investigador Javier Lindenboim. “Nunca habíamos tenido una caída del 10% del producto en un año, y la intensidad de destrucción del empleo tampoco tiene precedentes. Si bien se fueron recuperando algunos puestos de trabajo perdidos con otros de peor calidad, la chance de imaginar una recuperación económica con mayor demanda laboral es lo que no veo”, opinó.
“Va a haber un rebote estadístico desde el pozo del año pasado, pero estamos en un contexto con una complicación adicional, que es el tema inflacionario. La ensalada es más variada que la de 2001”, agregó el experto.
Por otro lado, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, dijo que la principal diferencia con la crisis de comienzos de este siglo es la inflación.
“En la crisis de 2001 hubo muchos que perdieron el trabajo, pero el que no lo perdía no tenía un salario que se deterioraba. Hubo un golpe muy fuerte sobre una parte de la población y un golpe menor sobre el resto. El ajuste se hacía sobre cantidades y no sobre precios. En cambio, de 2018 a 2020 toda la crisis fue sobre precios más que sobre cantidades y todos perdimos poder adquisitivo”, detalló.
“Entre 2018 y 2019, el salario real cayó casi un 20%, y si bien hubo un cambio de gobierno, no hubo tanta bronca. En 2001, cuando el gobierno trató de bajar los salarios del sector público un 13%, cambió el ministro. A pesar de que la caída actual fue mayor, se percibe como menor por la ilusión monetaria. No te das cuenta de cuánto bajó tu salario porque recibís lo mismo, pero, si te fijás, lo que podés comprar es cada vez menos”, continuó.
Por último, otra diferencia sustancial está dada por la temporalidad. De acuerdo con Lindenboim, el contexto de la crisis de 2001 era la salida de un esquema económico rígido que produjo un desacomodamiento temporal, mientras que ahora nada hace pensar que en el corto plazo la situación mejore.
Similar análisis hizo Rozada. “El de 2001 fue un episodio limitado en el tiempo, y este no es puntual. Todavía estamos en pandemia y la salida para tener una recuperación de la actividad económica es la vacuna. Y, dadas las restricciones que tenemos en ese sentido, la salida va a ser más larga en el tiempo sin certeza de cuándo podrá darse”, concluyó.