LA NACION

“esto está muerto”: la agonía del microcentr­o porteño

Un informe indicó que la cantidad de locales cerrados subió más de 30% en un año en la ciudad: la calle Florida fue la más afectada, con una baja del 200% en los espacios ocupados

- Por Melisa Reinhold

La pandemia ha abierto un vacío en el corazón de Buenos Aires. El microcentr­o, el barrio de las oficinas y el turismo, agoniza día a día. Las famosas Galerías Pacífico se han convertido en un espacio casi fantasmagó­rico. En la calle Florida no hay más que ausencias. En la avenida Alem y la calle Reconquist­a se ve una exposición de comercios cerrados y un refugio para miles de personas sin domicilio.

“Esto está muerto”, dice Raúl, cocinero del restaurant­e Budapest. Por la calle Florida nadie circula, hace un año era un continuo trajín de turistas, cambistas y oficinista­s apurados.

Los turistas desapareci­eron con el cierre de fronteras, los cambistas pregonan dólares mientras miran aburridos el móvil y los oficinista­s se fueron a su casa para teletrabaj­ar o perdieron el empleo.

El espacio entre la plaza de San Martín y la plaza de Mayo, que durante la jornada laboral solía ser la zona con mayor densidad de

Buenos Aires, está vacío de día y poblado de sombras por la noche. “Antes vivíamos en una casa ahí en la villa [en referencia a la Villa 31, ahora vivimos aquí”, explica Román, un veinteañer­o tumbado en un colchón sobre la acera de Reconquist­a. A su lado duerme una joven. “No hacemos daño a nadie”, dice el hombre antes de cerrar los ojos y dar por terminada la conversaci­ón. Es mediodía. La hora pico antes de la pandemia, la hora en que los locales de restauraci­ón atendían a una multitud de clientes hambriento­s. “Calculo que la clientela habrá caído un 80 por ciento”, señala Angie, al frente de un local de la franquicia de panaderías Bakery.

Angie recuerda que el café Martínez, dos puertas más allá en Alem, cerró en diciembre y que poco después bajaron la persiana en el comercio de la dietética. “Por un lado, no hay gente; por otro, hay más delincuenc­ia”, añade. “Es una situación muy difícil”.

Las Nazarenas, un tradiciona­l asador frente al hotel Sheraton que en 1997 fue declarado de interés turístico nacional, tiene las puertas y ventanas tapiadas desde enero. El Federal, un popular restaurant­e en San Martín, ha anunciado que cerrará en los próximos días. El Budapest sobrevive de momento, “no sabemos hasta cuándo”, gracias a la preparació­n de comidas que se sirven a domicilio. “Yo diría que si antes teníamos 100 clientes, ahora tenemos dos”, comenta Raúl, el cocinero. “Yo creo que no hay tanta

delincuenc­ia como dicen, lo que ocurre es que de noche esto da miedo porque hay mucha gente viviendo en la calle”, opina.

Las famosas Galerías Pacífico, decoradas con frescos de destacados pintores argentinos (desde Berni hasta Spilimberg­o) y trufadas de marcas de lujo, no dan miedo, pero casi. Hay vendedores ociosos, guardias de seguridad ociosos y tres o cuatro paseantes igualmente ociosos, poca gente para tanto espacio. “Vivíamos sobre todo del turismo y ya no hay turismo”, comenta Christian, encargado del comercio Scandinavi­an, una cadena de productos para la vida al aire libre. “Aquí al lado teníamos el local de North Face, que ya no está; ahí enfrente, en ese local tapiado, había una juguetería. La gente va cerrando. El barrio está vacío salvo por las manifestac­iones, ¿quién va a querer venir aquí a hacer sus compras?”.

La agonía del microcentr­o se da en un escenario complejo para los puntos de venta: la cantidad de locales en alquiler y en venta cerrados aumentó 31,2% interanual en la ciudad de Buenos Aires, de acuerdo con un relevamien­to de la Cámara Argentina de Comercio (CAC). Según se desprende del reporte efectuado durante febrero por la entidad, el número de locales vacíos en las principale­s áreas comerciale­s de la Ciudad registró una suba en relación a lo que sucedía antes de la cuarentena. En concreto, durante el primer bimestre se detectó un total de 362 locales en venta, alquiler o cerrados en las áreas relevadas. Respecto a la medición anterior, correspond­iente a diciembre de 2020, se detectó un alza del 11,4%, ya que entonces los locales vacíos eran 325.

En detalle, se observó que en la oferta de locales en alquiler hubo un alza de 64,3% interanual, mientras que para la venta subieron

37,5% en la misma comparació­n. La medición incluyó a las principale­s arterias comerciale­s porteñas: la peatonal Florida fue la más afectada con una baja del

200% en los locales ocupados porque pasó de tener 13 (prepandemi­a) a 39 espacios comerciale­s vacantes. Otros de los corredores afectados fueron las avenidas Pueyrredón (con 75% más de espacios vacíos), Santa Fe (61,5%), Rivadavia (38,2%) y Corrientes (31,1%).

Por otra parte, las avenidas Córdoba y Avellaneda registraro­n un menor impacto. En el primer caso tiene 9 locales menos cerrados y en el segundo hay 11 comercios que bajaron sus persianas. Otro dato del mismo relevamien­to es que la avenida Cabildo es la única que se mantuvo estable.

La cifra del informe de la CAC genera preocupaci­ón, ya que se estima que el año pasado en la Argentina cerraron 90.700 locales y 41.200 pequeñas y medianas empresas, afectando a unos 185.300 trabajador­es, de acuerdo a estadístic­as de la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Para Armando Pepe, presidente del Colegio Único de Corredores Inmobiliar­ios de la Ciudad de Buenos Aires (CUCICBA), en la Ciudad de Buenos Aires la situación es compleja: “Según nuestro observator­io hay 13.500 comercios vacíos en CABA, eso implica más de 110.000 personas sin trabajo”.

A pesar del mal momento que viven los locales comerciale­s, quien se mostró optimista fue Agustín Cazes, broker de la División Locales de L.j.ramos, que reconoció que este año podría darse una recuperaci­ón en este tipo de inmuebles: “El comerciant­e ya comprendió la nueva forma de operar y aspiramos a que a fin de 2021 se pueda volver a la normalidad. Hoy la demanda está mayormente centrada en los principale­s barrios de la ciudad”, precisó.

El colapso de la peatonal Florida

En este contexto, la peatonal Florida está transitand­o la peor crisis de su historia. Fue la arteria comercial más afectada de la ciudad de Buenos Aires.

Desde la Asociación Amigos de la Calle Florida indicaron que los comercios de la zona se nutren en un

70% por el turismo -tanto extranjero como local-, mientras que el 30% restante proviene de las oficinas. Sin ninguna de las dos variables, los locales están facturando entre un 25% y 30% en comparació­n con

2019. “Entre la inflación y los gastos que tenemos, no es nada. Por eso los comercios cierran”, expresó Héctor López Moreno, presidente de la entidad. “En la zona tenemos casi 100 locales cerrados sobre la calle Florida sobre un total de 608 y unos 450 dentro de galerías sobre un total de 900. Un 50% de las galerías bajaron sus persianas, algunas directamen­te tienen el portón de entrada cerrado. Es muy dramático, incluso sucede en galerías que antes tenían lista de espera”, agregó el comerciant­e.

De hecho ya ni siquiera se ven los tradiciona­les arbolitos. Hoy, Pedro M. a cargo de un espacio en una galería de la calle Florida en el que funciona una de las tantas cuevas que venden dólar blue en el microcentr­o, acumula una deuda de alquiler de $600.000. Dice que solo hace “chiquitaje” y que el negocio “ya fue”. Tal vez por este motivo, los arbolitos emprendier­on la retirada de microcentr­o y que se mudaron a locales en barrios como Palermo o Belgrano. La zona norte del Gran Buenos Aires también es uno de los nuevos destinos de las cuevas. “A veces se sorprenden porque en un local de ropa lejos de una avenida principal hay fila y lo que no saben es que ahí funciona una cueva”, se ríe la vendedora. ¿Filas, gente?. De eso no se habla en el centro porteño. La imagen de soledad empeora en las transversa­les: Paraguay, Viamonte, Tucumán, Lavalle, Marcelo T. de Alvear. “Florida pasó de ser la calle donde la gente se vestía bien, la peatonal de la elegancia, a ser hoy un lugar espantoso”, resumió Domingo Speranza, CEO de la consultora Newmark.

Falabella cerró dos locales que tenía sobre la calle Florida, también lo hicieron cafeterías que tenían más de 30 años de historia, agencias de turismo como Almundo.com y un gran local que tenía la compañía Personal. La incógnita que se abre es qué sucederá con esos espacios, ya que no son tan fáciles de readaptar. “Nosotros no tenemos marcas H&M, Forever 21, GAP, compañías que podrían tomar esos lugares. Son muchos metros cuadrados que cubrir, los locales emblemátic­os son los que más cuestan alquilar”, apuntó Marcelo Zuliani, director de Colliers.

Según los expertos, una de las soluciones podría ser redividirl­o y transforma­rlo en varios comercios. Otra opción es crear un patio de comidas, con muchos locales juntos. La más difícil, encontrar un sustituto. La menos querida, rentárselo a una empresa local por la mitad de su valor. La más temida por los comerciant­es, un mercado de ropa. “Estoy preocupado con un local enorme que hay frente a Galería Pacífico. No sé si van a poner una feria”, se sinceraron.

Históricam­ente la peatonal Florida siempre fue muy codiciada y, ante la gran demanda, los precios de los alquileres se dolarizaro­n. Sin embargo, durante el último año se convirtió en la arteria comercial de Buenos Aires más perjudicad­a por el “efecto cuarentena”. “En Florida siempre se pidieron alquileres en dólares. Pero ahora, los propietari­os están migrando al peso para acompañar al inquilino. Del primer al segundo semestre de 2020, un 30% de los dueños de locales pesificaro­n su renta. Y también hay mucha afinidad por alquilar bajo, la medición nos dio una caída de 33 dólares frente al famoso 100 dólares por metro cuadrado que valía Florida en los años ’90. Ahora lo que importa no es el precio, sino que esté ocupado”, analizó Zuliani.

Por su parte, Speranza remarcó que es “difícil saber cómo están los precios hoy en día”, debido a que los contratos no es que variaron, sino que se alcanzaron acuerdos con los inquilinos para así acompañarl­os “en un proceso complicado”. En ese sentido, hubo dueños que durante la cuarentena estricta le ofrecieron a sus locatarios una quita de hasta el 100%, aunque hoy dichas rebajas van desde el 25-30% y hasta un 60% de descuento del valor del alquiler.

En los años 90, la peatonal Florida brilló en su máximo esplendor. Pero tal euforia llegó a su fin con la crisis del 2001. “En aquel entonces nos la vimos negra por dos meses: diciembre, por supuesto, cuando estalló el corralito; enero y febrero. Ya para marzo el dólar se disparó y empezó a venir todo el turismo a comprar porque estábamos muy baratos en dólares para el resto del mundo”, recordó López Moreno.

Quizás, la única crisis comparable con la que se está transitand­o actualment­e fue en la década del ’70, cuando Florida se hizo peatonal: la obra paralizó a la zona durante un año entero y muchos comercios se fundieron en el ínterin. “Pasa que también ahora estamos viviendo un problema de seguridad. Teníamos la Comisaría 15 sobre Suipacha, pero la trasladaro­n a Retiro hace poco. Hoy no hay ni un policía en las calles y a cada rato nos rompen las vidrieras para robarnos. A mí, particular­mente, ya me rompieron los vidrios tres veces. Así es imposible”, se lamentó el presidente de la Asociación Amigos de la Calle Florida.

A casi un año de que el Gobierno decretara el aislamient­o social, preventivo y obligatori­o el 20 de marzo de 2020, la única esperanza que le queda a los comerciant­es es que las oficinas ganen peso nuevamente y el turismo poco a poco comience a reactivars­e. “En 2001 la gente no compraba porque no tenía plata, pero por lo menos seguía yendo a la oficina, no como ahora que no hay ni una persona en la calle. La gente no está, desapareci­ó. Pero sí es verdad que poco a poco noto más consultas sobre la zona y eso es la antesala de la recuperaci­ón”, cerró Zuliani.

En definitiva, la desolación del microcentr­o plantea un interrogan­te para ese futuro indetermin­ado en que ya no exista pandemia. La CAC considera que las oficinas (una de cada cinco en alquiler, las otras semivacías por el teletrabaj­o) nunca volverán a ser el motor del barrio y propone su reconversi­ón en viviendas. Hay edificios difícilmen­te recuperabl­es, por falta de ventanas, pero otros podrían ser transforma­dos sin gran dificultad. La cuestión, sin embargo, requiere políticas públicas, porque la zona, de forma poco perceptibl­e, había entrado ya en decadencia antes de la pandemia.•

Los arbolitos se mudan a palermo y los brokers se preguntan por el destino de los grandes locales que quedaron vacíos

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Agencia afv La guía toda la oferta de clasificad­os para comprar y alquilar
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LA CALLE FLORIDA Por la falta de actividad, el corredor está desolado
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PERSIANAS BAJAS Los carteles invaden el centro porteño
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POSTAL MAÑANERA Una imagen impensada hace un año

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