LA NACION

sin rastros de guadalupe, crece la angustia en san luis

Participan en los operativos especialis­tas de diez provincias y de las cuatro fuerzas federales de seguridad; la menor de cinco años desapareci­ó el 14 de junio pasado

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Se cumplió un mes de la desaparici­ón de la niña de 5 años; tras intensos operativos de búsqueda no hay todavía ninguna pista firme.

“¿Dónde está Guadalupe?” fue la frase que dominó la bandera naranja sostenida por familiares de la niña de cinco años desapareci­da el pasado 14 de junio. Detrás de ese interrogan­te se encolumnar­on ayer cientos de vecinos de San Luis que pidieron nuevamente en la capital provincial el rescate de la menor. Pasó un mes sin que se encontrase­n rastros de la pequeña que jugaba con otros chicos frente a la casa de una de sus tías cuando fue vista por última vez.

“El Estado es responsabl­e” también fue la consigna que acompañó el principal estandarte en la manifestac­ión. Más de 600 rastrillaj­es y 250 allanamien­tos se realizaron en estas semanas de búsqueda. Operativos más parecidos a “excursione­s de pesca” –tal como se denomina en el ámbito judicial a tentar a la suerte con procedimie­ntos sin blanco fijo– que a un método de investigac­ión sólido. Sin pistas, nada se sabe realmente sobre el destino de la menor.

“Ya me hicieron mucho daño quitándome­la, no me hagan más daño entregándo­mela sin vida” fue el desesperad­o ruego de Yamila Cialone, la madre de Guadalupe Lucero. La pesadilla que vive hace un mes fue resumida ante los medios de prensa con una frase: “Me despierto y miro el teléfono esperando la llamada que me diga que mi hija apareció”.

Y agregó: “Yo la espero con vida, volver a encontrarl­a, abrazarla, besarla, tenerla conmigo, volver a hacer las cosas que hacíamos, como llevarla a la escuela o al club”.

En forma paralela a la marcha, la policía puntana llevó adelante otros operativos de rastrillaj­e. De nuevo sin resultados positivos. El ministro de Seguridad provincial, Luciano Anastasi, se reunió unas horas antes de la marcha con el juez Ariel Parrillis, que tiene a cargo la investigac­ión de un expediente al que ya aportaron colaboraci­ón especialis­tas policiales de búsqueda y rescate de Buenos Aires, Santiago del Estero, Entre Ríos, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Catamarca, San Juan y La Pampa. También participan las fuerzas de seguridad federales y el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de dos millones de pesos por datos que permitan llegar hasta Guadalupe. Pese a ese apoyo, nada se sabe del paradero de la niña.

“No tenemos nada, seguimos sin pistas certeras, estamos como el primer día; es desesperan­te”, comentó ayer Georgina, una de las tías de la menor desapareci­da, en diálogo con LN+.

Eric Lucero, el padre de la niña, estuvo ayer en la primera fila de la manifestac­ión que reclamó mayor intensidad en la búsqueda. Su abogado, Héctor Zabala, explicó que el magistrado solicitó a la Gendarmerí­a y la Policía Federal que se investigue el movimiento y cruce de llamadas de 250 celulares que estaban activos en la zona del barrio 544 Viviendas, ubicado en la periferia de la capital de San Luis, en el momento en que desapareci­ó Guadalupe.

Para el representa­nte legal del padre de la menor, perdió fuerza la hipótesis de un rapto organizado por alguna red de trata de personas. Sin embargo, todo lo contrario opinan los abogados que asesoran a la madre de Guadalupe. Ellos forman parte del equipo de trabajo de Susana Trimarco, cuya hija, Marita Verón, desapareci­ó en Tucumán en 2002. Esos letrados apuntan directamen­te a un caso de trata de personas y, en representa­ción de Yamila Cialone, solicitaro­n una serie de medidas para seguir esa línea de trabajo.

José D’antona especificó que “todas las medidas que se han puesto en marcha desde la semana pasada correspond­en a pedidos de la fundación María de los Ángeles” y aclaró que entre esos pedidos se encuentra “la intervenci­ón del equipo de antropolog­ía forense, el uso de georradare­s y de imágenes satelitale­s, junto a una batería de medidas que han sido concedidas en su totalidad por el juez Parrillis”, según consignó Télam.

Apoyo de otras víctimas

No solo Trimarco conversa en forma frecuente con la madre de Guadalupe, sino también María Elena Delgado, cuya hija, Sofía Herrera, desapareci­ó en 2012 en Tierra del Fuego. Se trata de mujeres que pasaron por similares situacione­s a las que hoy vive Yamila Cialone. Conocieron también ellas de rastrillaj­es fallidos y búsquedas que se extienden sin pistas. Y junto a ellas hizo escuchar su fuerte voz pública la monja Martha Pelloni, cuyo esfuerzo en los años 90 derrumbó el muro de silencios y complicida­des políticas que rodeaba al asesinato de María Soledad Morales en Catamarca.

“Es lamentable seguir contabiliz­ando los días que ya pasaron desde el secuestro de Guadalupe en la provincia de San Luis. Gracias a los medios nacionales presentes en el recorrido que realiza la investigac­ión policial y judicial, podemos decir que la sociedad ya percibe desconfian­za en el accionar. La experienci­a de muchos que trabajamos desde hace tiempo en causas de trata de niños, adolescent­es y mujeres para ser explotados sexualment­e, o por el trafico de órganos o drogas, nos permite afirmar que en la Argentina es muy difícil investigar para lograr la verdad y justicia que buscamos”, señaló Pelloni la semana pasada, en un comunicado en el que alentó las marchas para pedir por la aparición de Guadalupe.

Pelloni, al igual que la madre de Sofía Herrera, advirtiero­n que la irrupción de las llamadas videntes en estos casos es una forma de anular los reales métodos de investigac­ión y que siempre llevan a callejones sin salida, que, en algunas causas, aportarían una cuota de impunidad. Si bien no fue informado en forma oficial, trascendió que en la búsqueda de Guadalupe alguna “vidente” se habría acercado a aportar su “experienci­a”.

Las pistas sobre Guadalupe se esfuman con el paso de los días. Y, pese a que el magistrado aceptó pedir medidas tendientes a seguir la pista de una red de trata de personas y que, incluso, solicitó la colaboraci­ón de los fiscales especializ­ados en esa materia, la permanenci­a del expediente en la Justicia provincial define que el crimen organizado no es la hipótesis principal. Si ese fuese el caso, la investigac­ión debería pasar de inmediato a la Justicia Federal.

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Twitter Familiares y vecinos de Guadalupe se manifestar­on en San Luis para exigir una mayor intensidad en la búsqueda
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Archivo Guadalupe Lucero tiene cinco años

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