LA NACION

El día en que los cubanos perdieron el miedo a manifestar­se en las calles

- Javier Corrales THE new york times

El domingo, de manera inesperada, los cubanos salieron a las calles. Decenas de miles pedían libertad y alimentos a coro. Resulta difícil imaginar un diagnóstic­o más sucinto del problema con la dictadura más antigua de Latinoamér­ica.

A lo largo de más de seis décadas, el régimen cubano le ha negado a su pueblo los pilares más básicos del espíritu y el cuerpo humano.

Está claro que el embargo estadounid­ense de casi 61 años no ayuda. Las restriccio­nes del gobierno al pequeño sector privado son aún más perjudicia­les. A las empresas, incluidas las tiendas y los restaurant­es, se les prohíbe acceder a préstamos bancarios o participar en el comercio. Los alimentos siempre han estado racionados y, ahora con la pandemia, las restriccio­nes son aún más inflexible­s.

Si bien las quejas no son nuevas, hubo algo nuevo en las manifestac­ionesdel domingo: su propagació­n.

Las protestas estallaron en masa, de manera espontánea, en todo el país, hasta en los pueblos rurales.

En el pasado, las protestas se limitaban a grupos minúsculos, sobre todo en La Habana. Los cubanos comunes y corrientes, incluso los inconforme­s, sabían que no debían acercarse demasiado a los manifestan­tes, ni física ni políticame­nte.

Cualquier expresión de solidarida­d con cualquier forma de disidencia es bastante arriesgada. Es habitual perder el trabajo, lo mismo que ser detenido. Sin embargo, el domingo pareció que el “miedo a sumarse” compartido por todos desapareci­ó: la solidarida­d se impuso a la mentalidad cubana de arreglárse­las cada quien como pueda.

El gobierno respondió como lo ha hecho con protestas anteriores, con un llamado a la “batalla”. El presidente, miguel Díaz-canel, envió a las fuerzas de seguridad para sofocar las protestas. también instó a los ciudadanos comunistas a salir a “defender” la revolución.

Lo más parecido que Cuba había visto en el pasado reciente fue el maleconazo, de 1994, cuando cientos de cubanos se concentrar­on en la famosa explanada marítima de La Habana, el malecón, para protestar por la crisis económica durante el llamado Período Especial.

Los detonantes de estas dos manifestac­iones son similares. Hoy, al igual que en 1994, Cuba sufre el colapso económico de su principal superpoten­cia y proveedor de petróleo, la antigua Unión Soviética en aquel entonces y Venezuela desde 2016. Los apagones son tan comunes hoy como lo eran a principios de la década de 1990. Hoy, como en 1994, el país se encuentra en una contracció­n económica que ya lleva cinco años.

Además, un año antes del maleconazo, el Estado cubano anunció algunas reformas orientadas al mercado extremadam­ente limitadas, lo que significó que la mayoría de los cubanos no pudieron beneficiar­se de ellas. A principios de 2021, el régimen cubano introdujo reformas adicionale­s. Pero, una vez más, son demasiado tímidas y solo beneficiar­án a los cubanos bien conectados. A estas alturas, muchos cubanos saben que estas reformas son una estafa: unos cuantos cubanos ganan dinero; el resto no recibe nada.

Sin embargo, las protestas del domingo ocurrieron en una Cuba muy diferente de la de los años 90. Por ejemplo, ya hay teléfonos celulares y wifi disponible­s. Los cubanos pudieron compartir en tiempo real las manifestac­iones que estallaron en todo el país.

La primera protesta surgió en la ciudad de San Antonio de los Baños, cerca de La Habana. Los manifestan­tes publicaron videos en Facebook Live, incluyendo videos cortos que muestran a las fuerzas de seguridad intentando dispersar las protestas. Fue entonces cuando estallaron las manifestac­iones en todo el país. El pueblo cubano, que en su mayoría tiende a ser apolítico, al parecer decidió sumarse.

El gobierno no pudo borrar los videos en Facebook Live. En cambio, optó por un prolongado apagón de internet, con lo cual restringió el acceso a las redes sociales. Pero ya era demasiado tarde. A pesar de los esfuerzos del gobierno, la gente siguió protestand­o.

otra diferencia es la pandemia. En Cuba, la pandemia dejó al descubiert­o la decadencia del sistema de salud pública, ya que hay muy pocas camas de hospital y demasiados doctores trabajando en misiones médicas en el extranjero, por lo general contra su voluntad. Apenas se vacunó a un 26,4% de la población.

Riesgos

Puede ser también que los cubanos se sientan más valientes ahora que los tan temidos hermanos Castro se han ido: Fidel murió en 2016 y Raúl se retiró por completo de los puestos de liderazgo en abril pasado. o tal vez los riesgos aún son los mismos, pero los cubanos se sienten un poco más envalenton­ados.

Quizás estén encontrand­o inspiració­n en América Latina, donde estallaron protestas desde 2019 para exigir una mayor rendición de cuentas por parte de los gobiernos. más cerca de casa, el movimiento San isidro, un grupo de artistas con una fuerte representa­ción afrodescen­diente, se ha estado manifestan­do desde finales del año pasado contra la represión del Estado a las libertades artísticas.

De ese movimiento emanó la canción de reggaetton cuba no“Patria y vida”, que hace un guiño al lema de Fidel “Patria o muerte”. Con más de 6.000.000 de visitas en youtube, la canción se convirtió en el grito de guerra de las protestas, no solo en Cuba, sino también en toda América Latina, España y Estados Unidos. ya sea que la inspiració­n sea internacio­nal o local, se respiró en Cuba un aire de coraje y esperanza.

¿El régimen peligra? Difícilmen­te. El gobierno ha perfeccion­ado e incluso exportado el arte de la represión comunista con gran rédito. Se trata de una combinació­n de fuerzas de seguridad que siguen el modelo soviético, comités vecinales de vigilancia y acosadores pagados por el gobierno disfrazado­s de civiles. no obstante, las manifestac­iones pueden ser un punto de inflexión. En el pasado, el régimen solo necesitaba ejercer la represión de manera precisa y aislada. El miedo era generaliza­do y mantenía a todo el mundo en casa. Pero, como muchos cubanos corearon el domingo, “ya no tenemos miedo”.

Es demasiado pronto para saber qué ocurrirá ahora. La represión del domingo tal vez solo haya sido el comienzo. Es posible que se produzcan más detencione­s e intimidaci­ones en los próximos días, y que la energía de las protestas se disipe.

Sin embargo, los manifestan­tes hablaron fuerte y claro. Con más libertades pueden construir una patria más fuerte; con más alimentos, pueden llevar una vida más sana. Patria y vida, eso es todo lo que quieren.

El autor, politólogo, es profesor del Amherst College

Las protestas ocurrieron en una Cuba muy diferente de la de los años 90

La represión tal vez fue solo el comienzo, y es posible que haya más detencione­s

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Eliana aponte/ap La policía custodia el Capitolio nacional, en La Habana

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