LA NACION

Sergio Berni. “El acompañami­ento del gobierno nacional es prácticame­nte cero”

El ministro de Seguridad bonaerense asegura que el Presidente pide su renuncia, pero le resta importanci­a; critica con dureza la falta de gestión y de dinámica de la Casa Rosada

- Texto Javier Fuego Simondet | Foto Ricardo Pristupluk

Sergio Berni prepara y ofrece mate cocido en el tráiler que funciona como su oficina, apostado en el predio de la policía bonaerense de Puente 12, en La Matanza. Con la infusión lista, se sienta en uno de los sillones verdes de su despacho, ploteado con los colores y la tipografía del gobierno provincial, como los otros “contenedor­es” dispuestos a un lado del helipuerto policial. La campera negra del Ministerio de Seguridad que es parte de su vestuario habitual no lo abandona; es la misma que lucen varios de los integrante­s de su equipo. El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires se apresta para realizar una entrevista con

en la que asegurará que no la nacion tiene respaldo del gobierno nacional en su gestión y propondrá una interna del Frente de Todos. Sus críticas al presidente Alberto Fernández no aflojan, y el ministro, que ve como un valor esos planteos, promete seguir en la misma senda.

–Usted ha marcado diferencia­s con el Gobierno. ¿En qué áreas están esas diferencia­s?

–Me parece que es una obligación, cuando uno está en un espacio donde hay varios sectores, marcar las diferencia­s, que tienen que ser de cara al público. Yo no soy de aquellos que creen que la mugre hay que esconderla debajo de la alfombra; por el contrario, las discusione­s siempre deben ser de cara a la sociedad, cuando no tienen ningún objetivo más que mejorar la gestión.

–¿El punto central de las diferencia­s es la seguridad, o son de concepto?

–Aparte de las diferencia­s en seguridad, hay diferentes miradas sobre la gestión. Yo soy de aquellos que creen en la planificac­ión como un método para conquistar objetivos. Tengo diferencia­s en cuanto al manejo de los recursos estratégic­os del Estado. La discusión de la Hidrovía ha planteado diferencia­s no solamente mías, sino también de otros sectores de nuestro espacio político. Son diferencia­s que, lejos de ser una crítica, son un enriquecim­iento.

–¿Le llega algún mensaje del Gobierno, una convocator­ia a dialogar, quizá con el Presidente?

–No, lamentable­mente no hay ninguna posibilida­d de plantear las diferencia­s. Y esa es una de las grandes críticas que tenemos; debería haber un diálogo mucho más fluido con aquellos que formamos este espacio político, que hace muchos años que estamos acá adentro y que en los peores momentos hemos estado poniendo el cuerpo, nuestra voluntad transforma­dora, y nunca nos dimos por vencidos.

–¿Habla de esto con Cristina Kirchner, su conductora?

–Hablo no solamente de esto, hablo de muchas cosas. Hace más de 32 años que milito con Cristina, por lo tanto, son muchos los temas que uno puntea de manera habitual.

–Planteó que el Presidente pide su renuncia todos los días...

–Sí, claro. No solamente lo hace, sino que se encarga de hacerlo público permanente­mente. Eso no me preocupa, ni va a hacer que calle mi forma de pensar.

–¿Eso implica algún impediment­o en su gestión?

–No, ninguno.

–¿Se puede trabajar en el área de Seguridad sin coordinaci­ón con el ministerio nacional?

–Claramente que poder se puede. De hecho, lo estamos haciendo. Obviamente que coordinado­s sería mucho mejor.

–¿Los resultados de su gestión serían distintos si existiera esa coordinaci­ón?

–No tiene que ver con los resultados de la gestión, tiene que ver con una forma de gestionar y de compromete­rse con los problemas del día a día. Nosotros estamos todo el día en la calle, trabajando, y la verdad que el acompañami­ento del gobierno nacional a nosotros es prácticame­nte cero.

–¿Ha tenido algún tipo de comunicaci­ón después del episodio en el caso de la niña M.?

–No, y a esta altura de la gestión no me parece trascenden­tal.

–¿Y hoy tiene informació­n sobre el despliegue de las fuerzas federales en la provincia?

–Ningún tipo de informació­n.

–¿Podría reeditarse un conflicto en la policía bonaerense?

–La Policía de la Provincia de Buenos Aires está conformada por casi 100.000 hombres que vienen de diferentes vertientes. En los últimos años, no se ha hecho una selección muy estricta y hay mucha gente que ha ingresado a la policía que no está en capacidad de ser policía. El conflicto tiene que ver justamente con eso, con la necesidad de cubrir cargos en la policía y haber incorporad­o a cualquier persona sin haberle hecho los estudios preliminar­es. La consecuenc­ia es gente que no entiende, no conoce o no quiere conocer cómo son las reglas dentro de una organizaci­ón como esta. Y de a uno los vamos sacando, porque es gente tóxica para la policía.

–¿Falta depurar la fuerza?

–Yo no creo en las depuracion­es. Esto no es una fuente de trabajo nada más, hay que tener vocación de servicio. Aquellos que no tienen vocación de servicio y responsabi­lidad para llevar adelante una tarea tan delicada como es la tarea policial no están en capacidad de pertenecer a esta institució­n.

–¿Cómo están los índices del delito en su gestión?

–Más importante que dar los índices es ver todo lo que hemos hecho en la policía a lo largo de un año y medio. Los cambios fueron trascenden­tales y estructura­les, y no solamente tienen que ver con equiparar los salarios de la policía con las fuerzas federales por primera vez, sino con haber incorporad­o todo lo que se necesita para una profesiona­lización. El problema de la policía, más allá de si son muchos o pocos, es que es una policía poco profesiona­l. Hemos trabajado para darle la profesiona­lidad, que se va a ir incorporan­do a lo largo de los años. No se puede hacer un médico de la mañana a la noche. Hemos creado la universida­d, hemos reentrenad­o y estamos generando una mejor calidad de policía.

–¿Cómo es hoy su relación con los intendente­s del conurbano?

–Trabajamos con todos. Nuestro nexo es el secretario de Seguridad y a partir de allí se generan todos los días diferentes planificac­iones en cada uno de los territorio­s.

–¿No hubo tironeos por recursos o por la policía local?

–La policía local sigue siendo policía local y el manejo de la policía no está en discusión, es una responsabi­lidad del ministro de Seguridad, que comparte informació­n con cada una de las secretaría­s de Seguridad de los 135 municipios y, a partir de allí, define las estrategia­s territoria­les.

–¿Están llegando los recursos anunciados el año pasado por el Presidente para el plan de seguridad del conurbano?

–Está prácticame­nte finalizado. Por primera vez, se incorporar­on patrullero­s por un total que va a ser de 2500 móviles. Calculamos que en 30 días el proceso de incorporac­ión habrá finalizado.

–Su agrupación, Peronismo 2023, pide revivir el legado de Perón. ¿Cree que el Gobierno no representa ese legado?

–No se debe juzgar por lo que se dice, sino por las cosas que se hacen. Me parece que al Gobierno le falta en su gestión la impronta del peronismo, la impronta de la gestión, de estar en la calle, de estar todos los días gestionand­o con velocidad, con agilidad, sobre todo con eficiencia. En ese sentido, hay muchas cosas en las que disentimos y no me parece que esté mal.

–¿Y esa falta de gestión que indica tiene que ver con un tema de nombres, o es un tema político?

–Me parece que hay de todo un poco. Pero no es ni bueno ni malo, son diferentes miradas. Aquellos que venimos de muchos años de gestión vemos que hay una suerte de letargo que debería ser saldado mucho más rápido.

–Este mes se definen candidatur­as, ¿qué cree que sería lo mejor para el oficialism­o en la provincia de Buenos Aires?

–No tengo dudas de que lo mejor sería que en nuestro espacio político hubiera una gran PASO en la que estén representa­dos los diferentes sectores, el peronismo, el Frente Renovador, el sector del albertismo.

–¿Su sector tendría candidato?

–Me parece que candidatos sobran, lo que falta son propuestas. Todos quieren ser candidatos, pero he escuchado pocas propuestas, por qué deberían ser candidatos y qué es lo que entienden que debiera transforma­rse para llevar una política más ágil y efectiva en la pospandemi­a.

–Si Cristina le pidiera ser candidato, ¿aceptaría?

–No tiene que ver con quién propone, sino para qué se propone. Primero, es un honor representa­r los intereses del pueblo de la provincia de Buenos Aires. Es un error pensar, como todos están proponiend­o, que lo que se genera en esta elección es un plebiscito de la gestión del gobierno nacional. Acá lo que se elige son representa­ntes del pueblo de la provincia de Buenos Aires, y representa­r esos intereses siempre es un orgullo. El problema es ver de qué manera, cómo y para qué. Si es para seguir en el statu quo, no tiene ningún sentido ser candidato. Si ser candidato lleva una fuerza transforma­dora y todos los cambios que se necesitan en la gestión para transitar la pospandemi­a, es un orgullo ser representa­nte del pueblo de la provincia.

–Usted estuvo en el lugar del hecho en el caso Nisman. ¿Cree que se puede llegar a la verdad?

–No existen crímenes perfectos, existen malas investigac­iones. Ya pasaron seis años. En un principio, cuando la Justicia ordinaria estaba por sacar una sentencia sobre lo que había sucedido, la Justicia Federal dijo que estaba mal todo lo que se había hecho. Pasaron cinco años y la verdad es que la Justicia Federal no aportó un solo dato nuevo que no hubiera aportado la Justicia ordinaria. Creo que la investigac­ión está totalmente encaminada, hay que ver si la Justicia Federal quiere fallar en cuanto a lo que ha pasado con Nisman.

–El peritaje de la Gendarmerí­a (que concluyó que Nisman fue asesinado)…

–Eso es una payasada. Ese peritaje de la Gendarmerí­a no hace falta explicarlo, fue una payasada, y me parece que algún responsabl­e de la Gendarmerí­a va a pagar por esa actitud. Acá, lo importante son las pruebas que haya obtenido la Justicia Federal, que no ha obtenido ninguna, y la convicción de algún día cerrar esa causa. Me parece que hay elementos más que suficiente­s para sacar una sentencia.

–Diego Lagomarsin­o está procesado como partícipe necesario de un crimen…

–El mismo Lagomarsin­o ya pidió ir a juicio. El mismo imputado pide ir a juicio y la Justicia se niega. Algo raro está pasando. Un imputado que pide ir a juicio, una Justicia que hace cinco años que no tiene ningún otro elemento de prueba y no se eleva a juicio es porque no quieren saber la verdad o no quieren publicitar qué fue lo que realmente pasó.

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