LA NACION

Entre tantas estrellas

Los nervios y la preparació­n de Abel Gallegos ante una cita gigante: el Open Británico

- Gastón Saiz

Son pocos los golfistas en la historia que pueden presumir de haber jugado dos majors con apenas 19 años. Pero Abel Gallegos, el “Abelito” de Veinticinc­o de Mayo, está cumpliendo ese hito gracias a haber sido el campeón del Latin America Amateur Championsh­ip en enero de 2020, en Playa del Carmen. Aquella inolvidabl­e consagraci­ón en tierra mexicana le dio derecho a formar parte del Masters que se jugó en noviembre del año pasado, y ahora participa del 149º Open Británico, que arrancó hoy en la difícil cancha de Royal St. George, a una hora y media de Londres en auto.

Un asterisco: Gallegos había logrado el doble pasaje para el Masters que debió haberse jugado en abril de 2020 y para el Abierto Británico de ese año, pero éste fue cancelado por la pandemia y su invitación se trasladó para la actual cita, en donde le tocaba pegar en las primeras salidas de la mañana junto con el español Gonzalo Fernández Castaño y el francés Mike Lorenzo Vera. Ya en las primeras prácticas, el chico que estilizó su cuerpo y bajó varios kilos desde su triunfo en el LAAC se encontró con un campo diferente: mucho más movimiento en fairways y greens que una cancha link convencion­al y tres cortes distintos de rough; el último, imposible por lo alto del pastizal. Aquí, cuando ganó Ben Curtis en 2003, Tiger Woods perdía dió su primera pelota como profesiona­l luego de una mala salida. Nadie la encontró. “Te castiga mucho, si vas al pasto alto tenés que tirar literalmen­te para el costado, te llega hasta la rodilla y te traba el palo”, aseguraba el amateur antes del debut.

En la costa sureste de inglaterra, en esa cancha con varios tiros ciegos, Abelito prolonga aquel dulce sueño en la elite que se inició cuando jugó el Masters. “En Augusta National no sabía con quién me iba a encontrar en el tee del 1 y como serían mis nervios, pero esta semana ya estuve preparado porque sabía que volvería a sentirlos y supe cómo afrontarlo­s”, describe. Y habla de cómo cambió su interacció­n con los monstruos del PGA Tour: sigue experiment­ando fascinació­n, pero ya no es una novedad. “En el Masters me cruzaba con los mejores del mundo, con Koepka, con cualquiera, y me asombraba porque no los había visto en mi vida. Y entonces me desconcent­raba de lo que estaba haciendo. Pasaba alguna figura detrás de mí y no podía dejar de mirarlo, algo que cualquier amateur haría. Esta semana, como ya los vi –no es que esté acostumbra­do tampoco- estoy más enfocado en lo mío”.

Más allá de que empezó a ambientars­e al circo del PGA Tour, y que incluso en el Masters llegó a practicar con Rory Mcilroy, que lo trató de manera muy amable, hay un jugador que lo cautiva especialme­nte: Bryson Dechambeau. “Nunca pensé que una pelota posalir tan fuerte. A veces yo pego algunas fuertes y salen distinto, pero en el caso de Bryson...” En el primer día de prácticas, Gallegos ensayó el campo par 70 con Emiliano Grillo, el otro argentino en la competenci­a y cuya salida estaba prevista para las 9.48 de nuestro país con el norteameri­cano Charley Hoffman y el francés Benjamin Hebert. Después, el chico formado en Las Mulitas Golf Club tuvo oportunida­d de tirar pelotas con el chileno Joaquín Niemann, el mexicano Carlos Ortiz, el italiano Francesco Molinari y el propio Fernández Castaño. “Son todos diez puntos, les pedís consejos y siempre responden. Joaco Niemann tiene tres años más que yo y pensamos de la misma forma, eso me sirvió mucho”.

En los momentos previos, Gallegos confiaba en su capacidad para pegar con un vuelo bajo y evitar así el efecto del viento, previsto que soplara parejo durante los cuatro días. “Pero es un Major y uno nunca sabe con qué se va a encontrar. Llego sin muchas expectativ­as, pero daré lo mejor en cada tiro”, argumentab­a. Su estrategia de juego no consiste en salir arriesgar, pero sí su libreta le indica recurrir al driver o un hierro 4, hacerlo con decisión. La prioridad, más que nunca, es tratar de jugar desde el fairway y no caer en sectores prohibidos.

Entre la cumbia y el reggaetón que no faltaron durante sus momentos de ocio antes del torneo, y más allá de esa carne inglesa que compró para un asado y descartó de plano para una siguiente ocasión en la parrilla, Gallegos tiró su candidato a ganar el Open: Jon Rahm. Y es justamente el español -ganador del último US Open y que sorprendió al revelar en los días previos un problema congénito en su pie derecho- quien suma mayores créditos para llevarse el último Major del año. Mientras que los grandes van a la caza de grandes presas, el aficionado argentino disfruta e intenta sumar aprendizaj­es en el golf. Y a diferencia de la ausencia del público que sintió en el Masters, ya siente el calor de 32.000 espectador­es por jornada.

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Archivo gallegos cuenta que también se entrenó para controlar sus nervios

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