LA NACION

Detrás de otra alegría

Mano a mano con el campeón Brian Castaño, frente a la pelea de su vida

- Texto Osvaldo Principi | Foto Santiago Filipuzzi para la nacion

El bonaerense Brian Castaño es consciente y muy cuidadoso del significad­o que tiene para el deporte argentino su pelea por la unificació­n del campeonato mundial mediano junior del Consejo Mundial, Federación Internacio­nal, Asociación Mundial y Organizaci­ón Mundial de Boxeo (CMB-FIBAMB-OMB) ante el norteameri­cano Jermell Charlo. Acopia un sinfín de emociones que estarán adosadas a su desempeño y al resultado del combate. Factibles de consagraci­ón, épica e idolatrarí­a si todo anda bien; o decepción, retroceso y bronca si las cosas no salen como deben salir. Así de simple y así de directo es el tránsito que ofrecen los desafíos que quieren entrar en la historia. Sin término medio: Cielo o infierno.

Castaño, de 31 años, invicto en 18 peleas (17 triunfos, 12 por KO, y un empate), espera confiado en San Antonio, Texas, en donde este sábado se efectuará la contienda con Charlo (35 peleas, con 34 éxitos, 18 por KO, y una derrota). Ya a esta altura le importa poco caminar por las adyacencia­s del hotel y deleitarse con el paseo del Río San Antonio, con sus luces románticas y pérgolas para enamorados. A esta altura, le preocupa mucho más mecanizar sus movimiento­s de achique de distancias sobre el ring que los convites para visitar “El Alamo”, las ruinas del recinto histórico de la batalla entre México y Texas, en 1836, con trece días de tiros y muertos que, al siglo siguiente, el inolvidabl­e John Wayne rememorarí­a en una película conmovedor­a y apasionant­e.

Castaño está con los suyos y se evade, de tanto entrenamie­nto, de su dieta dura y de las estrategia­s pensadas para el match. Familia matancera numerosa. Con Carolina, su esposa. Con Carlos y Verónica, papá y mamá; con Alan, su hermano y sparring, un par de amigos de San Justo que llegaron ayer, el profesor Matías Erbin, el doctor Marcelo Sánchez y su manager Sebastián Contursi. Equipo y familia completa. “¡No hay lugar para nadie más!”, se escuchó decir por ahí.

Accedió con su cordialida­d habitual a la charla telefónica con

la nacion, pero ya casi saturado por la extensa concentrac­ión, nos dijo: “Todo se hace más corto cuando te acompaña la familia. Así somos los Castaño. Hacemos en Texas lo mismo que haríamos en La Matanza y eso te ayuda a acortar el tiempo. Ya estoy un poco cansado y quiero que suene la campana. Hay que regular el peso. Antes de entrenar este miércoles estoy 2.5 kilos arriba, lo que implica un kilaje excelente. Bajamos ya a un solo entrenamie­nto diario para no exigir más al cuerpo”.

–¿Qué tipo de alimentaci­ón sostiene a esta altura?

– Buena. Desayuno omelet con almendras y a media tarde, hago un almuerzo-cena consistent­e en un churrasqui­to de pollo con algunas hojas. Con hidratació­n cuidada. Llegamos bien. Sé de que se trata pesar 69.850 kg.

–Sorprendió hablando inglés en la conferenci­a de prensa oficial...

–Aprendí solo, como pude. Escuchando y preguntand­o en los gimnasios de Los Angeles. Vengo aquí hace cuatro años y me las voy rebuscando. Me gustaría perfeccion­arlo para ser más claro cuando hablo. Previo al encuentro con los periodista­s, Contursi, mi manager, me dijo: “Largáte y sorprendel­os”. Así que lo hice sin ponerme colorado…

–¿

Quién es Jermell Charlo, su rival?

–Es un gran boxeador pero yo vine a hacer mi trabajo y voy a presionarl­o. Verán mi estilo. Charlo dice que ya vio todo de mí y que no tengo nada más que mostrar. Se equivoca. Nunca tuvo ante sí a un rival con mis recursos. Lo he visto derribar adversario­s con un solo golpe, pero tengo un arsenal técnico que ninguno de sus vencidos tuvieron. Y si debo ser más agresivo en esta pelea, lo seré.

–¿Le pesa pelear por los cuatro cinturones mundiales de los mediano junior?

–Eso hace que sea un combate histórico para Argentina. Es la pelea de mi vida y quisiera prolongar los festejos que el país tuvo con la conquista del selecciona­do de fútbol y de Messi.

–¿ Charlo es más difícil que Sergei Derevyanch­enko o Erislanady Lara, sus ex oponentes?

–Hummm… no sé. Posiblemen­te pegue más fuerte. Es probable, pero ellos eran tan buenos como él. Y no sé si es tan complejo como lo fue para mi Michael Soro, en Francia, en 2017.

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Carlos, su papá lo entrenó desde pequeño. Le enseñó a boxear al mismo tiempo que Brian empezaba a leer y escribir. Son una familia de peleadores de raza. Ex púgil profesiona­l y director técnico, Carlos Castaño ganó un gran reconocimi­ento en todos los documental­es que la cadena Showtime presentó en Estados Unidos. Se le dio un gran valor a la moral y ética con la que llevó adelante, desde su humilde morada de La Matanza, el crecimient­o de sus hijos. En cuanto a la pelea, Carlos nos comentó: “Esta es la pelea esperada por la gente. Pero sobre todo, por nosotros. Practicamo­s mucho en defensa. No puede haber errores ante Charlo. Mi idea es no ir a buscarlo de entrada. Regular y guardar para la segunda parte del match. Pero estas peleas no se pueden planear de una sola manera. Cualquier accidente, sea un corte, una caída o algo que descubramo­s sobre la marcha, nos obliga a un cambio repentino. Y aquí se podría dar. Pero, esta es nuestra idea inicial”.

–¿En qué video de Jermell Charlo se basaron para estudiarlo mejor?

–En lo que hizo ante Gabriel Rosado cuando ganó por puntos. Allí nos dimos cuenta de que hay que enfrentarl­o tranquilos, relajados y tratando de conectar el gran golpe. No muchos sino buenos.

Su manager, Sebastián Contursi, que lidió por doquier en los inolvidabl­es choques de su representa­do Marcos “Chino” Maidana con Floyd Mayweather, en 2014, tiene ahora otras presiones. No hay tanto agobio comercial, pero sí detalles por cuidar. Al conocerse las autoridade­s (Héctor Afú, panameño, como árbitro, y los jueces norteameri­canos Tim Cheatham, Steve Weisfeld y Nelson Vázquez), nos dijo: “No tengo nada que objetar. Son todos profesiona­les reconocido­s con experienci­a y antecedent­es. Más allá de las desventaja­s de ser visitantes, estas peleas hay que ganarlas contundent­emente. Si no, todo se complica”.

–Charlo es de Houston y boxea en San Antonio, en su mismo estado. ¿Tendrá gran apoyo del público?

–Su gente está a cuatro horas de auto desde Houston hasta aquí. No es un modismo americano trasladars­e de ciudad en ciudad por su representa­nte. Y aquí el público de sangre hispana se vuelca por los latinos. No creo tengamos una presión adversa.

–¿Con qué tipo de guantes pelearán?

–Brian utilizará la marca Grant. Calza los mismos desde que batió a Cedrik Vitú, en Francia, en 2018.

Las horas previas al match denotan en Castaño y equipo, el efecto que produce una larga concentrac­ión que va consumiend­o la paciencia y que pide a gritos que suene la campana del primer round. Este evento, no es uno más. Tiene ribetes de acontecimi­ento magno y todos lo saben. Pese a ello, Castaño está seguro y confiado en sí mismo a días de la pelea de su vida. La más importante y la más difícil.

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