LA NACION

Bajo presión por el estallido social, el régimen cubano hace concesione­s

Autorizó de forma excepciona­l y temporal la importació­n de medicament­os, alimentos y productos de higiene libres de aranceles por parte de viajeros; reconocen el desabastec­imiento

- Daniel Lozano

CARACAS.– “Este gobierno está vivo y estamos buscándole soluciones al pueblo”. El estallido social torció el brazo del gobierno cubano, algo que parecía imposible hace solo una semana. Así lo confirmó el primer ministro Manuel Marrero, que comunicó al país que de forma excepciona­l y temporal se autorizará a los viajeros la importació­n de medicament­os, alimentos y productos de higiene libres de aranceles y sin límite del valor de la importació­n.

“Una persona puede traer la cantidad que desee. El límite no lo pone el país o la aduana, sino la aerolínea en la que viaje”, confirmó Marrero.

De esta forma, los emigrantes harán llegar a sus familiares y amigos, directa o indirectam­ente, las toneladas de medicinas y productos básicos recogidas durante las últimas semanas y que el gobierno impedía importar en una de sus medidas de “autobloque­o” más criticadas.

¿Qué excusa argumentab­a? El corredor humanitari­o propuesto desde el exterior, con el apoyo de una plataforma de artistas, se trataba en realidad de una “invasión encubierta”. La misma negativa y explicació­n que ya esgrimió Nicolás Maduro en Venezuela.

“Estamos ante una reacción a las protestas sociales. El gobierno sabe que tiene que bajar la presión por algún lado. Y sí, es un alivio, pero limitado. La mayoría de la gente no tiene quien le lleve alimentos ni medicinas”, confirmó a la nacion el economista cubano Pavel Vidal, exfunciona­rio del Banco de Cuba.

El gobierno también reconoció el desabastec­imiento en antibiótic­os, analgésico­s, anticoncep­tivos, antihipert­ensivos y vitaminas, pero volvió a blandir al bloqueo norteameri­cano como causante. “Tenemos proveedore­s que por las presiones y las nuevas medidas de Estados Unidos se ven imposibili­tados de garantizar los envíos. Todo el asunto del bloqueo ha significad­o para nosotros un incremento en los costos de adquisició­n y de insumos entre un 30 y 50% en muchos productos”, dijo Marrero en la Mesa redonda, el programa más famoso de la televisión cubana.

Argumentos sobran para contradeci­r al gobierno, como los empleados desde la isla por otro economista reputado, Pedro Monreal: “En los cinco primeros meses de 2021, el acumulado de exportacio­nes de alimentos de Estados Unidos a Cuba representa ya el 80% del total de las exportacio­nes de todo 2020, y aproximada­mente la mitad de las exportacio­nes de 2019”. O como resume el propio Monreal: cuando la “alternativ­a” a un bloqueo pasa por inventar otro bloqueo.

El panorama pinta gris para la revolución castrista, incapaz de poner en marcha con vigor las reformas ordenadas por Raúl Castro en sus lineamient­os. “No tienen muchas opciones este año, ya hicieron lo que podían en el ámbito monetario y están trabajando en sacar las normas para abrir el TCP [las normas para los trabajador­es por cuenta propia, el embrión de capitalism­o diseñado por el gobierno] y las pequeñas y medianas empresas. Podrían acelerarlo un poco”, vaticina Vidal.

La dolarizaci­ón también ha supuesto un duro revés para el gobierno, además de un handicap político, algo que advirtiero­n economista­s y expertos desde el primer día. La estrategia económica de un paso hacia adelante y medio para atrás, aplicada no solo con los cuentaprop­istas, sino también con la reforma monetaria y la devaluació­n del peso, repercutió en la suba de los precios y en un mercado negro más caliente que el propio Malecón.

Los saqueos de estos días en las tiendas en dólares confirmaro­n la indignació­n nacional, incrementa­da además por la proliferac­ión de los cortes de energía (en pleno verano caribeño) que tanto han recordado al Período Especial de los 90.

“La crisis venezolana está afectando a Cuba de una manera brutal. La menor llegada de crudo en un país masivament­e dependient­e de los hidrocarbu­ros provocó serias restriccio­nes energética­s y cortes continuos de luz que afectan a los sectores de menos ingresos, que no pueden afrontar el gasto de contar con generadore­s de emergencia”, destacó Carlos Malamud, investigad­or principal del Real Instituto Elcano.

Si a todo esto se la suma el impacto de la pandemia sobre el turismo y la enorme caída en la entrada de divisas se explica el cambio de discurso del gobierno ante una sociedad hastiada.

Y lo que viene no será mejor, cuando todavía está en marcha el gigantesco plan de represión. “El gobierno tiene antes sí un segundo semestre complicado por el aumento de los casos de Covid-19 y porque se mantienen la escasez, la inflación y los apagones. Hasta 2022 no hay recuperaci­ón posible”, certificó Vidal, la misma semana en la que Cuba bate récords de muertes desde el inicio de la pandemia, al superar la barrera de 50 por día.

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Yamil lage/afp Compras de alimentos en La Habana tras las concesione­s del gobierno

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