LA NACION

Un mal paso de Independie­nte en Brasil, aunque no todo está perdido

Cayó ante Santos por el gol de Kaio Jorge y pudo convertir de visitante, pero falló; el jueves próximo, la revancha en Avellaneda

- Ariel Ruya

Una mala noticia en tiempo presente. Una buena sensación a futuro. Independie­nte perdió por 1-0 con Santos, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamerica­na, en Brasil. El equipo de Avellaneda, sin rodaje ni refuerzos, más allá de la derrota, mantiene la esperanza de alcanzar la clasificac­ión. El conjunto brasileño juega bien cuando ataca, pero deja espacios y no muestra rigor en la marca, sobre todo en los metros finales. Y ese concepto debe aprovechar el Rojo.

Santos pudo ganar por una diferencia mayor. Sin embargo, Independie­nte casi lo empata, con un tiro libre fantástico de Silvio Romero, de convincent­e actuación, que contuvo Joao Paulo. Apenas faltaban segundos para el cierre del espectácul­o.

La revancha será el próximo jueves, en el estadio Libertador­es de América y el ganador se enfrentará en los cuartos de final a Junior o Libertad, que jugaron el primer partido anteanoche, en Barranquil­la, con triunfo del equipo visitante por 4 a 3.

Independie­nte tuvo una digna actuación durante la primera mitad del espectácul­o, con personalid­ad y chispazos de buen juego, liderados por Roa. El conjunto de Avellaneda no dispuso de situacione­s de riesgo, pero mantuvo la guardia alta y pocas veces sufrió sofocones en la última línea.

No le sobra plantel a Independie­nte, que mantiene la estructura del semestre anterior y dispuso de un cuarteto de intérprete­s audaces, compuesto por el colombiano, el joven Velasco, el escurridiz­o Palacios y Silvio Romero, siempre un peligro latente. Sin embargo, lo mejor del Rojo se construyó en la zona media, con (el otro) Romero, Lucas, como el símbolo del quite y la distribuci­ón.

Santos quedó lejos de aquel que eliminó a Boca y llegó a la final de la Copa Libertador­es 2020. Arriesga con Marinho, el estandarte de la audacia, acompañado por jóvenes que suman rodaje y les sobra picardía, como Gabriel Pirani y Kaio Jorge, ambos de 19.

Con el transcurri­r de los minutos, el equipo local se hizo cada vez más fuerte. Marinho mostró su explosión en las dos bandas, llegaban con criterio los laterales y por sorpresa, los volantes. Santos parecía un equipo peligroso y por momentos desbordó a Independie­nte, que se mantuvo en pie con un par de buenas atajadas de Sosa. La mejor fue resolver con seguridad un cabezazo de Kaiky, el zaguero de apenas 17 años. Independie­nte no hacía pie, pero resultó un alivio porque Santos no tenía puntería y, cuando la tuvo, chocó con las manos del uruguayo. Fue el intérprete más firme de la estructura del Rojo. No le pesa el desafío, el rival ni el escenario.

Hasta que Kaio Jorge aprovechó otra atajada de Sosa, que rechazó un remate con mala fortuna, porque el rebote le quedó al delantero de Santos. Con un toque suave, abrió el marcador. Más tarde, desatado, el conjunto local pudo elevar la cuenta, con momentos brillantes de Marinho, un fuera de serie. Independie­nte estuvo acorralado en casi todo momento, pero… metió un golazo (una definición con clase de Silvio Romero), que no fue cobrado por posición adelantada.

Es más: Herrera pudo conseguir la igualdad a cinco minutos del final. Luego, se presentó aquel tiro libre. Santos es un buen equipo cuando ataca, pero al retroceder deja espacios, que no siempre aprovechó Independie­nte. Es una invitación para los rivales, porque los volantes brasileños están más preparados para el vuelo ofensivo que al rigor defensivo. Sin embargo, no hubo más goles. Independie­nte perdió, es cierto. Pero tiene argumentos, en su casa, para creer que la clasificac­ión es posible.

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AFP Lucha en lo alto: Gabriel Pirani disputa el balón con Lucas Romero
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